21 de septiembre 2024 - 8:37hs

El término "superreconocedores" fue acuñado en 2009 por el psicólogo Richard Russell, tras estudiar un grupo de personas que demostraba una extraordinaria capacidad para recordar rostros. Aunque todos los seres humanos somos capaces de identificar y retener caras, estas personas lo hacen de manera tan excepcional que pueden recordar con precisión el rostro de alguien que solo han visto fugazmente.

María Jesús Maldonado, especialista en psicología clínica y doctora en neuropsicología, explicó en una entrevista que "codificar la cara del otro y almacenarla en la memoria es una habilidad que todos tenemos, pero algunas personas lo hacen especialmente bien". De hecho, sólo entre el 1% y el 2% de la población puede catalogarse como superreconocedor. Estos individuos retienen detalles minuciosos como la forma de los ojos, el grosor de los labios o las cejas, y son capaces de identificar a una persona incluso si está disfrazada o lleva maquillaje.

Un caso emblemático del uso de estas habilidades ocurrió en 2018, cuando superreconocedores de Scotland Yard identificaron a los agentes rusos responsables del envenenamiento del exespía Serguéi Skripal y su hija en Salisbury. Los superreconocedores revisaron más de 11.000 horas de grabaciones y lograron identificar a los sospechosos, un hito que demostró el valor de estas capacidades en tareas de seguridad.

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El test de reconocimiento facial de la Universidad de Greenwich, desarrollado por el psicólogo Josh Davis, permite a cualquier persona evaluar si posee esta habilidad. Los resultados de las pruebas han mostrado que solo un pequeño porcentaje de quienes la realizan alcanzan el nivel de superreconocedor, lo que subraya lo extraordinario de esta capacidad. Davis también colaboró con la Policía Metropolitana de Londres en la creación de un grupo de superreconocedores, cuyos aportes han permitido resolver crímenes complejos.

Un don superior a la tecnología

A pesar de los avances en inteligencia artificial y en tecnología de reconocimiento facial, los superreconocedores siguen mostrando una ventaja considerable. Gary Collins, un policía de la Unidad de Pandillas de Londres, es un caso famoso de superreconocedor. En 2011, durante los disturbios en Reino Unido, logró identificar a un joven llamado Stephen Prince que había cubierto gran parte de su rostro con un pañuelo y un gorro. A pesar de las dificultades, Collins reconoció a Prince por sus ojos, recordándolo de un encuentro policial previo, seis años atrás.

Collins no es el único con estas habilidades. En los últimos años, la policía de varias ciudades ha comenzado a formar y reclutar superreconocedores. La policía de Múnich, por ejemplo, ha seguido el ejemplo de Londres, y ha incorporado estos individuos a su equipo. Según un informe publicado en The New York Times, gracias al trabajo de los superreconocedores, la Policía Metropolitana de Londres triplicó el número de arrestos por crímenes graves, como violaciones y robos, que de otro modo hubieran quedado sin resolver.

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Uno de los aspectos más notables de los superreconocedores es su capacidad para superar a los sistemas tecnológicos. Shahar Belkin, cofundador de la empresa FST Biometrics, especializada en tecnología de reconocimiento facial, afirma que las empresas que prometen capacidades "casi humanas" están exagerando. "La diferencia entre un cerebro humano y una computadora es enorme", comentó a The Verge. De hecho, durante los disturbios en Londres en 2011, mientras los sistemas de reconocimiento facial identificaron solo a una persona, Collins y su equipo fueron capaces de reconocer a casi 200.

El reconocimiento facial automatizado funciona bien en condiciones óptimas, como cuando las imágenes son nítidas y claras. Sin embargo, cuando las tomas son borrosas, oscuras o el ángulo es desfavorable, la tecnología suele fallar. Los superreconocedores, en cambio, pueden identificar a una persona a partir de una imagen granulada o incluso pixelada, y en algunos casos, solo observando los ojos de una persona.

La importancia del entrenamiento y el "efecto de raza cruzada"

A pesar de su habilidad innata, los superreconocedores también requieren de entrenamiento. Maldonado explicó que "convertirse en un maestro en este arte supone combinar la capacidad innata de reconocimiento facial con la práctica continua", señalando que existen distintos grados de superreconocedores, algunos más efectivos que otros. La Policía Metropolitana de Londres es pionera en la formación de estos individuos, implementando pruebas rigurosas que los entrenan para maximizar su potencial.

No obstante, esta habilidad también tiene sus limitaciones. Uno de los desafíos más importantes que enfrentan los superreconocedores y las fuerzas de seguridad es el llamado "efecto de raza cruzada". Este fenómeno describe la tendencia de los humanos a reconocer mejor los rostros de personas de su propia raza o etnia. Es un problema que puede derivar en identificaciones erróneas, como ocurrió en Estados Unidos, donde un joven afroamericano, Patrick Mumford, fue erróneamente identificado y detenido por un policía caucásico que lo confundió con un sospechoso. Como explica Benedikt Wirth, investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de Sarre, "parece bastante fácil. Tienes una foto de una persona y solo tienes que decir si es la misma persona o no. Pero se trata de una tarea realmente exigente y se dan muchos errores".

El "efecto de raza cruzada" también afecta la confiabilidad de los testigos oculares. Otis Boone, un joven de 19 años, fue acusado de dos robos en Nueva York y pasó siete años en prisión basándose únicamente en el testimonio de los testigos, quienes identificaron erróneamente su rostro. Sin pruebas materiales, Boone fue víctima de este sesgo de reconocimiento, algo que un superreconocedor entrenado probablemente hubiera evitado.

En un contexto donde la tecnología tiene sus limitaciones y el testimonio humano es propenso a errores, los superreconocedores se destacan como un recurso único. Si bien su habilidad sigue siendo un misterio para los científicos, su potencial para mejorar la seguridad y reducir los errores judiciales está más que comprobado.

El estudio de estos individuos sigue avanzando. La psicología cognitiva y la neurociencia están interesadas en entender qué áreas del cerebro están involucradas en el reconocimiento facial. Se sabe que el giro fusiforme, una región del cerebro situada entre los lóbulos temporal y occipital, es clave en este proceso, pero aún no se comprende completamente cómo algunos individuos desarrollan estas capacidades de manera tan notable. Hasta ahora, se estima que solo el 1% de la población mundial posee esta habilidad.

La ciencia aún no tiene todas las respuestas, pero los superreconocedores ya están demostrando ser herramientas poderosas en la lucha contra el crimen, brindando una ventaja humana que la tecnología no ha podido igualar.

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