Hoy, la Cámara Federal de Buenos Aires dispuso la citación a indagatoria de Mario Firmenich, exlíder de Montoneros, y otros implicados en el atentado contra el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, ocurrido el 2 de julio de 1976. Este ataque impactó en la historia del país y es considerado como el más brutal en la historia de la guerrilla argentina.
El Tribunal de Apelaciones ordenó a la jueza que tiene la causa, María Servini, practicar todas las medidas de prueba que, pese al tiempo transcurrido, permitan dilucidar lo que aconteció el 2 de julio de 1976. A la hora de analizar lo acontecido, concluyeron que el atentado y la omisión de la investigación para el esclarecimiento constituyen una “grave violación a los derechos humanos”.
La masacre del comedor de la Policía Federal
Al mediodía del viernes 2 de julio de 1976, en pleno centro de Buenos Aires, una explosión estremeció la calle Moreno al 1400. Una bomba “vietnamita” del tipo Claymore fue detonada en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, causando la muerte de 24 personas y dejando más de 110 heridos, muchos con lesiones permanentes. Los detalles de este hecho fueron reconstruidos por Ceferino Reato en su libro Masacre en el comedor, una de las principales fuentes sobre lo sucedido.
El ataque: un operativo de precisión
El atentado fue ejecutado por José María Salgado, un agente de policía de 21 años infiltrado en la institución y miembro de Montoneros. Según lo reconstruido por Reato, Salgado ingresó al comedor con un maletín que contenía la bomba y se retiró minutos antes de la explosión, dejando el artefacto camuflado en una mesa cerca de las columnas centrales del comedor.
La bomba utilizada era una “vietnamita” del tipo Claymore, cargada con entre cinco y siete kilos de trotyl y bolas de acero que actuaron como metralla. Al explotar, generó una onda expansiva que destruyó el lugar, proyectó el portón del edificio a la fachada de enfrente y dejó una devastación total en el interior. La explosión mató a 19 personas en el acto y otras 5 murieron días después a causa de las heridas. Además, más de 60 personas resultaron heridas, muchas con mutilaciones y quemaduras graves.
Entre las víctimas mortales se encontraban policías, empleados administrativos y una civil, Josefina Melucci de Cepeda, madre de tres hijos. La mayoría de los fallecidos eran suboficiales y empleados de bajo rango.
Contexto histórico y político
El ataque ocurrió durante la dictadura militar que comenzó en marzo de 1976, en un periodo de escalada de violencia entre el Estado y las organizaciones guerrilleras. Montoneros, que había sido declarada asociación ilícita en 1975, intensificó sus operaciones militares en respuesta a la represión estatal.
La Superintendencia de Seguridad Federal, conocida como un centro neurálgico de la inteligencia policial, fue seleccionada como objetivo del ataque. Según lo recopilado por Reato, Rodolfo Walsh, periodista y miembro de Montoneros, jugó un rol clave en la planificación del operativo, al supervisar las actividades de los infiltrados como Salgado.
El atentado se produjo apenas dos semanas después del asesinato del jefe de la Policía Federal, el general Cesáreo Cardozo, otro ataque atribuido a Montoneros.
Consecuencias inmediatas y el balance de víctimas
La magnitud del atentado fue evidente desde el primer momento. La explosión dejó el comedor totalmente destruido y convirtió los objetos cotidianos en proyectiles. Entre los heridos, algunos sufrieron quemaduras graves, amputaciones y fracturas. Seis cuerpos quedaron irreconocibles debido al impacto de la explosión.
De los 24 fallecidos, 19 murieron en el lugar y 5 más en el hospital policial Bartolomé Churruca. Los heridos recibieron atención médica inmediata, pero varios quedaron con secuelas físicas permanentes. Uno de ellos fue el sargento Oscar Domínguez, quien sufrió quemaduras y fracturas que lo dejaron rengo de por vida.
El artefacto utilizado en el atentado fue diseñado para maximizar el daño. La bomba vietnamita no solo destruyó estructuras, sino que también dispersó metralla y objetos como cuchillos, tenedores y fragmentos de muebles, causando heridas letales a los presentes.
La investigación judicial y su evolución
Desde el momento del ataque, el caso no recibió una investigación judicial exhaustiva. En 2006, la jueza federal María Servini rechazó una denuncia contra los presuntos autores, incluyendo a Mario Firmenich, argumentando que el atentado no constituía un crimen de lesa humanidad y, por lo tanto, estaba prescripto. Este fallo fue ratificado por la Corte Suprema en 2012.
Sin embargo, actualmente la Cámara Federal de Buenos Aires decidió reabrir la causa, anulando resoluciones previas y ordenando la citación a indagatoria de Firmenich y otros implicados. Según el fallo, el atentado puede ser considerado una grave violación a los derechos humanos, lo que lo haría imprescriptible bajo el derecho internacional.
El tribunal también revocó los sobreseimientos de otros miembros de Montoneros, como Horacio Verbitsky y Laura Silvia Sofovich. Los jueces señalaron que el Estado argentino tiene la obligación de garantizar justicia para las víctimas y explorar todas las hipótesis relacionadas con el ataque, incluyendo posibles vínculos con organizaciones extranjeras.
La reconstrucción histórica: un capítulo pendiente
El atentado del comedor de la Policía Federal fue el más mortífero de su tipo en Argentina hasta la explosión de la AMIA en 1994. Sin embargo, durante décadas permaneció en gran medida olvidado en la memoria colectiva y judicial del país. No existen placas conmemorativas ni reconocimientos oficiales para las víctimas.
El libro Masacre en el comedor de Ceferino Reato fue el primer trabajo que reconstruyó en detalle los hechos y la logística del atentado. Basado en testimonios y documentos, el libro expone cómo Montoneros logró infiltrarse en una de las sedes más importantes de la inteligencia policial. También analiza la falta de investigación judicial y el contexto político en el que se produjo el ataque.
Un crimen sin precedentes
El atentado de Montoneros en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal sigue siendo un hecho excepcional por su magnitud y consecuencias. Con 24 muertos y más de 60 heridos, es el ataque más devastador de la guerrilla argentina y uno de los episodios más oscuros de la década del 70.
La reapertura del caso en 2024 representa una nueva oportunidad para esclarecer los hechos y buscar justicia para las víctimas y sus familias. Aunque han pasado casi 50 años, el impacto del ataque sigue siendo un recordatorio de la violencia extrema que marcó esa época de la historia argentina.