La Policía de la Ciudad conoció un relevo histórico en su jerarquía, ya que por primera vez desde su creación, el puesto de jefe y subjefa está ocupado por figuras que provienen de la antigua Policía Metropolitana.
A su vez, solo dos de los 12 directivos de la fuerza (superintendentes y directores autónomos) tienen origen en la Policía Federal, lo que refleja una marcada influencia de la fuerza que surgió durante el gobierno de Mauricio Macri. Así, la Policía Federal Argentina, que había tenido una influencia predominante en los altos mandos, vio disminuida su autoridad debido a la creciente incorporación de miembros de la Policía Metropolitana.
Diego Casaló, el dirigente principal de la Policía de la Ciudad, inició su carrera en la Policía Bonaerense antes de unirse a la Metropolitana. Por su parte, Carla Mangiameli comenzó en la fuerza de Santa Fe y luego se unió a la misma institución que Casaló.
En 2016, durante el mandato de Macri como presidente, se llevó a cabo el traslado de un considerable número de agentes de la Policía Federal a la jurisdicción de la Ciudad. La mayoría de ellos provenían de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana, la cual era responsable de todas las comisarías en la capital y de la supervisión del orden público en las calles.
La meta era integrar a los miembros de la PFA con los de la Metropolitana para conformar la nueva Policía de la Ciudad. La labor resultaba complicada, ya que la separación anterior había generado tensiones y conflictos, los cuales se intensificaron aún más con las rivalidades internas una vez que comenzaron a integrarse en la misma institución.
En efecto, a inicios de 2017, José Pedro Potocar, procedente de la PFA, y Carlos Kevorkian, quien había sido parte de la Metropolitana (aunque inició su carrera en la Federal y se trasladó a la fuerza de Macri antes de la integración), fueron nombrados como los primeros jefes.
Designar un representante de cada fuerza fue una estrategia para mitigar las tensiones, ya que algunos miembros de la Federal se oponían al traspaso y ciertos integrantes de la Metropolitana se sentían menospreciados por la preferencia hacia la PFA. Así, el entonces vicejefe de Gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, tomó una decisión equitativa: un jefe de cada institución.
Con la salida de José Pedro Potocar, quien había sido detenido y posteriormente sobreseído en una causa penal, Carlos Kevorkian asumió oficialmente como el nuevo jefe de la Policía de la Ciudad a finales de 2017. En este momento, Gabriel Berard, otro integrante llegado de la Policía Federal Argentina, ocupaba el cargo de subjefe.
En este punto, la Metropolitana había conseguido alcanzar la Jefatura, aunque siempre lo hizo con un oficial de la Federal ocupando el segundo puesto.
En agosto de 2018, Kevorkian solicitó su retiro y Gabriel Berard tomó las riendas como nuevo jefe. Por su parte, Oscar Enrique Cejas, proveniente de la Policía Federal Argentina, fue designado como subjefe.
Entre los distintos procesos, se llevaron a cabo varios períodos interinos bajo la dirección de Marcelo D'Alessandro, quien en ese momento ocupaba el cargo de secretario de Seguridad de la ciudad.
En enero de 2022, Pedro Carnero asumió el cargo de segundo al mando de la fuerza, reemplazando a Cejas y consolidando así la preeminencia de la Policía Federal.
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La llegada de Jorge Macri al cargo de jefe de Gobierno de la Ciudad trajo consigo una reestructuración, dando como resultado que la fuerza porteña fuera liderada por un civil. En este contexto, Diego Kravetz fue nombrado como nuevo jefe, además de desempeñar el rol de secretario de Seguridad.
Oscar Antonio Passi fue designado como subjefe al lado de Kravetz, y al igual que él, procedía de la Policía Federal Argentina antes de la transición.
El 31 de mayo del año anterior, Pablo Kisch tomó oficialmente posesión de su cargo como nuevo jefe, convirtiéndose en el segundo en ocupar este puesto proveniente de la Policía Metropolitana. Junto a él, Guillermo Azzolina fue nombrado subjefe, siendo él parte de la Policía Federal.
Tras la fuga de reclusos de varias alcaidías en la capital, el ministro de Seguridad, Waldo Wolff, designó a Casaló y a Mangiameli como líderes de la fuerza. Esta es la primera ocasión en que dos miembros de la Policía Metropolitana dirigen conjuntamente la Policía de la Ciudad.
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No obstante, esto no es todo, ya que la alta dirección de la fuerza también se transformó de manera significativa en apoyo a los veteranos de la Policía Metropolitana. De los doce nombramientos en las superintendencias y direcciones autónomas, diez provienen del mismo ámbito que Casaló y Mangiameli.
En la cúpula de la PFA, solo permanecieron Alberto Darío Sagastizábal, quien es el superintendente de Tránsito y Transporte, y Fernando Gabriel Casteluche, que ocupa el cargo de superintendente de Investigaciones. En este contexto, los superintendentes que llegan de la Policía Metropolitana son Esteban Henaín Gari, encargado de Seguridad Comunal; Laura Raquel Cesanelli, responsable de Operaciones; Juan Daniel Gómez, que supervisa el Orden Urbano; Rodrigo Horacio Conesa, al frente de Protección de Barrios; María Cristina Ávila, quien se ocupa de la Policía Científica; Sonia Edith Vitale, especializada en Violencia Familiar y de Género; y Carlos Gabriel Rojas, que lidera la lucha contra el Cibercrimen.
También fueron designados, desde la misma fuerza, Martín Cornaglia para la Dirección Autónoma de Protección y Seguridad Gubernamental, María Mercedes Rebaynera para la Dirección Autónoma de Coordinación y Enlace con el Instituto de Formación, y Germán Goris como responsable de la Dirección Autónoma de Alcaidías.
En los años venideros, el objetivo es que el jefe, el subjefe y los altos mandos de la policía de la Ciudad estén conformados exclusivamente por graduados de esta institución policial local.
