En diálogo con Luis Majul, el Dr. Conrado Estol explora los secretos de una vida larga y saludable. Desde la importancia de la prevención hasta el impacto de la genética, el reconocido neurólogo analiza los factores que determinan nuestra calidad de vida. Además, destaca cómo la actividad física, una dieta equilibrada y la estimulación mental pueden protegernos contra enfermedades crónicas y neurodegenerativas.
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A continuación, una síntesis de la conversación entre Luis Majul y el neurólogo Conrado Estol.
-Conrado, según lo que comentás, ¿es posible vivir más de 100 años con buena salud?
Sí, es posible. En una época como esta, gracias a los avances en la medicina y el conocimiento científico, podemos extender nuestra vida con calidad. Lo importante es entender que muchas de las enfermedades que afectan la longevidad, como las cardiovasculares, son prevenibles en un 90 %. Es fundamental conocer la evidencia y aplicar medidas que se basan en ciencia sólida.
-¿Qué se está haciendo en otros países para fomentar la longevidad?
En Estados Unidos, por ejemplo, se está transformando el modelo médico. En lugar de centrarnos exclusivamente en diagnosticar y tratar enfermedades crónicas, el enfoque está cambiando hacia la promoción de la salud. Hay expertos en longevidad que están liderando este cambio. Durante milenios, la expectativa de vida era de apenas 30 o 35 años. Ahora, en países de altos ingresos, supera los 85.
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-En tus redes sociales hablás mucho sobre cómo evitar enfermedades. ¿Cómo resumirías ese mensaje?
Esencialmente, se trata de prevenir. La comida es el medicamento más poderoso del planeta. Pero no es solo eso: el ejercicio no es opcional, es indispensable. Una dieta equilibrada, descanso adecuado, y actividad física son pilares fundamentales. Además, hay que evitar el tabaco, consumir alcohol con moderación y mantener una buena salud mental.
-¿Cómo debería empezar alguien que nunca hizo ejercicio?
Es importante comenzar de a poco. Por ejemplo, realizar 10 o 15 minutos de actividad aeróbica al día y luego aumentar progresivamente. El cuerpo necesita oxígeno, y con el tiempo perdemos la capacidad de consumirlo de manera eficiente. Por eso, ejercicios como nadar o caminar rápido son excelentes.
-También hablaste sobre la medición y la genetíca. ¿Qué rol juegan?
Hay investigaciones muy interesantes sobre la longevidad. Por ejemplo, ciertos genes como los FOXO están asociados con una vida más larga. Además, la meditación y el mindfulness pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar la salud mental y prevenir enfermedades como la hipertensión.
-Mencionaste también los límites genéticos. ¿Hasta cuánto podríamos vivir?
Algunos estudios sugieren que la expectativa de vida máxima programada genéticamente está alrededor de los 120 o 150 años. Sin embargo, esto dependerá de cómo manejemos nuestra salud y los avances científicos futuros.
-En tus conferencias mencionás un concepto interesante: la "reserva cognitiva". ¿Qué significa esto?
Es la capacidad del cerebro para resistir los daños relacionados con el envejecimiento o las enfermedades neurodegenerativas. Cuanto más desafiemos a nuestro cerebro con actividades como leer, aprender idiomas o resolver problemas, más desarrollamos esta reserva. Es como un "colchón" que nos protege contra enfermedades como el Alzheimer.
-Tu libro "A mí no me va a pasar" invita a reflexionar sobre la salud. ¿Cuál es el mensaje principal?
El mensaje es claro: la mayoría de las enfermedades que nos afectan son prevenibles. No podemos seguir negando nuestra vulnerabilidad. La clave está en tomar acción antes de que sea demasiado tarde.
-Finalmente, ¿le temés a la muerte?
No le temo a la muerte en sí, pero sí me preocupa la posibilidad de pasar mis últimos años en mal estado de salud. Por eso hago todo lo posible para cuidarme y mantener una buena calidad de vida hasta el final.