7 de abril 2025 - 17:44hs

Cuesta creerlo, pero dar crédito a un usuario de “X” que utiliza un “conejito” como avatar y cuyo nickname alude al simpático mamífero lagomorfo es una realidad de nuestros días. Gobiernos, políticos, periodistas, la comunidad toda ha sido cooptada por una campaña de marketing monumental, que procura la desconexión de los frenos inhibitorios a la hora de considerar reputación, antecedentes, ética, honorabilidad o recorrido académico. Ninguna red social está exenta, incluso los sistemas de mensajería instantánea, a esta altura funcionando como redes sociales.

La facilidad para construir identidades falsas u ocultar la verdadera está ligada a la credibilidad otorgada a contenidos de dudosa procedencia. La postura sesgada se asemeja a una secta que sigue ciegamente a su líder, priorizando lo que dice la “pantallita” sobre la realidad y la evidencia.

La nueva condición de la comunicación y la opinión no se limita a los dichos de un político, un comentario futbolístico o una declaración de amor. La comisión de fraude, las estafas virtuales y la motorización del engaño tipo de este siglo comparten el mismo ADN: creerle a la “pantallita” y sucumbir a la devolución dopamínica.

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Elon Musk, fiel a su instinto innovador, se ha notificado tempranamente de esto y, al igual que el destino de la supervivencia de la raza humana está en Marte o algún lugar del espacio, declara que el poder de la información y de la comunicación política está en X. Por lo que ha sostenido que las publicaciones en su plataforma de redes sociales son tan creíbles, incluso más, que el contenido de los medios de comunicación tradicionales.

Lo cierto es que la gran mayoría de los usuarios de X se informan estando dentro de la plataforma, incluso solo por el hecho de contrarrestar el fenómeno de las fake news y la desinformación. Siempre existirán usuarios que demanden noticias imparciales; los medios tradicionales de noticias facilitarán que este público obtenga diversidad de opinión, pero al mismo tiempo continuarán alimentando al monstruo.

Aunque los usuarios sostengan a X como fuente principal de noticias, esto no significa que el contenido sea confiable. El concepto acuñado por Elon de "periodistas ciudadanos" no necesariamente los convierte en eso. El sesgo de confirmación hace que las personas busquen noticias que se ajusten a sus creencias y se apuran a la hora de eliminar las diferencias subjetivas de desinformación o mentiras.

Estamos programados para ver a quienes comparten nuestra afinidad como más inteligentes y hábiles, reforzando nuestra confianza en ellos y estereotipando a los no afines. Mientras, los “fans del sesgo” aseguran que X es la mejor fuente de noticias, cuando en realidad está llena de basura: teorías conspirativas, scorts, prostitución, invitaciones a la pedofilia, bots dañinos e información errónea.

La regla es provocar, denigrar, esconder lo dicho en un meme, negativizar y dividir, bullinear y humillar. X incluye las peores características de las redes sociales. La velocidad y viralidad de X están llenas de ruido e información falsa, con data de baja calidad, engañosa y fuera de contexto, y radicaliza lentamente a la gente.

Al final, sucede lo mismo que ocurre con IG, Facebook, TikTok o YouTube, pero estas plataformas no cuentan con periodistas dedicados 24 horas, trabajando para un algoritmo que te ofrece lo que querés escuchar.

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