El asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central durante 25 años, ha dejado un vacío en una de las estructuras de poder informal más duraderas del fútbol argentino. Rodrigo Miró, periodista rosarino, analizó en diálogo con Luis Majul para El Observador 107.9 las implicancias de este crimen en el mundo barrabrava, sus conexiones con la política, la policía y las bandas criminales de la región.
Miró destacó que Pillín Bracamonte fue líder de la barra de Rosario Central durante un cuarto de siglo, un período extremadamente largo en el ambiente de las hinchadas. “Es difícil encontrar un barrabrava en Argentina que haya logrado consolidarse en el poder por 25 años”, señaló Miró. Este control no solo le daba autoridad en la cancha, sino que también le brindaba influencia en negocios relacionados, como la venta de banderas, comida y el control de cuidacoches en los estadios.
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Sin embargo, según el periodista, el poder de Bracamonte empezó a resquebrajarse en el último año, especialmente desde diciembre de 2023. A pesar de esta pérdida gradual de control, “él no fue del todo consciente de que lo estaba perdiendo”, indicó Miró, quien explicó que Bracamonte “se terminó regalando” en el momento de su muerte.
Relación con “Los Monos” y Alvarado: contactos, pero no subordinación
El periodista también abordó la relación de Bracamonte con la banda narco “Los Monos”, uno de los grupos criminales más conocidos de Rosario. Miró recordó una imagen icónica de 2012 en la que Bracamonte aparece en una mesa junto a los líderes de Los Monos y de la barra de Newell’s. Aunque este contacto no implicaba subordinación, Miró sugirió que Bracamonte mantenía vínculos, tanto con “Los Monos” como con la banda de Esteban Alvarado, otro líder narco de la región. En un juicio contra Alvarado, por ejemplo, se reveló que Bracamonte figuraba en una lista de personas que el narco había planeado asesinar.
“Esto no significa que Bracamonte era parte de Los Monos, pero sí que tenía contactos”, aclaró Miró, quien también recordó que en agosto de este año, Bracamonte sobrevivió a un ataque en el que le dispararon 14 veces al salir de un clásico entre Central y Newell’s, un incidente que dejó en evidencia los conflictos de poder que lo rodeaban.
Amenazas y disputas en torno al narcotráfico en Rosario
Otro de los temas abordados en la entrevista fue la escalada de violencia y la posible reactivación de conflictos entre bandas tras la muerte de Bracamonte. Según Miró, Bracamonte había mencionado en una entrevista que la banda de “Los Menores”, un grupo de jóvenes relacionados con el narcotráfico, lo había amenazado recientemente. En sus palabras, “ellos quieren vender merca en la cancha de Central”, pero Bracamonte afirmaba que no lo permitiría, explicó el periodista.
“Este grupo, compuesto por adolescentes de entre 15 y 16 años, ha estado vinculado a varios homicidios en Rosario y podría estar detrás del asesinato de Bracamonte”, agregó Miró. El periodista recordó, además, el conocido caso de “el playero” asesinado en una estación de servicio en marzo de este año, un crimen ejecutado por un menor de edad y que trajo gran polémica en la ciudad. “Detrás de este crimen podrían estar Los Menores, quienes operan bajo el mando de Alvarado”, afirmó Miró.
Seguridad y medidas del gobierno para evitar una nueva ola de violencia
Consultado sobre la posibilidad de que este crimen desate una nueva ola de violencia en Rosario, Miró resaltó que las autoridades están tomando precauciones. Recordó que cuando fue asesinado El Pájaro Cantero en 2013, líder de Los Monos, las venganzas generaron decenas de homicidios en pocas semanas. Sin embargo, el Ministerio de Seguridad de Santa Fe y la Secretaría de Seguridad de la Nación aseguran que cuentan con los recursos y el control penitenciario necesarios para evitar una escalada similar.
“Desde el sábado por la noche, Alejandra Monteoliva, la segunda de Patricia Bullrich, se encuentra en Rosario para supervisar el caso”, indicó Miró. Las autoridades buscan mantener el control del delito desde las cárceles, evitando la comunicación entre los reclusos y sus contactos externos para reducir la posibilidad de represalias y ataques.
En este contexto, aunque persisten las tensiones entre las distintas facciones criminales, Miró señaló que el control del delito en Rosario ha mejorado, con una notable reducción de los robos menores y delitos violentos. Aunque no se puede prever el impacto a largo plazo de este asesinato, las autoridades están decididas a mantener la seguridad y evitar una escalada de violencia en la región.