Contexto
¿Qué establece el Decreto 35/2025?
El decreto elimina varias exigencias regulatorias para la importación y exportación de alimentos. Los productos con certificación en países de alta vigilancia ingresarán automáticamente al mercado argentino, quedando eximidos de registros y autorizaciones en el Código Alimentario Argentino (CAA). Para las exportaciones, los productores solo deberán cumplir los requisitos del país importador.
¿Qué países están incluidos en la desregulación?
El decreto menciona un Anexo III que incluye a Australia, Canadá, Suiza, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Israel, Japón, Reino Unido y los integrantes de la Unión Europea. También abarca países con tratados de integración económica o acuerdos de reciprocidad, previa evaluación de sus sistemas de control alimentario.
¿Cuáles son las modificaciones al Código Alimentario Argentino?
El CAA ahora considera cumplidas sus exigencias si los productos importados cuentan con certificaciones internacionales de países autorizados. En exportaciones, el rol del Estado se limita a emitir certificados requeridos por el país de destino, sin agregar restricciones propias.
¿Por qué el Gobierno impulsó esta medida?
Según Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, el objetivo es abaratar alimentos en el mercado local y facilitar la exportación. Además, busca eliminar burocracias costosas que dificultan la competitividad de los productores argentinos.
¿Qué implicaciones tiene para los productores e importadores?
Los importadores ya no deberán realizar trámites para validar certificaciones emitidas en países autorizados, lo que reduce costos y tiempos. Por su parte, los exportadores enfrentan menos barreras regulatorias, pudiendo adaptarse exclusivamente a las exigencias de los mercados internacionales.
Cómo sigue
El Gobierno espera que la desregulación impulse una mayor oferta de alimentos importados a precios competitivos y facilite la llegada de productos argentinos a mercados internacionales.
Las empresas locales tendrán menos costos asociados a trámites y requisitos burocráticos, mientras que se evaluará el impacto en la calidad y seguridad alimentaria con la eliminación de controles nacionales.
De cara al futuro, el desafío estará en equilibrar las nuevas dinámicas comerciales con las demandas de consumidores y organismos de control.