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29 de enero 2025 - 14:17hs

Cultivos en 2,250 millones de hectáreas

En la campaña agrícola finalizada en junio de 2024 el área sembrada fue similar a la de la zafra anterior, con 2.250.000 hectáreas, pero con variaciones respecto de la composición por cultivos: aumentaron su área la soja y el maíz, mientras que descendieron las superficies de trigo, cebada, arroz y colza (que cayó más de 60%).

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Por su parte, con mejores condiciones climáticas los rendimientos de la agricultura se recuperaron y en la última campaña tuvieron el siguiente desempeño comparado con las dos zafras anteriores y con la media de la última década.

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Como se observa, los cultivos de soja y maíz habían tenido caídas excepcionales de producción en la zafra anterior, mientras que en la campaña 2023-24 se registró una recuperación de rendimientos, con efecto en la producción obtenida y en el producto agropecuario.

Las toneladas producidas en la última campaña crecieron 73% -luego de una caída de 33% en el ciclo anterior- y se situaron por encima de los niveles de la zafra 2021-22.

Este desempeño productivo de la agricultura fue determinante para el aumento del producto bruto del agro, que creció 11% en los primeros nueve meses del año, con un incremento esperado de casi 10% para todo 2024, de acuerdo con estimaciones de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA).

Contexto económico: precios, ingresos y rentabilidad

Los mercados internacionales de productos agrícolas en el 2024, en general, estuvieron caracterizados por un ciclo de precios no favorable, se indicó en el trabajo de los profesionales de Carle & Andrioli.

El índice de precios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de los cereales finalizó el año con una caída de 9%, mientras que el promedio del año fue 13% inferior a la media de 2023.

Los precios agrícolas se comportaron en sentido contrario que los de la pecuaria, que se sitúan por encima del cierre de 2023.

Para los productos agrícolas relevantes para Uruguay, el precio de la soja a diciembre cayó 25% respecto de hace un año, mientras que para el trigo la baja fue de 13% y para el arroz 18% (que había finalizado 2023 en niveles máximos).

Por su parte si consideramos los precios promedio del año se observa una caída global de 15% de los precios agrícolas, con un descenso mayor a 20% para soja y trigo y con leve aumento para la media anual del arroz.

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No obstante, el descenso de precios, los ingresos de los productores y las exportaciones agrícolas aumentaron en el año en virtud de la recuperación productiva.

En 2024 los valores exportados de los productos agrícolas registraron un incremento de 45%, luego de haber caído 48% en el año anterior (debido a los efectos de la sequía) y se mantuvieron por debajo de 2022.

En particular, las exportaciones en valores de la soja subieron en el año un 192%, a pesar de una caída de precios.

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Con mayores ingresos, los productores mejoraron su rentabilidad en relación con una campaña anterior adversa.

Según información de la Federación Uruguaya de Grupos CREA (FUCREA), en la zafra 2023/24 las empresas agrícola-ganaderas tuvieron mejores resultados operativos respecto del año anterior, pero se ubicaron más de 10% por debajo de la media de la última década.

El único subsector que alcanzó una rentabilidad mayor a la media de la década fue el arrocero, por los precios favorables de la úlma zafra.

Si bien en el último año bajaron los costos de fertilizantes y combustibles (25% y 10%, respecvamente), en general su descenso no logra cubrir la caída de precios.

Los valores actuales de los productos agrícolas plantean desafíos para algunos cultivos como la soja, que finaliza el año con un precio 20% menor y requiere de elevados rendimientos para alcanzar el punto de equilibrio económico.

El entorno económico de la última zafra estuvo dado por un descenso promedio de la cozación del dólar de 2%.

El aumento del tipo de cambio del último trimestre de 2024 llevó a 13% el incremento del año y brinda un mejor punto de partida para los costos de producción agrícola en dólares de 2025.

Otros factores relevantes: financiamiento e incentivos

Dados los altos valores de la maquinaria agrícola, los agricultores requieren de créditos e incentivos para el repago de la inversión.

En general, las empresas agropecuarias de mayor dimensión cuentan con acceso a financiamiento de instituciones bancarias para sus proyectos de inversión, e incluso, en el escenario climático adverso de 2023, los bancos mantuvieron la oferta de crédito para capital de trabajo e inversiones.

Al terminar 2024, los préstamos bancarios al sector se sitúan en valores máximos en dólares corrientes.

De acuerdo con la última información disponible del Banco Central del Uruguay (BCU) a noviembre son de U$S 3.770 millones, por lo que se registró en los últimos 12meses un aumento del crédito bancario global al agro de 10%.

En los últimos cinco años los préstamos al sector aumentaron 57%. Esto determina que el indicador deuda bancaria/producto del agro presente una trayectoria creciente y se sitúe en casi 80% al cerrar el año, superior al 70% del año anterior.

En particular, los préstamos a la agricultura crecieron 17% en el úlmo año. Los préstamos relacionados con la actividad agrícola representan el 34% de los créditos totales al agro: agrícola- ganadero 20%, oleaginosos 5%, arroz 4%, trigo 2% y otros cultivos 3%.

Por su parte, ganadería representa 31%, silvicultura 15 % y lechería 6%.

El cumplimiento global del servicio de deudas es adecuado. Al final de 2024, la tasa de morosidad del sector agropecuario recupera sus niveles y se ubica en 1,1%, inferior al 2% del año anterior, caracterizado por las dificultades financieras determinadas por factores climáticos.

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Por su parte, siempre con base en el trabajo de Carle & Andrioli, por los altos desembolsos financieros que representa la inversión agrícola, los productores de menor tamaño tienen dificultades para acceder a financiamiento.

Una de las posibilidades para los pequeños y medianos productores es el sistema de garantía Sistema Nacional de Garantías para Empresas (SIGA) para respaldar operaciones desnadas a capital de trabajo o inversión.

También en el marco del Plan de Agricultura Familiar, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) han desarrollado un crédito para micro y pequeños productores, con destino a inversiones con impacto positivo en el medio ambiente.

Como indicamos, otro de los factores que pueden posibilitar la implementación de inversiones productivas son los incentivos impositivos.

Los productores agropecuarios que tributen Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE) y planifiquen inversiones en equipos agrícolas y de riego, tienen la posibilidad de utilizar el beneficio de la promoción de inversiones.

Para lograr estos incentivos que mejoran el retorno de la inversión, pueden elegir alguno de los indicadores sectoriales establecidos por la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (COMAP) como inversión en adaptación al cambio climáco (gestión del agua, montes de abrigo y sombra, alambrados o terrazas), en encalado de suelos y en energía de fuentes renovables, o la obtención de certificaciones en buenas prácticas agrícolas o en producciones sostenibles, entre otros.

Temas:

campaña agrícola Agro Cultivos Financiamiento

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