Los agricultores necesitan financiamiento y mayores incentivos económicos para profundizar las buenas prácticas y ser más resilientes, se advirtió en la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que representa la voz del sector en la COP 29.
El pabellón alberga a los más importantes actores de la producción agroalimentaria del continente.
Cerrar las brechas de financiamiento
“Cerrando las brechas de financiamiento para acelerar la implementación de sistemas agroalimentarios climáticamente inteligentes”, fue el título de un panel en el que se exploraron estrategias para reorientar y escalar flujos financieros.
Se debatió sobre mecanismos como la ampliación de capacidades para bancos multilaterales de desarrollo, la optimización de presupuestos públicos y la disponibilidad de capital privado para pequeños productores y comunidades vulnerables.
La discusión también hizo foco en la necesidad de alinear la transformación de los sistemas agroalimentarios nacionales y los compromisos climáticos para facilitar el financiamiento sostenible de los objetivos del Acuerdo de París. Los participantes incluyeron líderes de instituciones financieras y ministros de Agricultura.
“Se trata de mejorar la ambición climática y potenciar la acción. Generamos la discusión sobre cómo superar las barreras y cómo potenciar el papel de los organismos multilaterales de financiamiento y de los gobiernos, de manera que los presupuestos públicos favorezcan la transformación de los sistemas agroalimentarios”, dijo Manuel Otero, Director General del IICA, quien abrió la conversación.
“Los agricultores están listos y comprometidos para ser protagonistas de una nueva era. Pero esto será costoso. Necesitamos dinero para adaptarnos a la realidad que impone el clima. Los agricultores necesitan nuevos ingresos, por ejemplo, de los mercados de carbono”, agregó.
Los agricultores y el Acuerdo de París
Franz Tattenbach, ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, subrayó también que el verdadero desafío es generar incentivos para que los agricultores se comprometan aún más con los objetivos trazados por los gobiernos del mundo a través del Acuerdo de París.
“Nuestro foco tiene que ser la adaptación al cambio climático. Y los agricultores en Costa Rica se han portado muy bien, porque han evitado la deforestación en nuestro país. De ninguna manera podemos acusarlos de hacer las cosas mal. Hoy hay mucho interés en Costa Rica en seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero el desafío son los incentivos. No veo que los precios actuales que existen en los mercados voluntarios de carbono, vayan a mover la aguja de los modos de producción”, señaló.
El INIA y la realidad en Uruguay
Gonzalo Becoña, experto en temas ambientales del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay, señaló que un problema es que la mayor parte del financiamiento climático disponible en el mundo es para mitigación en vez de adaptación.
“En nuestros países el mayor problema es la adaptación. Necesitamos ser resilientes para seguir produciendo y hoy es muy difícil acceder a fondos. Por eso en Uruguay empezamos en los últimos años a desarrollar nuevos instrumentos para captar fondos”, contó.
Becoña apuntó que es clave que los países del Sur global desarrollen sistemas de información para rendir cuentas de los resultados de los proyectos climáticos financiados internacionalmente. “Si queremos financiamiento necesitamos estar preparados institucionalmente y con acuerdos al interior del país”, advirtió.
Verónica Ruiz, jefa del Departamento de Formulación de Proyectos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), expresó el compromiso de esa institución financiera con la acción climática.
“Promovemos -informó- proyectos sostenibles, que construyan resiliencia y reduzcan las emisiones. Todavía en muchos países faltan sistemas para medir el verdadero impacto de los programas de conservación de bosques o de manejo de residuos. Por eso hemos desarrollado bonos especiales para fortalecer las capacidades del sector agrícola, ya que estamos comprometidos con la productividad agrícola y la resiliencia climática”.