“¿Saben dónde está el asesino de Nora Dalmasso? En el cinto de la bata”, afirmó el fiscal Julio Rivero durante el juicio que liberó de cargos al viudo Marcelo Macarrón en 2022. Pasaron 18 años desde el asesinato de Nora Dalmasso que impactó a Río Cuarto para que las evidencias científicas validaran esta afirmación, lo que permitió que la investigación, que antes parecía “perfecta”, comenzara a desentrañar la red de impunidad que la rodeaba.
“Estoy muy emocionado y contento de que podamos como familia saber la verdad después de un gran sufrimiento y persecución judicial”, expresó Marcelo Macarrón, esposo de la víctima, en una corta conversación con TN tras la revelación de un nuevo sospechoso y un resultado positivo de ADN en el caso. “Después de dieciocho años, que no es poco”, añadió con firmeza.
Desde el comienzo del controversial caso, Macarrón estuvo bajo la sombra de la sospecha de haber encargado el asesinato. Solo tres años atrás, cuando un jurado popular lo declaró inocente, pudo comenzar a procesar la pérdida de su esposa. En ese momento, además, se reactivó la investigación con el objetivo de descubrir “la verdad histórica” detrás del homicidio de Nora Dalmasso.
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El avance en esta nueva dirección fue crucial con la incorporación del fiscal Pablo Jávega, el sexto en asumir el caso. Junto a un equipo de la División de Investigación Operativa y con la ayuda de un laboratorio vinculado al FBI, realizó un exhaustivo análisis de más de 200 individuos que estuvieron en la residencia de los Macarrón. A través de este trabajo, logró identificar un ADN en el cinturón que se utilizó como arma, el cual no correspondía ni a la víctima ni a su esposo.
Este perfil genético, que reconoció por las autoridades judiciales, se cree que corresponde al autor del crimen.
La huella del asesino
En el transcurso del juicio que resultó en la absolución de Macarrón, también se desestimó la teoría de un asesinato planificado. Los peritos Martín Subirach y Mario Vignolo coincidieron en afirmar: “Fue algo del momento (…) Algo pasó en la relación (…) el asesino no había llevado nada para matarla (….) El agresor se sacó y provocó el estrangulamiento con algo que tenía a mano”.
La indagación, que permanece activa, se centró en el cinturón o el objeto utilizado para cometer el homicidio. “En el debate se reveló que en el cinto había tres rastros genéticos”, comentó el fiscal Pablo Jávega en una entrevista con TN. Añadió: “El de la víctima y dos masculinos. Uno de los ADN pertenecía a Marcelo Macarrón y el otro desconocido”.
En los últimos meses, se evaluaron 44 nuevas muestras de ADN con el objetivo de avanzar en la investigación. Además, se solicitó la ayuda del Centro Nacional de Ciencias Forenses de Florida, un laboratorio vinculado al FBI que ya había contribuido anteriormente en este caso.
“Pudimos ubicar a la misma persona del laboratorio norteamericano que intervino hace 18 años”, enfatizó Jávega. “Él conservaba todavía los registros”, añadió. Esto permitió simplificar el proceso de comparación, logrando así “aislar, separar el perfil de Macarrón del otro desconocido”, dado que ambas huellas habían estado entrelazadas.
“Desde hace dos años se viene trabajando en un barrido de quiénes pudieron haber hecho ese aporte genético. Estamos plenamente conscientes de las dificultades, pero la expectativa siempre está”, comentaba el fiscal, quien también recopiló diversos testimonios.
“No sólo a la familia, también fueron citados a declarar como testigos el personal doméstico o de mantenimiento, todas las personas con las que podíamos consultar cuestiones asociadas a los hábitos de la casa, la cotidianeidad”, mantuvo Jávega.
“Estamos aplicando un método y ese método nos puede llevar a un resultado”, detalló el fiscal. Y el desenlace se presentó de manera inesperada justo al cumplirse 18 años del asesinato de Nora Dalmasso. Esta tarde, Jávega ofrecerá una rueda de prensa para dar a conocer las novedades en el caso.