Hacía casi diez años que Alejandro Agresti no estrenaba un filme completamente argentino. Por eso, la llegada de Lo que quisimos ser fue muy esperada y celebrada. No sólo porque acaba de ganar el premio a Mejor Película en el reciente Festival Internacional de Cine de la UBA (Fic.UBA) sino porque además, reúne a una pareja poco convencional para protagonizarla.
Eleonora Wexler y Luis Rubio fueron convocados por Agresti. “Siempre tuve en la mente a Luis. Como sabemos, es humorista, pero en la historia hay mucho más que humor. A Eleonora la admiro de toda la vida y siempre quise trabajar con ella. Y él era el candidato perfecto. Entre los tres leímos el guión y noté que había química”, revela. “Se tendrían que casar”, bromea el director.
La trama, escrita también por Agresti, nos cuenta de Irene y Yuri o Buzz. Dos desconocidos, que aman el cine clásico y coinciden un jueves en un bar bien porteño y toman un whisky para comenzar la charla. Pero el diálogo es mentiroso o, más bien, inventado. Adrede. Cada uno se presenta como “lo que quisimos ser” y él dice que es astronauta y ella escritora, y allí comienza la aventura. Cada semana en el mismo bar o una pizzería (la crisis económica del 2001 los hace bajar el nivel de sus consumiciones), la “farsa” continúa. Pero ¿qué pasa entre ellos dos? ¿Hay amor? ¿Hay pareja? Irene no permite que la realidad se meta entre ellos y deteriore el vínculo. “La realidad y la rutina matan la pareja”, sentencia Agresti. Pero la vida se cuela inevitablemente y nada vuelve a ser como antes.
Para Rubio, actuar para Agresti, era la oportunidad que toda su vida esperó. Dejar el humor para hacer drama. “Pero no quise aceptar porque tenía un miedo...”, confiesa. “Es Agresti, el tipo filmó en Hollywood. Tiene premios internacionales y era un protagónico. Arrugué. Le inventé la excusa que tenía mucho trabajo en esa época. Después se corrió la fecha y no tenía escape. Hasta que mi mujer me dio el ultimátum. Me dijo: 'Trabajaste toda tu vida para esto. Adueñate de esta oportunidad'”.
Lo cierto es que su labor es sumamente elogiable. Al igual que la de Eleonora, siempre correcta. “Ale nos llevó de la mano. Estaba con la cámara y su ojo se posaba en él y en mí. En lo que quería contar”, explica Wexler. Ambos conforman el paisaje del filme y los cafés tan típicamente porteños, además del cine, la literatura y la política. Un Agresti profundo y reflexivo.
Lo que quisimos ser, se exhibe desde este jueves 24 en salas de toda la Argentina.