La inteligencia artificial (IA) transforma la recaudación de impuestos. En Suiza, las autoridades fiscales utilizan sistemas basados en IA para procesar declaraciones de impuestos de manera automatizada, así agilizan los trámites y reducen la carga de trabajo de los empleados públicos. Esta tecnología aumenta la recaudación, detecta errores y evasiones que antes pasaban desapercibidos.
El sistema funciona de manera simple pero poderosa. La IA revisa todas las declaraciones de impuestos de los contribuyentes, compara la información con datos de años anteriores, patrones de ingresos y gastos, e incluso con bases de datos externas. Si todo parece en orden, la declaración se aprueba automáticamente sin intervención humana. Sin embargo, si detecta irregularidades -por ejemplo, ingresos sospechosamente bajos en comparación con gastos elevados o deducciones que parecen exageradas- el sistema marca la declaración para que sea revisada por un inspector de impuestos. Esto reduce el tiempo que los funcionarios dedican a analizar cada caso manualmente y les permite concentrarse en los que requieren atención.
El impacto de esta tecnología no se limita a Suiza. En países con sistemas tributarios complejos y altos niveles de evasión fiscal, la IA representa un cambio radical. Tomemos como ejemplo a países como Italia o Argentina, donde históricamente hay dificultades para controlar la evasión. Implementando IA en la fiscalidad, es posible analizar millones de declaraciones en segundos, identificar inconsistencias de manera precisa y reducir la evasión fiscal sin necesidad de contratar más inspectores.
En Estados Unidos, la Agencia Tributaria (IRS) ya prueba herramientas de IA para detectar fraudes en las declaraciones de impuestos y reducir la brecha fiscal. Se estima que el país pierde cientos de miles de millones de dólares al año debido a la evasión, y un sistema automatizado podría recuperar una parte significativa de ese dinero.
El impacto potencial de la IA en la recaudación global es enorme. Según estimaciones, si todos los países desarrollados aplicaran estas tecnologías, aumentarían su recaudación fiscal en al menos un 5% anual. En economías emergentes con altos niveles de informalidad, este porcentaje es mayor. Para ponerlo en perspectiva, si países como Brasil o México mejoraran su eficiencia en la fiscalidad con IA, recaudarán decenas de miles de millones de dólares adicionales cada año, fondos que podrían destinarse a educación, infraestructura o salud.
Sin embargo, el uso de IA en los impuestos no está exento de desafíos. Un sistema automatizado que cometa errores afectará a miles de personas simultáneamente, generando cobros indebidos o retrasos en reembolsos. Además, la falta de transparencia en el funcionamiento de los algoritmos podría generar desconfianza entre los contribuyentes.
A pesar de estos retos, la tendencia es clara: la automatización en la administración tributaria es el futuro. Con el avance de la IA, el sueño de un sistema impositivo más justo, eficiente y donde la evasión se dificulta.
Las cosas como son
Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.