El Senado de Entre Ríos aprobó la creación del Parque Natural Provincial Islas y Canales Verdes del Río Uruguay, una nueva área protegida que abarca 4006 hectáreas de islas, canales, humedales, playas y bosques ribereños en la zona del río Uruguay, a la altura de Colonia Elía. Este proyecto busca preservar 15 islas que conforman un ecosistema vital para diversas especies animales y vegetales, algunas de ellas en peligro de extinción.
Este nuevo parque natural surge como una iniciativa binacional con la participación activa de varias organizaciones y entidades. En Argentina, la ONG Banco de Bosques, en conjunto con la Dirección General de Ordenamiento Territorial, Áreas Protegidas y Biodiversidad de Entre Ríos y el municipio de Colonia Elía, trabajaron durante años para que este proyecto vea la luz. En Uruguay, la ONG AMBÁ colabora en la protección del lado uruguayo del río.
El parque no solo está destinado a la conservación del medioambiente, sino que también apunta al desarrollo de actividades educativas, científicas y recreativas. La comunidad local mostró un gran interés en participar de las actividades ecoturísticas que se desarrollarán allí, lo que se espera que impulse la economía local de la pequeña localidad de Colonia Elía, que cuenta con 1800 habitantes.
Uno de los aspectos más destacados del parque es que integra tierras donadas por el filántropo norteamericano Gilbert Butler. En 2021, su fundación adquirió tres islas en el lado argentino (Dolores, San Genaro y Campichuelo) y tres en el lado uruguayo (Pingüino, Chalá y Basura), para luego donarlas a los respectivos gobiernos con el compromiso de que fueran protegidas como áreas naturales.
Programas de preservación y educación
El Parque Islas y Canales Verdes no solo se centra en la preservación de la biodiversidad, sino que implementó varios programas para involucrar a las comunidades cercanas. Uno de los proyectos más importantes es el Programa de Kayak para Escuelas, una iniciativa que permite que estudiantes de la región participen en actividades recreativas y educativas en el parque.
Desde su inicio, este programa permitió que más de 5000 estudiantes de escuelas secundarias de Entre Ríos y otras provincias participen en excursiones donde experimentan en primera persona la belleza natural de las islas y aprenden sobre la importancia de la conservación. Emiliano Ezcurra, director ejecutivo de Banco de Bosques, destaca que este tipo de programas son fundamentales para crear conciencia en las nuevas generaciones. "Queremos que los chicos aprendan a valorar lo que tenemos, y que ellos mismos se conviertan en los futuros guardianes de nuestros recursos naturales", afirmó.
Estas excursiones incluyen la navegación en kayak por los canales del río Uruguay, donde los estudiantes pueden observar la flora y fauna del lugar. Luego de remar por media hora, los chicos recorren las islas a pie, guiados por instructores especializados que les explican la riqueza del ecosistema. Al finalizar, los participantes reciben un "bautismo de kayak" y un certificado que simboliza su compromiso con la preservación ambiental.
La idea de incluir a las escuelas en el proyecto fue una condición que puso Gilbert Butler para garantizar que el parque no solo sirviera como un espacio de conservación, sino que también se utilizara como una herramienta educativa. "El objetivo es conectar a los más jóvenes con la naturaleza", explicó Ezcurra, "y hacer que se involucren de manera activa en su preservación".
Un corredor de biodiversidad único
El Parque Islas y Canales Verdes protege un corredor de biodiversidad que alberga especies animales y vegetales de gran valor ecológico. Entre los animales que se pueden encontrar en la zona, destacan especies como el carpincho, el lobito de río, el osito lavador (aguará popé) y el aguará guazú, un cánido en peligro de extinción. Además, la zona es rica en aves, algunas de ellas migratorias, como el rayador, el gaviotín de río y el chorlito de collar.
El río Uruguay también es un hábitat importante para diversas especies de peces, particularmente en los canales que separan las islas, que funcionan como corredores biológicos para las especies migratorias. Emiliano Ezcurra señala que estos canales son esenciales para el ciclo de vida de los peces de mediano y gran porte.
En cuanto a la flora, las islas son hogar de especies nativas como el laurel, el viraró y el ingá, entre otras. La palmera pindó, un símbolo cultural para las antiguas comunidades guaraníes, también crece en esta área y está protegida por leyes provinciales. Parte del trabajo del parque consiste en restaurar el ecosistema mediante la eliminación de especies invasoras, como el fresno o la mora, que ponen en riesgo el equilibrio ecológico. "Cada vez que identificamos una planta exótica, la marcamos y aplicamos un tratamiento para que se seque en pie y vuelva a integrarse al ecosistema", explicó Mariel Bazzalo, doctora en Ciencias Biológicas y parte del equipo de restauración.
Desafíos y el futuro del ecoturismo en el parque natural
El parque no solo tiene un impacto positivo en la conservación, sino que también está transformando la economía local mediante el desarrollo del ecoturismo. Colonia Elía, una localidad que en décadas pasadas fue un importante centro de explotación de canto rodado, ahora encuentra en el turismo sustentable una nueva oportunidad de desarrollo. La comunidad fue capacitada para recibir a los visitantes del parque, y muchos jóvenes de la localidad fueron formados como guías e instructores de kayak. Además, siete guardaparques trabajan en la protección de las islas.
Los refugios construidos en las islas Dolores, San Genaro y Campichuelo son otro atractivo importante para los turistas, quienes pueden optar por quedarse una o varias noches. Las estructuras, que combinan metal y madera, han sido diseñadas para integrarse con el entorno natural, ofreciendo una experiencia inmersiva y confortable. Estos refugios están equipados con sistemas sostenibles, como baños con biodigestores, que minimizan el impacto ambiental. "El turismo en esta zona es 100% sustentable, lo que significa que no dejamos huella en el entorno", subrayó Ezcurra.
La meta fue consolidar el primer Parque Natural Binacional del río Uruguay, unificando los esfuerzos de conservación de ambos países. En el lado uruguayo, el proyecto ya cuenta con el respaldo del Parque Nacional Esteros de Farrapos, y se espera que ambos países coordinen sus acciones de conservación. "Este es un esfuerzo conjunto", comentó Ezcurra. "No solo estamos protegiendo un pedazo de tierra, sino un río que compartimos con nuestros vecinos uruguayos. Es un recurso invaluable que debe ser cuidado de manera coordinada".