A pocos días de que se cumplan 28 años del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, un indignante episodio conmocionó a su familia. Un sobrino del reportero gráfico tuvo un encuentro casual con Horacio Braga, uno de los condenados por el brutal crimen ocurrido en 1997, mientras compraba un choripán en un recital en la localidad bonaerense de Baradero.
Gladys Cabezas, hermana del fotógrafo, relató el episodio en una entrevista radial: “Mi hijo del medio fue a un recital, se acercó a un puesto de choripanes y lo atendió un señor, entre comillas. Mi hijo se pone a hablar del recital, todo bien. Pero en el medio de la conversación, este hombre le dice: ‘Yo estuve detenido, fui uno de los que mató a Cabezas’”.
La declaración tomó por sorpresa al joven, quien apenas pudo responder: “Jodeme, era mi tío”. Según Gladys, el comerciante, que resultó ser Braga, respondió con frialdad: “Uh, loco, qué sé yo”.
El sobrino de José Luis quedó paralizado por la situación. “Se fue al recital, pero no lo pudo disfrutar. No dejaba de pensar: ‘Este tipo fue el que mató a mi tío, fue el que cagó a mi familia’”, explicó la hermana del fotógrafo.
La impunidad tras la condena
La historia no terminó ahí. Horas después, el joven volvió al puesto de choripanes, esta vez decidido a filmar al hombre. Al notar lo que sucedía, Braga le reclamó: “Te lo dije y no me dijiste nada, y ahora me venís a filmar”. Gladys Cabezas lamentó la actitud del asesino, quien, según ella, mostró una “impunidad tremenda”.
Horacio Braga, junto a otros tres integrantes de la banda conocida como Los Horneros, fue condenado por el crimen de Cabezas. Sin embargo, en 2005, Braga fue el último en recuperar la libertad tras cumplir una pena reducida. Al salir de la Unidad 9 de La Plata, declaró: “Ya pagué la deuda que tenía con la sociedad, así que a partir de ahora espero vivir tranquilo y nada más”.
Sobre el episodio reciente, Gladys Cabezas fue contundente: “Cuando una persona mata a otra, tiene que tener una condena ejemplar. Pero la verdad es que ninguno de los asesinos de mi hermano la tuvo. De hecho, se jactan de haberlo matado”.
José Luis Cabezas: un crimen que marcó al país
El asesinato de José Luis Cabezas ocurrió en la madrugada del 25 de enero de 1997, tras asistir al cumpleaños del empresario Oscar Andreani en Pinamar. Cabezas fue secuestrado por un grupo de hombres, quienes lo mataron de dos disparos en la nuca, lo esposaron dentro de su auto, un Ford Fiesta blanco, y luego incendiaron el vehículo en una cava en General Madariaga.
El autor de los disparos fue el oficial de policía Gustavo Prellezo, según determinó la Justicia. Este, a su vez, actuó bajo las órdenes de Alfredo Yabrán, un poderoso empresario molesto con Cabezas por haber sido fotografiado en una playa. El caso destapó un entramado de corrupción que involucraba a la policía bonaerense y el círculo de poder de la década de los 90.
Prellezo subcontrató a Los Horneros, un grupo de delincuentes de la zona de Los Hornos, partido de La Plata. El grupo estaba conformado por José Luis Auge, Héctor Miguel Retana, Sergio Gustavo González y Horacio Braga. Este último, recientemente identificado por el sobrino de Cabezas, se había destacado en el juicio por haber confesado su participación en el crimen mientras estaba ebrio, lo que terminó siendo clave para su condena.
Gladys Cabezas no ocultó su indignación ante lo sucedido y cuestionó el sistema judicial argentino: “Si en este país hubiera condenas ejemplares, nadie mata a nadie. Porque acá matar es gratis, y encima te jactás de que mataste, como si fuera una anécdota”.
El crimen de José Luis Cabezas no solo conmocionó a la familia, sino que se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad de prensa en Argentina. La frase “No se olviden de Cabezas” se inmortalizó como un grito de justicia que, aún hoy, sigue resonando en cada aniversario.