27 de noviembre 2024
27 de noviembre 2024 - 15:46hs

Javier Milei no parece tener el miedo clásico de los políticos en el poder. Si lo tiene, lo disimula tan bien que ni él mismo parece notarlo. En su corta carrera, el presidente argentino ha demostrado que no le temen los riesgos ni las apuestas arriesgadas. No se trata solo de un diagnóstico superficial, ni de jugar a ser psicoanalistas, sino de entender cómo su personalidad y su concepción de la política lo llevan a jugar con todo, sin frenos y sin las limitaciones que suelen marcar el camino de la mayoría de los políticos tradicionales.

Si bien podría decirse que, comparado con otros líderes, Milei tiene "casi nada que perder" porque su historia política es reciente y su carrera empezó hace poco, lo cierto es que esta falta de trayectoria no es un obstáculo, sino una ventaja. En este sentido, Milei se ha sentado en la "silla eléctrica" de la presidencia con una visión clara: quiere que su mandato sea exitoso y aspira a un segundo término. Esta determinación es lo que lo distingue de sus predecesores, como Alberto Fernández, quien, en su momento, no tuvo el coraje de dar un golpe de timón frente a Cristina Fernández de Kirchner. De hecho, la diferencia entre estos dos personajes no podría ser más pronunciada: Milei es un líder que asume riesgos, mientras que Fernández fue un subordinado más, amparado en los cálculos políticos y las conveniencias.

Uno de los puntos más interesantes de analizar en la figura de Milei es su falta de cálculo político. La política tradicional se mueve a través de amistades, favores, consensos y negocios que tejen una red de apoyos para llegar al poder. Alberto Fernández, por ejemplo, construyó su carrera en torno a este tipo de arquitectura, mientras que Milei no se ha preocupado por estos mecanismos. Él llegó sin consensos previos, sin el respaldo de una estructura política amplia, y lo que es más importante: no mostró miedo al tomar decisiones impopulares.

Más noticias

Su convicción sobre el rol del Estado y su ideología económica son lo que realmente lo guían. Mientras otros políticos llegan al poder sin una dirección clara y arrastran una falta de identidad, Milei tiene algo muy valioso: convicciones firmes. Su visión de la economía y del Estado como "estorbo" para el individuo no solo es parte de su discurso, sino que es la guía que le permite tomar decisiones con determinación, incluso cuando estas son polémicas o riesgosas. En palabras simples, no teme a la tormenta porque sabe exactamente hacia dónde va.

En contraposición, el caso de Alberto Fernández pone de manifiesto lo que Milei intenta evitar: la falta de convicciones. El ex presidente argentino no solo cambió de postura según lo dictara el viento político, sino que, para muchos, nunca se entendió qué pensaba realmente sobre el rol del Estado o la economía. Su falta de principios sólidos lo llevó a ser un líder sin rumbo claro, y, al final, eso se tradujo en un gobierno errático.

Es cierto que las decisiones de Milei pueden ser audaces y a veces desconcertantes, pero lo que no se le puede negar es que toma esas decisiones con audacia y determinación, algo que pocos políticos logran. La política argentina, a menudo caracterizada por el miedo a perder y la falta de riesgo, parece encontrar en Milei a un líder dispuesto a desafiar ese paradigma. Y, por más que algunos lo critiquen, no podemos ignorar que, en medio de la incertidumbre, esa audacia le ha permitido avanzar más rápido que muchos de sus contemporáneos.

¿Será este el camino correcto? ¿Consolidará sus convicciones en el tiempo o terminará por caer en la misma trampa que otros? Solo el tiempo lo dirá. Pero por ahora, lo que queda claro es que, mientras otros políticos siguen jugando a no perder, Milei juega para ganar, sin miedo a lo que pueda costarle.

Javier Milei es, sin lugar a dudas, un fenómeno político que genera admiración y rechazo en partes iguales. Lo que está claro es que su estilo audaz, su falta de miedo y sus convicciones firmes marcan un quiebre en la política argentina. Si su gestión logra materializar esas convicciones en éxitos tangibles para el país, podríamos estar ante un presidente con una carrera de largo plazo. Sin embargo, si las cosas no salen como espera, su caída también podría ser estruendosa. Lo único seguro es que no pasará desapercibido.

Temas:

Javier Milei

Seguí leyendo

Más noticias

Te puede interesar

Más noticias de Uruguay

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos