En un mundo marcado por la polarización y la incertidumbre, la Mesa del Diálogo se consolida como un espacio clave para el encuentro entre líderes empresariales, judiciales, políticos y sociales. Inspirada en la metodología del Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI), fundado por el Papa Francisco, esta iniciativa busca fomentar la cooperación multisectorial, generar consensos y proponer soluciones a los grandes desafíos actuales.
Presente en Argentina, Uruguay y Paraguay, la Mesa del Diálogo es un foro en el que se analizan temas clave como inseguridad, economía, empleo, tecnología e inclusión social. Con la premisa de que el entendimiento mutuo es la base del progreso, sus encuentros reúnen a personalidades de diversos ámbitos para intercambiar ideas y construir puentes de diálogo.
Un espacio que trasciende fronteras
El organizador de la iniciativa, Andrés Prieto Fasano, explicó la importancia de este espacio y su expansión en la región. Lo que sigue es un resumen de la conversación que mantuvo con El Observador:
¿Cómo surge la idea de la Mesa de Diálogo?
La Mesa de Diálogo se basa en la metodología del Instituto del Diálogo Interreligioso, que fue creado por el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, en el contexto de la crisis del 2001 en Argentina. En ese momento de caos social, económico y político, Bergoglio decidió reunir a representantes del islam, el judaísmo y el cristianismo para buscar consensos y promover la paz. El objetivo es el mismo hoy: encontrar puntos de encuentro más allá de las diferencias. La iniciativa nació en Argentina, pero ahora hemos sumado a Uruguay y Paraguay para ampliar el alcance de estos espacios de reflexión y construcción conjunta.
¿Qué impacto han tenido estos encuentros?
Los resultados han sido extraordinarios. Este espacio no tiene ningún fin político ni comercial, simplemente busca fomentar la paz, el diálogo y el pensamiento estratégico sobre los desafíos actuales. En cada edición surgen debates profundos y propuestas concretas para mejorar la realidad en distintos ámbitos. En la última edición, por ejemplo, abordamos la inseguridad y la inteligencia artificial, con visiones complementarias de jueces, empresarios, emprendedores, diplomáticos y líderes sociales. La riqueza del encuentro radica en la diversidad de miradas.
¿Cómo se seleccionan los participantes?
Buscamos la mayor pluralidad posible: jueces, empresarios, emprendedores, religiosos, académicos y dirigentes de distintos sectores. La idea es generar un ambiente donde cada uno pueda compartir su perspectiva sin prejuicios y con apertura al debate. En cada edición hay invitados con experiencias diversas, desde diplomáticos hasta referentes en tecnología y educación. Lo que los une es la voluntad de construir soluciones desde el diálogo.
¿Cuándo serán los próximos encuentros?
En marzo realizaremos una nueva Mesa del Diálogo en Argentina y luego llevaremos el encuentro a Uruguay y Paraguay. La intención es consolidar este espacio en toda la región.
¿Qué devolución hacen los participantes?
Siempre se generan reflexiones profundas. No hay un único orador ni un discurso establecido: cada uno presenta su visión y el debate fluye de manera orgánica. Al final, siempre encontramos puntos en común, lo que demuestra que el diálogo es una herramienta fundamental para la transformación social.
Un puente hacia el entendimiento
La Mesa del Diálogo se ha convertido en un punto de referencia para quienes creen en la cultura del encuentro como motor de cambio. En un contexto global donde las tensiones políticas y sociales van en aumento, estos espacios buscan ser una alternativa a la confrontación, promoviendo el entendimiento y la colaboración.
Según sus organizadores, la expansión de esta iniciativa en el Mercosur responde a la necesidad de generar una red de líderes comprometidos con el desarrollo sostenible, la equidad y la paz social.