Desde marzo, los asilados han denunciado una creciente presión por parte del régimen venezolano. Se reportan cortes de agua, electricidad y restricciones de alimentos, además del monitoreo constante con drones y la presencia de fuerzas de seguridad en las afueras de la sede diplomática.
¿Qué posición adoptó el gobierno argentino?
El gobierno de Javier Milei endureció su postura contra Maduro, exigiendo de forma reiterada los salvoconductos para los asilados y denunciando la situación ante foros internacionales como la OEA y la Corte Penal Internacional.
¿Qué dijo Werthein sobre la inviolabilidad de las misiones diplomáticas?
El canciller enfatizó: “No podemos permitir que la inviolabilidad de las misiones diplomáticas sea socavada ni que los asilados sean sometidos a una estrategia de desgaste físico y psicológico. Aceptar esta situación nos convertiría en cómplices de la arbitrariedad y abriría la puerta a que esta práctica se repita en cualquier otra misión diplomática de los Estados aquí representados”.
¿Qué manifestó el ministro de Relaciones Exteriores sobre la actitud de otros países?
Werthein expresó su descontento con la falta de apoyo de algunas naciones al subrayar: “La legitimidad de esta Organización y la confianza de los pueblos en el sistema interamericano dependen de la coherencia de nuestras acciones", dijo. Y agregó: "Los derechos humanos no admiten dobles varas. Los derechos se respetan o no se respetan. Los derechos civiles se respetan o no se respetan. La libertad se respeta o no se respeta. No hay espacio para matices”.
¿Qué mensaje transmitió a la comunidad internacional sobre los asilados?
“Les pregunto con toda claridad: ¿Vamos a permitir que se vulnere la inviolabilidad de las sedes diplomáticas? ¿Aceptaremos que seis personas, cuya única ‘culpa’ fue ejercer su derecho a la disidencia, sean sometidas a una persecución encubierta, con hambre, sed y temor constante? ¿Actuaremos ahora, o esperaremos a que ocurra una tragedia para reaccionar?", cuestionó el canciller. Y afirmó: "La respuesta no admite dudas. La responsabilidad de esta Organización es actuar con firmeza y unidad. Exigimos la concesión inmediata de los salvoconductos para que estas personas puedan abandonar el país de forma segura y sin restricciones. Este no es solo un acto de solidaridad internacional, sino también una defensa activa del orden jurídico internacional".
¿Cómo concluyó el discurso de Werthein?
“El mundo nos observa. La historia nos juzgará. Pero, sobre todo, nos miran aquellos que, en condiciones de extrema vulnerabilidad, han confiado en nosotros para preservar sus vidas y su dignidad. No les fallemos”, declaró el canciller, apelando a la responsabilidad de los países miembros de la OEA.
¿Por qué hay diferencias entre los países de la región?
Mientras países como Estados Unidos, Uruguay y Canadá apoyaron la declaración argentina, otras naciones como Brasil, México y Colombia optaron por no respaldarla. Esta postura ha sido interpretada como una estrategia diplomática motivada por diferencias ideológicas y cálculos políticos.
Cómo sigue
El gobierno argentino continuará presionando a través de la OEA, Naciones Unidas y otros organismos internacionales para lograr los salvoconductos que permitan la salida segura de los seis opositores.
La embajadora argentina en la OEA, Sonia Cavallo, mantiene el diálogo con representantes diplomáticos para reforzar el apoyo a la posición argentina. Sin embargo, las divisiones dentro del organismo podrían dificultar avances inmediatos.
En paralelo, se espera que la situación humanitaria de los asilados siga siendo monitoreada de cerca, con Argentina buscando alternativas para aliviar las restricciones impuestas por el régimen venezolano.
El texto completo del pedido de Gerardo Werthein
Quiero empezar agradeciendo a la Presidencia del Consejo Permanente por esta sesión extraordinaria convocada sobre el tema de los asilados en nuestra embajada en Venezuela.
Se trata de una sesión de especial trascendencia, que coincide con la conmemoración de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento que consagró los principios de dignidad, libertad e igualdad ante la ley. Este instrumento marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, estableciendo un marco normativo universal que obliga a los Estados a respetar y proteger los derechos inherentes a toda persona, sin excepciones ni condiciones.
A casi ocho décadas de su adopción, estos principios esenciales enfrentan desafíos que exigen una respuesta firme y decidida. “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.” “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.” Estas afirmaciones, que deberían ser verdades inquebrantables, hoy se ven cuestionadas en algunos contextos. Frente a ello, nuestra obligación es inequívoca: preservar estos principios con claridad y determinación.
Los derechos humanos no admiten dobles varas. Los derechos se respetan o no se respetan. Los derechos civiles se respetan o no se respetan. La libertad se respeta o no se respeta. No hay espacio para matices. Los derechos no se condicionan ni se someten a negociaciones coyunturales. La legitimidad de esta Organización y la confianza de los pueblos en el sistema interamericano dependen de la coherencia de nuestras acciones.
El Consejo Permanente de la OEA ha sido testigo de debates y resoluciones que marcaron hitos en la defensa de la democracia y los derechos humanos. Muchas de ellas reflejaron la voluntad de consenso y acción conjunta; otras, lamentablemente, quedaron inconclusas. Pero si hay un tema que no admite demoras ni vacilaciones, es la situación de Venezuela, donde la violación sistemática de los derechos humanos ha sido constatada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y otras instituciones internacionales.
En este contexto, la situación de seis asilados en la sede de la Representación argentina en Caracas constituye una prueba de la vigencia del sistema interamericano. Estas personas, perseguidas por motivos políticos, recurrieron al derecho de asilo para proteger sus vidas e integridad, un derecho consagrado en la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954.
Sin embargo, el gobierno venezolano no solo ha negado los salvoconductos que permitirían su salida segura, sino que ha adoptado acciones de hostigamiento inaceptables. Los asilados están sometidos a cortes de agua, interrupción de la electricidad, restricciones en el ingreso de alimentos y la constante presencia de fuerzas de seguridad en los alrededores de la sede diplomática. Estas prácticas no pueden ser toleradas, ya que vulneran de forma flagrante el derecho internacional, especialmente la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención sobre Asilo Diplomático.
Este Consejo tiene la oportunidad de actuar con firmeza y determinación. No podemos permitir que la inviolabilidad de las misiones diplomáticas sea socavada ni que los asilados sean sometidos a una estrategia de desgaste físico y psicológico. Aceptar esta situación nos convertiría en cómplices de la arbitrariedad y abriría la puerta a que esta práctica se repita en cualquier otra misión diplomática de los Estados aquí representados.
Por ello, les pregunto con toda claridad:
- ¿Vamos a permitir que se vulnere la inviolabilidad de las sedes diplomáticas?
- ¿Aceptaremos que seis personas, cuya única “culpa” fue ejercer su derecho a la disidencia, sean sometidas a una persecución encubierta, con hambre, sed y temor constante?
- ¿Actuaremos ahora, o esperaremos a que ocurra una tragedia para reaccionar?
La respuesta no admite dudas. La responsabilidad de esta Organización es actuar con firmeza y unidad. Exigimos la concesión inmediata de los salvoconductos para que estas personas puedan abandonar el país de forma segura y sin restricciones. Este no es solo un acto de solidaridad internacional, sino también una defensa activa del orden jurídico internacional.
Por ello, agradezco a los Estados miembros que han decidido respaldar la Declaración Conjunta sobre la situación de los asilados venezolanos en la sede de la Representación argentina en Caracas. Esta declaración expresa un llamado firme y claro:
- Exigimos la concesión inmediata de los salvoconductos para que los asilados puedan abandonar el país de forma segura y sin restricciones.
- Reafirmamos la necesidad de garantizar la inviolabilidad de las misiones diplomáticas y de respetar plenamente el derecho de asilo diplomático, principios esenciales para la estabilidad y el respeto al derecho internacional.
No se trata de una cuestión bilateral ni de una disputa política. Se trata de la defensa de la dignidad de la persona humana y la vigencia misma de las normas internacionales que sostienen la convivencia pacífica entre los Estados.
Señoras y señores, los derechos humanos no admiten dobles varas. La protección de la dignidad, la libertad y la seguridad de las personas no puede depender de la conveniencia política ni de interpretaciones oportunistas. O se respetan, o no se respetan. O los defendemos, o los dejamos de lado.
En nombre de la República Argentina, reitero nuestra disposición a colaborar activamente con los Estados miembros y con la Secretaría General de la OEA para encontrar una solución eficaz e inmediata. La historia nos juzgará, no solo por lo que hacemos, sino también por lo que dejamos de hacer.
No podemos permitir que la indiferencia se convierta en cómplice de la arbitrariedad. El respeto al derecho internacional y la protección de los derechos humanos no admiten postergaciones. Actuar ahora no es solo una cuestión de justicia, es una cuestión de responsabilidad colectiva.
Esta Organización tiene la oportunidad de enviar un mensaje inequívoco. No se tolerarán las violaciones a la inviolabilidad de las misiones diplomáticas. No se permitirá la instrumentalización del poder estatal para coaccionar y hostigar a quienes han buscado protección bajo el amparo del derecho de asilo. No se aceptará el silenciamiento de la voz de la comunidad internacional frente a la vulneración de los principios que garantizan la dignidad humana.
Señoras y señores, la República Argentina no está sola en esta causa. Defender los derechos humanos no reconoce fronteras ni nacionalidades. La protección de quienes han buscado asilo en nuestra misión diplomática en Caracas es una responsabilidad compartida por todos los Estados que integramos esta Organización. No se trata de una cuestión bilateral, sino de la defensa del orden jurídico internacional.
Cada día que pasa sin una respuesta efectiva, aumenta la angustia y la incertidumbre para los asilados. Cada día que pasa sin una acción conjunta, se debilita la confianza en la capacidad de esta Organización para ser garante de los derechos fundamentales y el respeto a la dignidad humana. No permitamos que la inacción erosione ese compromiso.
El mundo nos observa. La historia nos juzgará. Pero, sobre todo, nos miran aquellos que, en condiciones de extrema vulnerabilidad, han confiado en nosotros para preservar sus vidas y su dignidad. No les fallemos.
Muchísimas gracias.