Alejandro Vigil, uno de los enólogos más destacados de Argentina y director general de Casa Vigil, así como responsable de la enología de Catena Zapata, participó en una entrevista en el programa "Majul 107.9" de El Observador. Durante el diálogo con Luis Majul, el reconocido enólogo compartió su visión sobre la situación actual de la vitivinicultura argentina, las exportaciones de vino y las tendencias en el consumo global.
Vigil no solo profundizó en su trabajo en Mendoza, sino también en sus proyectos internacionales, como el que lleva a cabo en las afueras de Madrid, en la región de Sierras de Gredos, donde, junto con Adriana Catena, desarrolla un vino artesanal con la uva Garnacha.
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A lo largo de la entrevista, Vigil subrayó el rol fundamental del Malbec como símbolo de la vitivinicultura nacional. El enólogo explicó que, a pesar de la existencia de muchas otras variedades de uva en Argentina, el Malbec sigue siendo el gran protagonista de la industria. "El Malbec es nuestra bandera, nuestra insignia, nuestra bomba atómica en el mundo", afirmó.
El enólogo destacó la importancia histórica del Malbec, señalando que esta variedad estuvo a punto de desaparecer a nivel global hasta que Argentina la recuperó a principios de los años 2000. "En el año 2000, teníamos 16,000 hectáreas de Malbec, cuando antes habíamos llegado a las 80,000 hectáreas", relató. Hoy en día, el país cuenta con cerca de 50,000 hectáreas plantadas con Malbec, una clara muestra del éxito de su recuperación.
Además, Vigil destacó que el Malbec no solo es reconocido por su calidad, sino también por ser el vehículo a través del cual Argentina muestra sus paisajes al mundo. "Es lo que mejor nos identifica", comentó. Para él, el Malbec es más que un vino: es una historia, una identidad que se exporta y que ha colocado a Argentina como uno de los principales productores de vino a nivel global.
La industria vitivinícola argentina: desafíos y oportunidades
A pesar de la fortaleza que representa el Malbec, Vigil también analizó los desafíos que enfrenta la vitivinicultura argentina, particularmente en lo que respecta a las exportaciones. En este sentido, resaltó que el 27% de la producción vitivinícola nacional se destina al mercado exterior. Aunque la exportación de vino argentino ha mostrado señales de crecimiento, el enólogo advirtió sobre los efectos de la coyuntura económica global, especialmente los cambios en los hábitos de consumo que surgieron tras la pandemia.
Según Vigil, uno de los principales impactos de la crisis sanitaria fue el descenso en el consumo de alcohol en muchos países, impulsado por factores como la preocupación por la salud y el exceso de consumo durante el confinamiento. "Hoy en día, la gente está tomando menos alcohol", comentó, "pero el vino es parte de una dieta saludable, y tenemos que seguir promoviendo esta idea". En este sentido, resaltó que el vino, especialmente dentro de la dieta mediterránea, puede disfrutarse de manera moderada, siendo incluso más saludable que muchas bebidas azucaradas. “No es necesario tomar una botella completa, puedes compartirla entre tres o cuatro personas y disfrutar de una copa todos los días. El vino ha sido tratado como un alimento durante siglos, y eso es lo que debemos seguir promoviendo”.
Vigil también analizó la reciente salida del cepo cambiario en Argentina, lo que ha generado expectativas positivas en el sector. Sin embargo, el enólogo se mostró prudente, indicando que es importante no apresurarse con decisiones y seguir evaluando el impacto a largo plazo. Según su opinión, el costo del vino en dólares tendrá que bajar para ser más competitivo en el mercado internacional, aunque también subrayó la importancia de la baja de impuestos, un tema que podría mejorar la competitividad de las bodegas argentinas. "Hay que ver cómo se acomodan los mercados, pero la salida del cepo es un gran paso", afirmó.
La competencia global y el trabajo en conjunto
A nivel internacional, Vigil se refirió a la competencia con otros países productores de vino, tales como Francia, Italia, España, y nuevas naciones productoras como Sudáfrica y Australia. "El vino argentino representa solo el 3% del total de vino que se consume en el mundo", explicó. Sin embargo, el enólogo consideró que esta situación también presenta una gran oportunidad, ya que el 97% del mercado mundial aún está por conquistar.
En este contexto, destacó el trabajo de Wine of Argentina, una organización privada en la que participa activamente, y que tiene como objetivo promover el vino argentino en todo el mundo. Vigil enfatizó la importancia de la calidad y la representatividad de los vinos nacionales para lograr este objetivo. "Tenemos que hacer vinos de calidad, que representen lo mejor de nuestra tierra", manifestó.
La evolución del consumo de vino: la "bebibilidad"
Otro tema importante tratado por Vigil fue la evolución en los gustos y preferencias de los consumidores de vino. El enólogo coincidió con la idea de que el vino debe ser accesible y fácil de beber, y mencionó el concepto de "bebibilidad" o "chupabilidad" que muchos enólogos están adoptando para referirse a vinos que sean ligeros y fáciles de disfrutar. "Hay tantos estilos de vino como paisajes", dijo Vigil, y explicó que el vino argentino abarca una gran variedad de estilos: desde los más potentes y concentrados, hasta los más ligeros y fáciles de beber.
Además, el enólogo remarcó que no es necesario consumir vinos de 14 o 15 grados de alcohol. En su lugar, sugirió que el mercado está experimentando una tendencia hacia vinos con menor contenido alcohólico, como aquellos de 11 o 12 grados, que permiten una experiencia más moderada pero igualmente placentera. "Lo importante es respetar el sitio donde crece la uva, porque eso cambia todo", señaló, refiriéndose a cómo las condiciones geográficas y climáticas de Mendoza influyen en el perfil de los vinos.
Para Vigil, el futuro de la vitivinicultura argentina es prometedor, pero requiere un esfuerzo conjunto de todas las bodegas para mantener altos estándares de calidad y seguir posicionando al Malbec como la principal bandera del país en el mundo. Además, expresó su optimismo sobre la posible recuperación de los mercados internacionales y cómo la cooperación entre productores será clave para impulsar el vino argentino en el exterior.