En diálogo con El Observador Marcelo Pérez, economista especializado en transporte e infraestructura y socio director de la consultora económica y financiera AIC, habló de su trayectoria como consultor y el presente y futuro de la empresa, que este año cumple su primera década.
¿Cómo empezó su camino en la consultoría?
Empecé a trabajar en el mundo de la infraestructura en la Corporación Vial del Uruguay (CVU), la principal empresa de infraestructura del país. Luego de eso me fui a trabajar en CSI Ingenieros, que es una de las firmas de ingeniería más grandes del país y la región, un puesto en el que me enfoqué en trabajar en proyectos de transporte. Entre 2010 y 2014 pasé a ser el gerente de evaluación de proyectos de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND). Allí me tocó llevar adelante toda la estructuración de la unidad, el desarrollo de la primera cartera de proyectos de Asociaciones Público-Privadas (APP) y tejer las relaciones institucionales. Esto llevó a que algunos organismos multilaterales, como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), me invitaran a participar de procesos similares en la región.
¿Cuál fue su rol en el surgimiento de AIC?
El BM me pidió replicar la experiencia de la CND en Paraguay y ahí nació mi primer proyecto de asesoramiento internacional en esta materia como persona física. En ese momento, tomé la decisión de que más que brindarlo como persona física quería generar un vehículo para brindar esa asesoría y así surgió AIC. Los socios fundadores veníamos de trabajar en distintos lugares del sector público y privado, asesorando en áreas puntuales de infraestructura.
Al principio trabajamos mucho a demanda, nos llegaba un proyecto y éramos un grupito de consultores que nos reuníamos para prestar un servicio.
Con los años nos dimos cuenta que necesitábamos dar un salto para prestar un servicio integral como empresa y no solo enfocarnos en resolver pedidos a demanda, si no ayudar a los clientes a originar un proyecto, a evaluarlo, a conseguir financiamiento, a gestionarlo y a que se llegue a la fase de implementación. Eso fue una apuesta que generó mucho interés, tanto del mercado local como del mercado internacional.
Este año la empresa cumple 10 años de trayectoria, ¿qué evaluación hace?
Desde que fundamos AIC hemos trabajado en 19 países, en 314 proyectos, donde a través de nuestro conocimiento hemos logrado darle una mirada totalmente integral a nuestros clientes, pero focalizada en cada sector. Los proyectos en general son de gran volumen y tienen a veces una duración de dos o tres años.
Actualmente tenemos cinco áreas en las que asesoramos: transporte, recursos renovables, energía, real estate y datos. Esta última tiene como objetivo acompañar la evaluación económica y financiera, con una aproximación muy fuerte en los datos
Y asesoramos a tres tipos de clientes: el sector privado, usualmente constructoras; organismos multilaterales, que tienen como foco el desarrollo económico de los países y por lo tanto, la infraestructura como uno de los ejes prioritarios; y los gobiernos.
¿Qué proyecto destacaría de su trayectoria?
El proyecto más relevante ha sido la doble vía que va desde Pan de Azúcar a Rocha, que es uno de los proyecto viales más grandes de la historia del Uruguay. Lo considero como el más relevante porque es en nuestro país y porque es un proyecto en el que estuvimos desde el día uno y en todas las fases. El proyecto ya entregó los primeros tramos y seguramente a finales del año que viene va a estar 100% completo. Ese es el más emblemático, no necesariamente el más grande, pero si para mi es el más relevante. Otros proyectos que destacaría son el asesoramiento al metro de ciudad de México en la renovación de la línea 1, un mega proyecto en el que hemos estado desde el 2019 y los teleféricos que conectan los transportes masivos con las zonas altas a las que es muy difícil acceder.
¿Qué papel juega la confianza en un área de negocio como la consultoría?
Nosotros al final estamos siempre ayudando a los directivos de más alto nivel a tomar la decisión de invertir o no en un determinado proyecto, a determinar si conviene prestar dinero o poner energía política, y eso implica la confianza de que estamos alineados a los objetivos del cliente. No estamos buscando que un proyecto salga porque sí, somos muy rígidos en ese aspecto y nos aseguramos de no incorporar proyectos que no tienen realmente una viabilidad real. Cualquier proyecto de infraestructura involucra muchos recursos financieros y eso es una gran responsabilidad. Para eso evaluamos todas las etapas y ahí el área de datos juega un rol muy importante.
En base a su experiencia y análisis de los datos ¿en dónde existe demanda de inversión en Uruguay?
Uruguay hoy tiene la necesidad de invertir en transporte masivo, transporte público, de una forma mucho más alta de lo que lo he hecho hasta ahora. Y eso seguramente va a implicar, coordinación entre las intendencias y entre el gobierno nacional.
Cuando nosotros empezamos casi todo el foco estaba puesto en las asociaciones público privadas, las PPP o las APP. Hoy el mercado en general entiende que las APP son una herramienta más y hay, obviamente, otras herramientas disponibles, como las Cremaf.
Además, en los últimos años el cambio que hemos visto es la creciente preocupación de cómo incorporar los elementos de sostenibilidad a los proyectos, tanto en la ejecución como en el financiamiento. Yo creo que Uruguay se va a empezar a posicionar en esta materia.
¿Cómo se imagina el futuro de la empresa?
Estamos abriendo nuestras oficinas en Paraguay y Argentina y esperamos en los próximos cinco años abrir oficinas en los principales mercados de infraestructura de América Latina, como México, Brasil y Perú. Nuestro foco es tener una unidad fuerte de negocios en Uruguay que exporte servicios.
Por otra parte, trabajamos en la utilización de la Inteligencia Artificial para quitarnos tareas repetitivas, y que el análisis de datos sea mucho más profundo y automatizado.