El Senado terminó su año parlamentario con el recinto paralizado y con la incertidumbre sobre la posibilidad de que el Ejecutivo convoque a sesiones extraordinarias. Ante la posibilidad de que la oposición avance con temas sensibles al rumbo del Gobierno, la decisión del oficialismo fue clausurar todo tipo de debate.
La debilidad parlamentaria del oficialismo explica una parte de la decisión, pero no todo. El combo que terminó por confeccionar un escenario de parálisis de la Cámara alta también incluye la interna del propio oficialismo, que tiene como protagonistas a Javier Milei y a Victoria Villarruel; la falta de acuerdo con los Gobernadores en algunos temas centrales y la tortuosa negociación por el futuro de la Corte Suprema.
Las relaciones entre el Senado y la Casa Rosada viven bajo tensión. El contexto, incluso, hace que la información más básica para ordenar el funcionamiento de Cámara llegue a cuenta gotas. En ese marco, los datos que surgen desde la Casa Rosada y desde el Senado sobre lo que podrá ser la actividad parlamentaria en los próximos meses se contradice.
La falta de circulación de información tiene reminiscencias de lo que fuera la relación entre CFK y Julio Cobos. Por caso, fue el equipo de Jefatura de Gabinete, quien luego de que Guillermo Francos diera su informe, dejara trascender ante la prensa acreditada que la decisión de cerrar el recinto de la Cámara alta hasta nuevo aviso había surgido desde la Casa Rosada.
Bajo esa misma lógica, desde el despacho de la presidencia del Senado dan casi por descartado la convocatoria a extraordinarias. Sin embargo, desde Balcarce 50 siguen coqueteando con la idea de convocar al Congreso para que trabaje durante el verano.
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Guillermo Francos, jefe de Gabinete.
Villarruel y la Casa Rosada
La desconexión entre la agenda del Ejecutivo y lo que pasa en el Senado llegó a tal punto que la vicepresidenta aprovechó la visita de Francos al Senado para pedirle detalles sobre las extraordinarias y su posible temario. El jefe de Gabinete evitó darle precisiones a la vicepresidenta.
El escenario que se dibuja en el escenario con un oficialismo en minoría y con la tensión entre Villarruel y Milei tiene como datos salientes la falta de avance en temas que el oficialismo considera claves. El punteo va desde los pliegos de los jueces de la Cortes Suprema hasta la ley que limita el derecho a huelga de los docentes pasando por la cobertura de 150 vacantes en el Poder Judicial.
La baja producción legislativa del Senado tiene para el oficialismo dos caras. Por un lado, la imposibilidad de avanzar con algunos proyectos claves, pero por otro la certeza de que la oposición no podrá asestar ningún golpe a las bases del programa de Gobierno. “Un Cámara paralizada es mejor que una Cámara que te vota todo en contra”, sintetizó uno de los asesores de los bloques aliados al oficialismo y con esa frase definió parte de la estrategia que puso en práctica el Gobierno durante los últimos dos meses en el Senado.
Más allá de lo que pueda suceder en las sesiones extraordinarias, los legisladores más experimentados advierten que, en este marco y con un año electoral por delante, la productividad de la Cámara alta el 2025 puede ser casi nula.