El hombre de Uber que tiene la llave para acordar con el gobierno

Se llama Carl Meacham, nació en Indiana pero su madre es chilena, maneja fluidamente el inglés y el español y asesoró al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos.
Hace pocas semanas, este hombre de 44 años asumió la representación de Uber en la región y, según dicen quienes han hablado con él, llegó a Uruguay para cambiarle la cara a la empresa de servicios de transporte.

Meacham se reunió esta semana con el presidente de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados, Felipe Carballo (lista 711) y con el legislador colorado Adrián Peña y ante los dos se excusó por la manera en la que Uber irrumpió en Uruguay, "No fue la mejor forma", dijo Meachan aludiendo a que la firma comenzó a funcionar sin pedir permiso y apelando a su política internacional de "hechos consumados". "Nosotros queremos generar confianza", agregó Meachan quien estuvo acompañado por el representante de la empresa de comunicaciones Improfit, Enrique Rivero.

El funcionario quiere "revertir" la imagen que la empresa que representa ha dejado en buena parte del espectro político uruguayo que la acusa de llevarse puestas las normas que reglan su actividad.
Incluso, Meacham no descartó aceptar una propuesta que le realizó el diputado Carballo: dejar de funcionar durante unas semanas para, entre tanto, negociar la normas que reglamentarán su futuro funcionamiento.

"Sería una señal política muy importante", les dijo Carballo el miércoles 17.
En el lugar que hoy ocupa Meacham estuvo hasta hace poco tiempo el colombiano Gonzalo Araújo quien a principios de noviembre se reunió con el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, para explicarle el plan de negocios de Uber.

Diez días después de ese encuentro, Uber empezó a funcionar imprevistamente y las negociaciones quedaron congeladas. Aráujo pasó a representar a la empresa en la zona andina del continente.
El diputado colorado Adrian Peña estuvo reunido el lunes 15 con Meachen y la presencia del norteamericano le causó buena impresión. "Vi una actitud diferente, otra apertura. Yo le dije que no me parecía bien que se hayan metido de prepo en el mercado y reconocieron que esa no fue la mejor manera de hacer las cosas", dijo Peña a El Observador.

La gente de Uber se reunió con Peña porque éste presentó un proyecto de ley para regular su funcionamiento. En tanto, el frenteamplista Carballo promueve la prohibición del funcionamiento de esta aplicación durante un año hasta que se redacte algún tipo de regulación.

Otra comisión.
Ayer, el Congreso de Intendentes resolvió crear una comisión para analizar cómo hacen para detener el avance de Uber. Incluso no descartan aplicar un bloqueo tecnológico (ver página 2).
El intendente de Canelones, Yamandú Orsi (Frente Amplio), aludió a los cambios realizados en la representación de Uber y a la necesidad de que cambien sus prácticas.

"Que dejen de funcionar y después empezamos a hablar. Que se establezca primero la más mínima formalidad. Conmigo perdieron seriedad; si ahora vienen otros... hay que sentarse a dialogar. Pero que paguen impuestos, de arriba no pueden funcionar. De esa no me bajo", dijo Orsi ayer en El Observador Tv.

El intendente canario consideró que la principal diferencia con Uber es "de estilo y de forma". "No me gusta la palabra prohibir. Quizás las reglas de juego para taxis y remises sean muy estrictas y se pueden discutir otras reglas. Pero no me gusta que me lleven a los ponchazos", afirmó.
El camino que estudia Uber se parece mucho al que eligió recorrer la compañía estadounidense Airbnb –plataforma digital que conecta a personas interesadas en alquilar casas o apartamentos- cuyos representantes se mostraron dispuestos a realizar los tributos necesarios para que el gobierno habilite su funcionamiento formal.

Airbnb fue cuestionada desde el sector hotelero, que la acusó de no jugar con las mismas reglas.
Al igual que con Uber, en esa área es preciso definir qué impuestos debe pagar Airbnb y cómo recaudar esos tributos.