Celia Fabiana Britez, una de las fundadoras de la asociación civil Amarte Argentina y familiar política de José Ottavis, dio detalles sobre el uso de fondos millonarios del FISU (Fondo de Integración Sociourbana) y denunció múltiples irregularidades. Britez describió cómo la organización pasó de recolectar donaciones a manejar contratos millonarios para obras en Monte Caseros, Corrientes, y afirmó que las condiciones impuestas por Ottavis fueron cada vez más cuestionables.
Britez explicó que comenzó a trabajar en Amarte Argentina en 2019 a pedido de su tía, Celia Itatí Britez, entonces pareja de Ottavis. En sus primeros años, la organización funcionaba con recursos escasos: “Nosotros armábamos cajas de alimentos y golpeábamos puertas” en los comercios locales para recibir donaciones, contó Britez. “La gente en Monte Caseros ganaba 4.000 pesos por mes; era muy difícil”, recordó. Los voluntarios, que no recibían salario, hacían todo “de puro corazón”.
“Cada vez había más llamados de gente pidiendo ayuda, y nadie cobraba un peso”, aseguró Britez, quien detalló que en esa época, la asociación no recibía fondos públicos. “Él (Ottavis) siempre nos decía que no había fondos”, insistió.
Embed - "Les dijimos que no cuenten que era una zona inundable" - Celia Britez, denunciante de Ottavis
Rezando para recibir comida: imposiciones religiosas y manipulación
Al explicar la relación entre la ayuda social y la religión en Amarte Argentina, Britez relató que en un principio intentaban mantener un enfoque ecuménico. “Muchos voluntarios eran evangelistas, y respetábamos sus creencias”, afirmó. Sin embargo, con la llegada de más fondos y nuevos directivos, las reglas cambiaron: “El que no rezaba, no recibía el bolsón de comida”, sostuvo Britez, quien describió cómo se implementaron rezos obligatorios antes de las entregas de alimentos y otros recursos.
“Arrancamos con la costumbre de agradecer a Dios y rezar juntos, pero después él (Ottavis) impuso que todos rezaran el rosario antes de recibir la ayuda. Era obligación”, explicó. Además, Britez denunció que las oraciones eran filmadas y enviadas a Buenos Aires para mostrar la asistencia y participación. “Hacían un circo. Filmaban todo para ‘mostrar los resultados’ y probar que había un vínculo de la asociación con los barrios”, denunció.
Britez también denunció el uso de sobreprecios y malas decisiones en la planificación de obras financiadas por el FISU. “Sabían que las zonas eran inundables, pero nos dijeron que no mencionáramos eso porque no se aprobaban los fondos”, declaró. Según Britez, tanto Ottavis como las autoridades sabían que construir en zonas bajas era problemático, pero “no importaba, había que seguir adelante”.
Al preguntársele sobre la experiencia de Amarte Argentina en obras de infraestructura, Britez fue contundente: “Ninguna. Absolutamente ninguna”. Sin embargo, afirmó que la asociación presentó un presupuesto inicial que se duplicó en reuniones con otros funcionarios, justificándose bajo la promesa de mejoras y obras adicionales. “A veces, decían que los tres barrios costaban 500 millones; otras veces, 1,000 millones. Era difícil saber el valor real de las obras”, detalló.
“El circo”: actos públicos y presencia de funcionarios nacionales
Según Britez, la llegada de los fondos del FISU trajo también la visita de altos funcionarios, incluyendo a Victoria Tolosa Paz y Fernanda Miño. A Tolosa Paz, quien visitó Monte Caseros en plena campaña presidencial, Britez la acusa de participar en una serie de actos públicos que Ottavis montó para exhibir su trabajo social y mostrar avances en las obras.
“Los miércoles había que tomar asistencia y filmar a la gente rezando el rosario”, afirmó Britez. Las grabaciones se enviaban a Buenos Aires como evidencia de “compromiso social”. “Todo era para mostrar, un circo. Tenías que ir con tu familia, aunque fuera tarde, y firmar asistencia”, relató Britez, quien describió los actos como un recurso de “show político” para mantener el flujo de fondos.
Además, denunció que Tolosa Paz asistió a la inauguración de la casa personal de Ottavis en Monte Caseros, un evento que fue registrado en redes sociales. “Todo el mundo vio la foto. Estaba en la inauguración de su casa, en vez de ver los problemas de los barrios”, agregó.
Presiones y persecuciones
Al alejarse de Amarte Argentina, Britez dijo que sufrió represalias: “Les prohibieron a los voluntarios tener contacto conmigo”. Algunos de ellos, asegura, fueron echados de la organización si intentaban verla. “Los chicos venían de noche, escondidos, porque si los descubrían, los echaban”, relató. Britez también explicó que temía denunciar más irregularidades por una cláusula que imponía suspender las obras en caso de conflicto. “Callamos por los vecinos; si hablábamos, se levantaban todas las obras”, dijo.
Celia Fabiana Britez, quien asegura que nunca compartió la visión política de José Ottavis, advierte que las obras en Monte Caseros necesitan urgente revisión. Mientras las irregularidades persisten y las denuncias aumentan, la situación de Amarte Argentina deja serias dudas sobre el uso de fondos públicos y el manejo de recursos en una de las zonas más vulnerables del país.