Los seres humanos somos todos iguales, pero algunos son más iguales que otros. Esta frase se puede invertir para decir: algunos seres humanos son muy diferentes a los otros. Habitan este mundo de una manera distinta, se destacan por sobre los demás por algún talento que los hace únicos, pero también porque parecen estar tocados por una varita que los ilumina y los eleva por sobre el resto de los mortales. El ejemplo canónico de este tipo de personas sería Lionel Messi, pero cada uno de nosotros seguramente tiene un conjunto de seres humanos que admira y sigue por fuera de los que son distinguidos universalmente. Hoy quiero compartir algunos de los míos.
Las Trillizas de Oro
María Emilia, María Eugenia y María Laura son un fenómeno de la naturaleza. Las consumía en mi infancia. Amé la serie María, María y María (1980). Me jacto de distinguirlas: María Emilia, la más histriónica, es un poco diferente de las otras dos; para mí es algo más linda. María Eugenia tiene los ojos un poco más achinados y es más seria, y María Laura parece ser la más bondadosa. Tienen una cuenta de Instagram totalmente adictiva. Son tres mujeres hermosas de 64 años que mantienen la misma estética de hace cuarenta años. Sus cabellos lacios y rubios son su marca registrada. Meme, Coca y Iaia, como las llaman sus nietos, se ríen de sí mismas, son alegres, disfrutan de la vida y comparten muchos momentos de su cotidianeidad con sus seguidores.
María Eugenia cocina muy bien, María Laura es una super abuela (en estos momentos está viviendo con cuatro de sus nietos por cinco días porque los padres se fueron de viaje) y María Emilia parece ser el motor de todo lo que hacen. A muchas de sus andanzas se suma Chichita, la mamá de las tres, que tiene 84 años y, como ellas, está espléndida. Acaban de lanzar un perfume que agotaron en pocos días. Creo que su vigencia radica en una mezcla de señoras “bien”, casadas con polistas, que vivieron por el mundo con una carrera artística ecléctica y una hermandad única que las hace cercanas a nosotros. Han pasado tragedias familiares que transitaron en silencio, pero sin ocultar su dolor, y festejan juntas los logros de las tres y de cada una. Tres de sus hijas: Laura y Pilar Laprida (hijas de Eugenia) junto a su prima Sonia Zavaleta (hija de Emilia) tienen un podcast en Spotify que se llama No todo lo que brilla es oro. Seguramente es así, pero para mí Las Trillizas refulgen unidas hace muchos años y seguramente lo harán por muchos años más.
Pampita
Carolina Ardohain es magnética. Su sonrisa perfecta ilumina su rostro "terminado a mano", como dijo Mario Mactas alguna vez de Graciela Borges. La popularidad de Pampita es tal que mucha gente, ante cada evento de su vida, declara “soy team Pampita”, sin importar lo que haya pasado. Por supuesto, me encuentro en ese grupo. Ella encarna a la chica humilde que vino del interior a triunfar, a superar su condición social a fuerza de trabajo y disciplina. Se fue abriendo camino a pesar de no encajar con el prototipo de manequin tradicional, lo que le valió el despectivo apodo de “muqui” entre sus compañeras. Le importó poco; ella tenía los objetivos muy claros y se impuso con su carisma y su belleza. Una declaración que le escuché en una entrevista me impactó mucho y me dio la dimensión de su inteligencia y ansias de superación. Contó que cuando empezó a ganar dinero y pudo comprar cosas para su casa familiar en La Pampa, lo primero que les mandó fueron los bastidores para los enchufes, “las tapitas de la luz”. Ella sentía que eso, que faltaba en su casa y no en la de algunas de sus amigas, era una medida de las carencias que quería superar.
Pampita es amada porque, a pesar de vender perfección e impecabilidad, sabemos que sufrió y sufre. Sabemos que es una mujer de armas tomar y que también puede perdonar. La hemos visto insultar noteros, abandonar un estudio pasando por detrás del conductor y poner un cero a la bailarina profesional Lourdes Sánchez, participante del Bailando por un Sueño, quien días atrás le había dicho “bolsa de cuernos”. Quizás su punto más débil sean sus parejas (Vicuña es de lo mejorcito que tuvo), pero a la vez esto la hace más terrenal y cercana. A veces su suerte en el amor parecería encarnar la frase “la suerte de la fea, la linda la desea”. Pampita es una mujer independiente, tuvo cinco hijos y dice que tendría más, atravesó una tragedia inconmensurable, tuvo separaciones escandalosas, y es su propia marca. Actuó, condujo, estudió danza clásica y baila muy bien. Pampita habita el mundo de manera diferente a todos nosotros.
Luis Brandoni
Para mí, Brandoni es la definición de lo que se conoce como “un señor”. Me parece una persona íntegra. Lo sigo desde Buscavidas, un gran programa de televisión en el que interpretaba a un vendedor ambulante en los colectivos en dupla con Patricio Contreras. Sus cualidades actorales están totalmente demostradas; forma parte de la historia grande del cine y la televisión argentinas. Como muchos de sus personajes, en la vida real es un poco cabrón, y eso me encanta. Brandoni se jugó por sus opiniones políticas cuando eso podía costarte la vida; de hecho, tuvo que exiliarse por ser amenazado por la Triple A. Fue muy emocionante verlo a sus ochenta años participar de la manifestación de Padres Organizados en 2021 frente al Palacio Pizzurno pidiendo que abran las escuelas. Las convicciones de Brandoni no cambiaron con los años; siempre estuvo por los valores democráticos y republicanos. El año pasado fue de invitado a LAM y le preguntaron cómo había sido su relación con las mujeres, dado que no era el prototipo de actor galán, y muy pícaramente contestó: “Me las arreglé”.
Marcelo Polino
Soy fan de Polino hace más de 20 años. Lo escucho religiosamente todos los sábados al mediodía. La dupla en Radio Diez con Marcela Tauro no será superada jamás. Ese programa, que duró más de una década, era lo más parecido a una reunión de producción que salía al aire. Marcelo y Marcela no parecían tener una rutina; charlaban como en una mesa de café básicamente sobre ellos y, eventualmente, sobre los famosos. Los dos son frontales y sin pelos en la lengua. Lo seguí a Mitre, donde ahora tiene un programa solo de una hora que conduce.
Polino es un solitario que vive para su trabajo. Siempre cuenta que llegó de Tres Arroyos sin un peso y hasta tuvo que dormir en una plaza. Empezó limpiando una redacción y un día lo mandaron a hacer una nota. Fue novio de la hija de Pipo Pescador en España y trabajó de mago. Colecciona moños, tiene más de 700. Su casa es en una planta baja con un gran jardín, pero él odia el sol y el aire libre. No se sabe nada de su vida privada, solo que era muy cercano a su mamá, que murió hace un par de años. Polino dice lo que piensa, mucho antes de que se pusiera de moda ser mordaz. Es irónico y tiene un humor filoso. Por una entrevista con Alejandro Fantino supe que le gusta el fútbol, especialmente el europeo. Era fan del Barcelona de Guardiola. Me hubiera gustado que concretara su sueño de adoptar un hijo; quizás sea demasiado neurótico para convivir con otro ser humano. Ese amor lo canaliza ayudando a hogares de niños y se nota que es muy buen amigo de sus amigos. Lo admiro como trabajador incansable y ser poco sociable.
Grace Coddington
En el extraordinario documental The September Issue sobre Anna Wintour y Vogue conocí a la antagonista y socia creativa de la implacable Anna. La pelirroja Grace Coddington, legendaria directora creativa de la revista, que no le tiene miedo a su directora. En la película queda en evidencia que Wintour la respeta a pesar de tener una relación tensa. Grace fue modelo, tuvo un accidente de auto que le produjo varias lesiones en la cara, dejó el modelaje y poco tiempo después comenzó como editora junior en la Vogue británica. Después de 19 años en la revista, se mudó a Nueva York para ser diseñadora jefa de Calvin Klein. En 1988 se incorporó nuevamente a Vogue en Estados Unidos, donde trabajó hasta el 2016.
Me impactó tanto su participación en la película y lo que mostraban de su trabajo que años después me compré el libro más lindo que tengo en mi biblioteca: Grace: Memorias. Un objeto precioso de tapa dura ilustrado por ella misma, con fotos personales y de sus producciones para Vogue. Toda persona a la que le guste lo bello, la creatividad y la moda debería leer este libro. Grace es otra persona franca y trabajadora. Amante de los gatos. No tuvo hijos, se casó varias veces, pero hace casi treinta años que convive con el peluquero Didier. Su cabello pelirrojo es su marca de identidad; Grace tiene 83 años y está espléndida. Nos gustaría que tuviera su propio documental. Es otro personaje único que lo merece.