El Gobierno confirmó que se encuentra en proceso de modificación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el instrumento oficial que mide mensualmente la inflación. Así lo reveló el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en su informe anual ante el Congreso, al responder las consultas formuladas por diputados nacionales. “El Ministerio de Economía informa que el INDEC finalizó en el mes de marzo de 2025 todos los desarrollos técnicos y metodológicos del nuevo IPC, así como también las consultas y testeos técnicos del nuevo índice para su implementación”, indicó Francos.
Será la primera actualización metodológica desde que el IPC fue restablecido en 2016 durante la gestión de Mauricio Macri, luego de varios años en los que se discontinuó la publicación de datos considerados confiables por la comunidad estadística. Desde fines de 2019, el organismo es dirigido por Marco Lavagna, quien ya había anticipado en entrevistas radiales que el nuevo esquema estaba en desarrollo.
Actualmente, el INDEC se encuentra “a la espera de los avales institucionales para realizar la campaña de sensibilización y alfabetización del nuevo IPC”, según se consignó en la información oficial. Para su lanzamiento, el instituto necesita la aprobación final del Ministerio de Economía, al que está jerárquicamente subordinado. Si bien en 2024 se esperaba implementarlo en el segundo semestre, el contexto económico post-devaluación obligó a revisar el calendario para evitar aplicar los cambios en medio de alta volatilidad macroeconómica.
Qué cambia en el nuevo IPC
El cambio más relevante es que se abandonará la base de consumo construida con la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2004/2005, utilizada hasta hoy, y se reemplazará por los patrones surgidos de la ENGHo 2017/2018, una actualización que incorpora transformaciones sociales y tecnológicas de los últimos 20 años. La nueva estructura refleja consumos actuales, como servicios digitales, conectividad y transporte urbano con tarjeta SUBE.
Entre las modificaciones más significativas se encuentra el aumento del peso de los servicios públicos y privados en la canasta. Según las nuevas ponderaciones, vivienda y servicios pasarán del 9,44% al 14,5%, mientras que transporte crecerá del 11% al 14,3%. En tanto, comunicación —que incluye telefonía e internet— duplicará su incidencia, de 2,83% a 5,2%.
Por otro lado, el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas disminuirá del 26,96% al 22,7%, y salud caerá del 8,03% al 6,4%. También habrá una reducción en la ponderación de indumentaria, en línea con su menor peso en el consumo mensual promedio de los hogares.
La estructura metodológica seguirá utilizando la fórmula de índice Laspeyres, que permite medir la evolución de los precios a través de una canasta fija representativa. Este enfoque es recomendado por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para mejorar su precisión, los ponderadores serán actualizados al nivel de cada región, lo que permitirá una medición más robusta del IPC nacional.
Los nuevos datos se integrarán al índice mediante un procedimiento de empalme, que permitirá mantener la continuidad estadística sin modificar las cifras previas. Según explicaron fuentes técnicas del organismo, “no se reestimarán los registros anteriores, sino que se empalmará el nuevo índice con el anterior a partir del mes de implementación”.
Este cambio es clave porque los índices oficiales —además de informar sobre la inflación— se utilizan para ajustar contratos, calcular aumentos de salarios, definir políticas monetarias y actualizar jubilaciones. La representatividad de los datos es, por lo tanto, fundamental para la economía en su conjunto.
Más cobertura, mayor precisión y recolección digital
El cambio no es solo en la ponderación: también se ampliará la base de datos. El número de precios relevados aumentará de 320.000 a 500.000 mensuales, y los informantes —comercios, prestadores y fuentes de precios— pasarán de 16.700 a 24.000. Este crecimiento de la muestra apunta a capturar mejor la diversidad geográfica y de consumo de todo el país.
Además, el proceso de recolección de precios se digitalizará, reemplazando progresivamente los formularios en papel aún utilizados en varias provincias. El nuevo sistema permitirá validar precios en tiempo real, reducir errores de carga y agilizar la publicación de datos.
Durante 2024, el INDEC realizó ensayos técnicos comparativos entre el índice vigente y el nuevo. En meses recientes, las diferencias oscilaron en torno a 0,5 puntos porcentuales: por ejemplo, en un mes, el nuevo índice habría arrojado una inflación inferior al 3,7%, mientras que en febrero hubiera marcado un valor superior al 2,4% registrado oficialmente.
Las divergencias se explican por los cambios en las ponderaciones. Un informe de la consultora Empiria, citado por la Fundación Pensar, detalló que los gastos fijos de los hogares aumentaron un 65,8% real en 2024, con subas del 143% en electricidad y gas, 97,5% en agua, 87,4% en transporte y 66,5% en alquileres. Sin una ponderación actualizada, estos aumentos no se reflejan con precisión en el índice general.
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El economista Martín González Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella, estimó que si se hubiera usado la nueva canasta con base 2023, la inflación anual de 2024 hubiera sido de 133,6% en lugar del 117,8% registrado oficialmente, una diferencia de 16 puntos porcentuales atribuible a la nueva composición del gasto.
En paralelo, el INDEC elaboró una herramienta interactiva que permite a cada persona estimar su inflación personalizada, reconociendo que “el costo de vida contiene elementos subjetivos que surgen de cómo el consumidor adapta su canasta personal de gastos”. La incorporación de esa visión a nivel macro fue uno de los desafíos del rediseño metodológico.
Por otra parte, el organismo también trabaja en ajustar el índice a las recomendaciones del Manual Internacional de Estadísticas de Precios al Consumidor, editado por Naciones Unidas y el Banco Mundial. Esto permitirá que el IPC argentino esté en línea con las metodologías utilizadas en países de la región y facilite su comparación internacional.
En cuanto a la definición técnica pendiente, resta determinar si las ponderaciones se ajustarán al momento en que se hizo la encuesta (2018) o si se actualizarán con precios de 2023 o 2024. Aunque se trata de un aspecto metodológico, puede influir en los primeros valores que arroje el nuevo índice. Desde el equipo técnico, se explicó que “las variaciones mensuales no serán significativamente diferentes, pero sí se notará un cambio en el arrastre anual en contextos de subas fuertes, como las de este año”.
Mientras tanto, voceros del instituto aseguraron que “el INDEC continúa realizando los análisis en torno a la estabilidad de los precios para asegurar el cumplimiento de las recomendaciones internacionales y garantizar que las modificaciones no se introduzcan en períodos atípicos”.