El Gobierno nacional anunció la salida de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alineándose con la decisión que semanas atrás tomó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Según el vocero presidencial, Manuel Adorni, la medida responde a “las profundas diferencias respecto a la gestión sanitaria durante la pandemia”, en referencia a las recomendaciones del organismo que impulsaron los confinamientos prolongados.
El presidente Javier Milei instruyó al canciller Gerardo Werthein para ejecutar la salida de la OMS. “Le da al país mayor flexibilidad para implementar políticas adaptadas a los intereses de Argentina, mayor disponibilidad de recursos y reafirma nuestro camino de soberanía también en materia de salud”, sostuvo Adorni en conferencia de prensa.
Desde el Ministerio de Salud de la Nación aclararon que la desvinculación no afecta los fondos destinados a la compra de vacunas e insumos sanitarios, dado que estos acuerdos se gestionan a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Los vínculos materiales, en algún punto, por los pedidos que se puedan hacer (para medicaciones de alto costo o vacunas) son a través de la OPS, que depende de la Organización de Estados Americanos (OEA). Con lo cual, irnos de la OMS no es irnos de la OPS”, explicaron fuentes de la cartera sanitaria.
Sin embargo, diversos especialistas y figuras del ámbito científico cuestionaron el impacto de la decisión. Adolfo Rubinstein, exministro de Salud de la Nación y director del Centro de Implementación e Innovación en Políticas de Salud (CIIPS), calificó la salida como “una decisión lamentable y profundamente equivocada, tomada sin mucho análisis ni consideraciones sanitarias”. Advirtió que la medida podría afectar la capacidad de Argentina para acceder a cooperación internacional en salud y dificultar la certificación de medicamentos y vacunas.
Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, también mostró reparos respecto a la decisión gubernamental. “Más allá de la OMS, es muy importante tener una institución de coordinación en materia de salud. Todavía no hemos escuchado cuál es la propuesta de coordinación que vamos a tener para adelante”, expresó en declaraciones a El Observador.
Consecuencias para la salud pública y la cooperación científica
Más allá de los argumentos esgrimidos por el Gobierno, la comunidad científica y los especialistas en salud pública alertaron sobre las implicancias de la salida de la OMS en la capacidad del país para afrontar emergencias sanitarias, acceder a medicamentos a precios preferenciales y participar en investigaciones globales.
El diputado nacional Pablo Yedlin, presidente de la Comisión de Acción Social y Salud Pública, advirtió que la decisión es perjudicial para el país. “Argentina es un país periférico que recibe mucho más de la OMS de lo que le da. El mensaje que se da es que el mundo se encargue solo; nosotros nos vamos a salvar solos. Es un horror”, declaró en diálogo con La Nación.
En la misma línea, Graciela Ocaña, legisladora porteña, sostuvo que la salida de la OMS “no supone ninguna ganancia” para Argentina. “Hacer un seguidismo de lo que hace Trump no le genera un beneficio a nuestro país. Perdemos la posibilidad de comprar vacunas a precio más bajo y también de vender las vacunas que producimos”, señaló.
Uno de los aspectos más preocupantes es la posible desvinculación de Argentina del Reglamento Sanitario Internacional (RSI), un acuerdo global que establece medidas para la prevención y respuesta ante emergencias de salud pública. “La salida de la OMS podría significar una desvinculación de acuerdos internacionales en salud, lo que limitaría la capacidad del país para recibir información en tiempo real sobre brotes epidémicos y pandemias”, explicó Rubinstein.
Además, existen dudas sobre el impacto de la decisión en los organismos de referencia del país, como el Instituto Malbrán y la ANMAT. Desde el Ministerio de Salud anticiparon que se solicitó a ambos organismos la elaboración de informes técnicos sobre las implicancias de la salida de la OMS. “Desde Malbrán nos dijeron que van a hacer un informe técnico y desde la ANMAT ya informaron que la salida de la OMS no ofrece ninguna implicancia directa”, señalaron fuentes oficiales.
Por su parte, Rubén Torres, presidente de la Federación Latinoamericana de Hospitales, destacó que si bien la salida de la OMS no implica de manera automática la salida de la OPS, se pierde la posibilidad de contar con apoyo en situaciones de desastres naturales o crisis sanitarias. “Es probable que en la OMS haya problemas políticos y burocráticos, pero la solución no es salir, sino aportar para mejorar esas cuestiones. La OMS es el organismo que genera los datos globales para la toma de decisiones en salud, y sin su rol, no hay quien los reemplace”, explicó en declaraciones a Clarín.
Un debate político con impacto global
La decisión del Gobierno no solo tuvo repercusiones en el ámbito sanitario, sino que generó un fuerte rechazo en el arco político opositor. Desde el kirchnerismo hasta sectores del radicalismo y la izquierda, distintos referentes cuestionaron la medida y alertaron sobre sus consecuencias.
El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, sostuvo que la salida de la OMS “retrasa el lugar de la salud argentina en el mundo” y advirtió que la medida debió haber sido discutida con los ministros provinciales. “Nos deja solos y desamparados para mejorar las estrategias sanitarias y transitar futuras complicaciones”, señaló en sus redes sociales.
El constitucionalista Andrés Gil Domínguez también expresó su preocupación por la viabilidad legal de la medida. “Argentina no podría salir de la OMS unilateralmente por decreto sin incurrir en conflictos jurídicos internos e internacionales. La adhesión a la OMS es un tratado internacional y la única vía constitucionalmente válida para retirarse sería a través del Congreso Nacional, lo que complica una salida exprés”, explicó.
La Fundación Soberanía Sanitaria, en su último informe, enumeró las consecuencias de la salida de la OMS, entre ellas:
- Pérdida del acceso al fondo rotatorio para la compra de vacunas e insumos sanitarios a precios preferenciales.
- Debilitamiento del estatus internacional de centros como el INCUCAI y el Malbrán.
- Dificultades para acceder a cooperación técnica y financiamiento ante emergencias sanitarias.
- Reducción de la participación argentina en la definición de estándares globales de salud.
En el ámbito académico y científico, también hubo voces críticas. La presidenta de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa), Fernanda Boritti, consideró que la decisión “no tiene fundamento técnico alguno” y que forma parte de un intento del Gobierno de reducir la intervención del Estado en la salud pública. “La OMS garantiza un piso mínimo de acuerdos internacionales en salud. Abandonarla es un retroceso en términos de cooperación sanitaria”, afirmó.