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25 de marzo 2025 - 5:00hs

Reconocimiento del IICA

Su nombre se sumó a la lista de personalidades distinguidas como "Líderes de la Ruralidad de las Américas” por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

El último caso de referentes uruguayos que obtuvieron ese reconocimiento fue el de Rosina Rodríguez.

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Bertonatti es un conservacionista apasionado, pero también un experto en museología, management ambiental y jardines botánicos históricos. Investigador del Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Universidad Maimónides y asesor científico de la Fundación Azara, Claudio no le escapa a la polémica cuando se presenta la oportunidad.

La verdad de las dietas veganas

Este naturalista causó un verdadero terremoto en su país en marzo de 2016 cuando declaró que "es erróneo creer que con una dieta vegana no se mata a ningún animal". Hablando con un periódico de Buenos Aires, explicó que una dieta vegetariana o vegana exige la intensificación de cultivos, "en general, de enormes superficies".

"Y para desarrollar un cultivo hay que desplazar el ambiente natural que ocupa ese territorio, ambientes o ecosistemas silvestres" donde "vive una enorme diversidad y cantidad de animales -señaló en aquella oportunidad-. Modificar o alterar ese ambiente se traduce en la muerte de miles de animales".

Sin dudas, la mirada de Claudio es abarcadora y, cuando se necesita, también afilada, en especial cuando se trata de acercar detalles sobre la vida en el campo y en la naturaleza. "La mayoría de las personas a nivel mundial, más del 50 por ciento -dice ahora el investigador-, vivimos en ciudades, en poblados, alejados de los paisajes naturales, silvestres o rurales".

Esa distancia, enfatiza, "no es solamente física o geográfica: es un alejamiento también intelectual, emocional y racional que tiene muchas desventajas, porque esa urbanidad desconoce los valores de la ruralidad, desconoce las funciones que, por ejemplo, desarrollan los ecosistemas silvestres a través de la provisión de los bienes o servicios de los que dependemos todos para vivir".

Para Bertonatti, ese aislamiento lleva a que muchos de los habitantes urbanos del planeta "no nos consideremos parte de la naturaleza, o que creamos que los espacios silvestres o salvajes o rurales son una cosa y nosotros otra, como si no hubiéramos sido parte de un proceso evolutivo común a todas las demás formas de vida".

"Mi trabajo -cuenta Claudio- consiste en rastrear esos espacios, esos paisajes, y estudiarlos, tanto desde detrás del escritorio como en el terreno, para conocer mejor no solo la naturaleza y la biodiversidad sino también la cultura local". Pero el paisaje, advierte, "no es solamente naturaleza: es naturaleza y cultura, una cultura que la urbanidad suele desconocer", desde las tradiciones y los oficios a las comidas típicas y las formas de trabajo.

Cuando concluye esos trabajos que combinan gabinete y trabajo en el terreno, Bertonatti brinda clases para "compartir lo que me enseñó la gente del campo, personas que tal vez no saben leer ni escribir bien, pero tienen un doctorado en lo que llamaría la universidad del campo, gente que a lo largo de su vida fue reuniendo conocimientos que se transmiten de generación en generación y que muchas veces no se ven, o no se valoran, en el ámbito académico".

"A veces -medita Claudio-, el hombre rural piensa que es pobre porque le escasea la materialidad, pero si se revisa todo lo que tienen se puede ver que son ricos, con una riqueza que no es tasable económicamente".

Si se le pregunta qué significan la biodiversidad, los paisajes rurales o los saberes tradicionales, el naturalista asegura que constituyen "nada más y nada menos que la identidad de los pueblos". Y esa identidad, afirma, se puede traducir en "buenas prácticas para la agricultura o la ganadería" de la mano de "comunidades locales que son las principales aliadas y protagonistas" en el frente de la conservación de los paisajes a menudo amenazados cuando "la globalización y la urbanidad impone sus criterios".

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Claudio afirma que es necesario trabajar desde las escuelas, desde los hogares, desde la producción, mostrando cuáles son las ventajas de consumir los productos locales, los de estación y los orgánicos.

Claudio afirma que es necesario trabajar desde las escuelas, desde los hogares, desde la producción, mostrando cuáles son las ventajas de consumir los productos locales, los de estación y los orgánicos.

El papel clave de los productores rurales

Los productores, insiste y resume, "pueden reforzar las buenas prácticas para que nos vaya mejor a todos". Un campo, señala Claudio, "no rinde en todos sus metros cuadrados o hectáreas por igual, hay franjas que tienen menor rendimiento", por lo que "dejar esas franjas para que vuelva a crecer la flora silvestre" es una buena idea que genera "muchos beneficios, comenzando por el de concentrar y volver a tener a los polinizadores, sin los cuales no tenemos cultivos".

Si se producen una o pocas especies, "a menudo florecen todas al mismo tiempo", una situación que "requiere un trabajo multitudinario de polinizadores: y si no dejamos franjas de flora nativa y fumigamos, obviamente asistimos a la continua crisis de la población mundial" de abejas e insectos similares.

Después de recordar que hay criadores de abejas que "obtienen más beneficios alquilando panales" para promover la polinización que produciendo miel, Bertonatti subraya que la baja apreciación del campo y los paisajes verdes provoca que tampoco se valoren fenómenos básicos como la producción de oxígeno y la provisión de agua potable.

En ese sentido, el museólogo y docente sostiene que el trabajo de los productores rurales "es clave no solo para generar buenas prácticas" como el cultivo de especies autóctonas o el abastecimiento primario y el conocimiento de los mercados locales, sino también "para mostrar sus ventajas".

Claudio afirma que es necesario "trabajar desde las escuelas, desde los hogares, desde la producción, mostrando cuáles son las ventajas de consumir los productos locales, los de estación, los orgánicos, contrastando con la verdad de lo que no es orgánico, lo que es distante y tiene un impacto ambiental tremendo".

"Hay gente que dice: 'yo solo consumo frutas y verduras, todo de origen vegetal', y está comiendo kiwis que vienen de Nueva Zelanda y no computa el impacto en el cambio climático, la huella de carbono". Por eso, propone, "tenemos que elegir como consumidores los productos que tengan más cercanía, más estacionalidad, menos capricho, menos subsidio, fertilizantes sintéticos o químicos".

"De esa forma no solamente vamos a contribuir a bajar la contaminación atmosférica, química, del agua y de los suelos, sino que también vamos a estar más saludables, física y mentalmente", resalta Bertonatti.

La ruralidad, prosigue, puede ayudar al planeta a "comprender de dónde vienen nuestros alimentos, de dónde vienen nuestras medicinas, las plantas de uso industrial, y cómo podemos trabajar para entender y valorar las buenas prácticas".

En esta lucha, dice, ya "hay mucha gente buena que está trabajando de manera silenciosa, sin cámaras, sin acceso a ningún tipo de medios, como ese agricultor que se ocupa de la tierra con cuidado, generando el menor laboreo posible, seleccionando sus semillas locales -que demostraron tener más resistencia y eficiencia que otras producidas lejanamente-, tratando de convencer a su comunidad local de las bondades de la producción orgánica, de la rotación de cultivos o de generar cultivos mixtos, con árboles y arbustos que protegen el suelo, que le aportan nuevos nutrientes y hacen bajar la carga de uso de fertilizantes sintéticos y cosechando productos que terminan siendo más sanos".

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El naturalista expresó su admiración por ese productor que apuesta a la ganadería de campo, que respeta la capacidad de carga de su terreno, porque ese productor está haciendo conservación, incluso del suelo.

El naturalista expresó su admiración por ese productor que apuesta a la ganadería de campo, que respeta la capacidad de carga de su terreno, porque ese productor está haciendo conservación, incluso del suelo.

Suelo: el recurso madre

Por otra parte, el naturalista expresó su admiración por "ese productor que apuesta a la ganadería de campo, que respeta la capacidad de carga de su terreno", porque "ese productor está haciendo conservación, incluso del suelo, que es el recurso madre que sostiene todo lo demás".

Siempre un poco polémico, Claudio afirma que a menudo "nos conmueven las campañas para salvar al jaguar, las ballenas o los delfines. ¿Pero cuándo hablamos del suelo? Prácticamente no despierta emotividad alguna".

Y eso, asegura, "se resuelve solamente compartiendo el conocimiento a través de una educación que no sea dentro de cuatro paredes sino fuera del aula, que nos lleve a meter la mano en la tierra, a tomar una pala y sacar un poco y ver que el suelo no es solamente minerales, que hay organismos vivos que están trabajando, todos los días de su existencia, para que ese suelo sea fértil y podamos comer".

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