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24 de octubre 2024 - 11:59hs

El acto en el que se concretó el reconocimiento contó con la presencia del Director General del organismo especializado en desarrollo agrícola y rural, Manuel Otero, y el ex rector de la Universidad EARTH, José Zaglul.

Iniciativa emblemática en Ecuador

Con una trayectoria de más de 25 años dedicada a la sostenibilidad, Manrique fue uno de los actores más importantes del mayor canje de deuda por naturaleza realizado en el mundo, cuando era canciller.

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Esa iniciativa le permitió a Ecuador destinar recursos para la conservación marina a largo plazo en las Islas Galápagos, con el fin de promover una mayor sostenibilidad y mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos.

“Estamos ante un verdadero líder que reúne y sintetiza a un emprendedor, a un empresario, a un dirigente político que plantea con mucha lucidez que la biodiversidad es nuestro principal capital y que debemos utilizarlo en favor de modelos de agricultura mucho más sostenibles y resilientes”, dijo Manuel Otero en el acto de reconocimiento.

“Esta designación es un claro ejemplo de cómo la Universidad EARTH contribuye a la formación de la nueva generación de recursos humanos que hace falta en nuestro continente para fortalecer nuestro perfil como garante de la seguridad alimentaria y de la sostenibilidad ambiental”, agregó.

José Zaglul, un respetado académico y mentor de Manrique, destacó “que Gustavo Manrique representa el caso de un discípulo que supera al maestro y que, con una visión tan innovadora de la agricultura, fortalece el concepto de una agricultura al servicio de la paz”.

"Un inmenso honor"

Al recibir el diploma que lo acredita como Embajador de Buena Voluntad del IICA de manos del Director General, Manrique calificó la distinción como “un inmenso honor” y habló de que hoy la humanidad está ante una triple crisis planetaria. Sus elementos son la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el cambio climático, tres desafíos interrelacionados que se retroalimentan mutuamente, poniendo en riesgo el equilibrio del planeta y nuestra propia supervivencia.

“En realidad –dijo- el planeta no está en riesgo; es la especie humana la que está en riesgo. Si el planeta desaparece, el ser humano desaparece, pero si el ser humano desaparece, el planeta reverdece. Ya lo vimos durante la pandemia. Es urgente tomar medidas para abordar esta crisis y lograr un equilibrio entre el desarrollo humano y la protección ambiental”.

El modelo de canje de deuda por naturaleza –que permite a los países en desarrollo reducir un severo condicionamiento a sus economías a cambio de conservar ecosistemas en beneficio de todo el planeta- marcó un camino que puede ser seguido en la región y en el mundo.

“El Producto Interno Bruto (PIB) tradicionalmente ha sido utilizado como el principal indicador de éxito económico de un país, pero este enfoque ignora los costos ambientales y sociales asociados con el crecimiento. Bajo esta métrica, un país es considerado más exitoso cuanto mayor sea su capacidad de producir y consumir, sin tener en cuenta los daños irreparables que se generan en los ecosistemas y en la salud humana. Este modelo ha incentivado la sobreexplotación de los recursos naturales, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad, contaminación y cambio climático”, agregó.

Los embajadores de Buena Voluntad del IICA comparten el compromiso con el trabajo del Instituto para alcanzar un desarrollo sostenible y equitativo.

También, asumen el desafío de unirse a causas que buscan aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la seguridad alimentaria y nutricional y trabajan por el desarrollo a través de proyectos relacionados con la bioeconomía, las relaciones de género y juventud y la producción responsable, todos temas clave en la agenda del IICA.

En ese sentido, Manrique se comprometió a representar al IICA “en toda la extensión de su causa” y consideró que el Instituto desempeña un rol crucial en el desarrollo agrícola y rural de América Latina y el Caribe.

Modelo replicable

El ejemplo del Ecuador con el canje es especialmente útil para los países de América Latina y el Caribe, que tienen servicios ecosistémicos para restaurar o cuidar y que son patrimonio de la humanidad.

En el caso concreto impulsado por Manrique, Ecuador creó un área marina protegida en las Galápagos y su deuda soberana fue reducida en más de 1.100 millones de dólares, lo que benefició a 18 millones de ecuatorianos. Además hubo una donación de más de 450 millones de dólares a lo largo de 18 años, a ser destinados a la conservación de las Islas Galápagos en un mecanismo a perpetuidad. Así el monto total, de 1.659 millones de dólares, fue el más grande del mundo para un canje de deuda por naturaleza.

“Las nuevas credenciales de América Latina y el Caribe no están basadas en una economía carbonizada, sino en nuestra biodiversidad, en nuestra cultura, agricultura y energía renovable. Este es nuestro gran desafío y nuestra oportunidad: que el mundo reconozca y pague lo que América Latina y el Caribe proveen. Juntos, podemos liderar una transición hacia una economía que beneficie a nuestro planeta y a nuestras comunidades”, dijo Manrique al recibir su diploma.

“Es el momento –afirmó- de unirnos como región, de aprovechar nuestra capacidad de decisión y de poner en marcha un cambio real”.

De profesión ingeniero agrónomo, Manrique fue canciller en 2023 y previamente, durante dos años, fue ministro de Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Con una sólida carrera profesional en empresas agrícolas y socioambientales, ha participado en asesorías de más de 2000 proyectos ambientales.

El nuevo Embajador de Buena Voluntad del IICA ha sido, además, uno de los fundadores del Premio Latinoamérica Verde, que reconoce proyectos ambientales, con la misión de fortalecerlos e impulsar su continuidad en el tiempo. El IICA es uno de los aliados estratégicos de la iniciativa, que se propone a apoyar a proyectos vinculados, entre otras actividades a la agricultura o al turismo sostenible, que suelen fracasar en los primeros dos años por falta de planificación estratégica, de contactos y de recursos económicos,

El Premio ha tenido, en diez años, 71.000 proyectos inscriptos y el 71% de ellos consiguió mantenerse en pie, en beneficio del planeta.

Manrique fue él mismo finalista en 2018 del Premio "The Catalyst", que reconoce la innovación y la excelencia, y fue considerado en el 2020 uno de los 100 líderes más influyentes en cambio climático de América Latina. También fue designado por el Foro Económico Mundial como Champion for Nature.

Embajadores de Buena Voluntad

  • Enrique Iglesias (Ex Secretario General Iberoamericano y ex Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, BID).
  • Maris Llorens (Empresaria ganadera y filántropa).
  • Keithlin Caroo (Fundadora y Directora Ejecutiva de Helen’s Daughters).
  • Hipólito Mejía Domínguez (Ex Presidente de República Dominicana).
  • Rattan Lal (Premio Mundial de Alimentación 2020).
  • Michael Kremer (Premio Nobel de Economía 2019).
  • Hugo Sigman (Médico psiquiatra y empresario argentino, fundador del Grupo Insud).
  • Beatriz Paredes (Senadora mexicana).
  • Jens Mesa Dishington (Economista agrícola y modernizador del sector agropecuario de Colombia).
  • Susana Balbo (primera mujer enóloga de Argentina, desde 1999 dirige su propia bodega, Susana Balbo Wines).
  • Dennis McClung (Fundador, Presidente y Director Ejecutivo de Garden Pool).
  • Cynthia Rosenzweig (científica de referencia global para entender la relación entre agricultura y cambio climático).
  • Joachim von Braun (profesor de Economía y Cambio Tecnológico en la Universidad de Bonn, Alemania).

También fue embajador de Buena Voluntad del IICA el Premio Mundial de Alimentación 2006, Alysson Paolinelli, ex ministro de Agricultura de Brasil, fallecido el año pasado.

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