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Uber a prepo dispara cambios a prepo en el transporte

A raíz de la polémica con la empresa estadounidense, la IMM y los dueños de las empresas de transporte reconocieron la necesidad de cambios en el servicio
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19 de febrero de 2016 a las 15:03

Cuando las alternativas son pocas, al usuario no le queda otra que conformarse con el servicio que se le brinda. "Es lo que hay, valor". Pero desde que Uber resolvió patear el tablero y meterse a prepo en el mercado local, a ese lema parece que le queda corta vida.

La empresa estadounidense sabe bien cómo llegar a un mercado, aunque formalmente ignore reglamentos y jerarcas: sin pedir permiso y ganando la confianza de los consumidores. Y su estrategia- exitosa aunque no libre de polémicas y protestas en varias ciudades del mundo- también dio sus frutos en Montevideo.

Según una encuesta realizada por la consultora Cifra, publicada este jueves por el semanario Búsqueda, el 37% de los montevideanos opina que el servicio ofrecido por Uber es mejor o mucho mejor que el de los taxis. Además el 79% dijo que está de acuerdo con que la compañía debería tener la autorización de la Intendencia para funcionar. Eso a pesar de que aún la flota es pequeña

Pero la gran batalla que dio Uber no fue sólo ofrecerle a los consumidores montevideanos la alternativa de otro medio de transporte, sino el hecho de que las autoridades municipales, las patronales y los dueños de empresas de trasporte colectivo reconocieran –aunque no sin un cierto letargo- la falta que hacía un cambio en el servicio vetusto que recibimos los usuarios.

En la última reunión que mantuvieron los jerarcas de la intendencia capitalina, donde también estuvo el intendente Daniel Martínez, se cambió el foco de la problemática: ahora hay que darle un mejor servicio a la población.

¿Hacía falta que llegara Uber a Montevideo para que se dieran cuenta de la falta de mantenimiento de los taxis y de lo vetusto de algunas unidades (pueden tener hasta 15 años, legalmente), de la escasa higiene de algunos móviles o de que los usuarios viajan como ganado en los ómnibus capitalinos?

Que ahora la intendencia haga un tirón de orejas a la patronal del taxi pidiendo que mejore el servicio solo demuestra la falta de voluntad política que existía antes de la llegada de Uber para darle a los montevideanos un servicio digno. Demuestra además, la falta de visión empresarial, en algunos casos. El presidente de Cutcsa, Juan Salgado, dijo esta semana en Diamante FM: "Uber aparece y lo que hay que hacer es estar atentos, mejorar el servicio. Nos imaginábamos que iba a pasar, pero como pasó, ahora estamos dispuestos a crear un buen servicio". Repita conmigo: "ahora estamos dispuestos a crear un buen servicio". Por años los usuarios pedimos mejor servicio. ¿Gracias Uber por mejorar los ómnibus y, eventualmente los taxis?

La interrogante ahora es si estos cambios se podrán concretar en el corto plazo de manera éxitos o al menos eficiente. Eso espero, aunque la patronal y algunos taxistas invierten más tiempo y voluntad en mantener un fuego cruzado con los choferes de Uber que en mejorar sus coches y el servicio que ofrecen. Otra gran incógnita es si la IMM controlará de forma eficiente que las transformaciones se cumplan.

Ahora se anuncia la modificación de la ordenanza municipal que regula el servicio de taxímetro y se reconoce que muchos de los problemas del taxi tienen que ver "con aspectos regulatorios que la propia intendencia no ha actualizado". Como ejemplo, el propio director de Transporte de la comuna, Máximo Oleaurre, dijo que "es un disparate" que la normativa actual permita que un auto circule como taxi con hasta 15 años de antigüedad. Incluso si el patrón y los conductores de un taxi de 15 años de antigüedad fueran los más prolijos del mundo, está claro que un vehículo de una década y media atrás no reúne las condiciones de seguridad necesarias en el transporte público.

Ahora también se buscará mejorar la limpieza de las unidades, el cuidado en general del habitáculo y los asientos y que el cinturón de seguridad funcione, todos puntos obligatorios según la reglamentación municipal pero poco respetados y menos aún controlados.

Al escuchar estas declaraciones, el usuario no puede menos que sentirse ignorado por autoridades y empresarios que, a sabiendas de lo malo que era el servicio que ofrecían, no hicieron mucho por mejorarlo. Al final, ¿habrá que pensar que los modos "a prepo" son más efectivos que los legales? Por el bien del sistema democrático y de la credibilidad de las instituciones, ojalá no sea así.

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