Por estas horas, todos los dedos índices apuntan a Leo Fernández y a su gran responsabilidad porque con un penal pudo darle el triunfo a Peñarol este miércoles en Asunción ante Olimpia por Copa Libertadores, y lo terminó condenando a un empate que lo compromete en la tabla de posiciones.
El encuentro correspondiente a la tercera fecha del Grupo H de la Copa Libertadores se resolvió con un empate 0-0, en el que los aurinegros pudieron ganar, pero que terminaron aferrados a las atajadas del golero Martín Campaña para volver a Montevideo con un punto.
Luego del partido, en conferencia de prensa, el entrenador de Peñarol, Diego Aguirre, no ocultó su bronca por lo que ocurrió en la cancha.
"Nos queda esa sensación un poquito amarga de que pudimos haber ganado. No concretamos situaciones claras y nos vamos con un empate que en lo previo no era algo negativo, pero después de haber visto el partido, creo que nos podíamos haber llevado los tres puntos", dijo Aguirre en conferencia de prensa.
Además apuntó: “Hubo situaciones claras que no concretamos y tenemos que lamentar eso”.
Luego le preguntaron por qué mantuvo a Jaime Báez, luego de fallar dos situaciones para convertir: "Estaba haciendo un buen trabajo. Las situaciones fueron muy propicias, las perdimos, pero hizo un buen trabajo ayudando mucho al equipo en la parte defensiva, contragolpeó bien, no pudo concretar, pero son cosas que pasan".
El increíble gol que falló Peñarol ante Olimpia en un contragolpe de cuatro contra uno: mirá todos los errores
En cualquier circunstancia, real o imaginaria, la jugada que protagonizaron los futbolistas de Peñarol a los 62 minutos debía terminar en gol.
Sin embargo, los 10 segundos que siguieron derivaron en la frustración por el gol fallado.
En ese momento todos cargaron de responsabilidad a Báez, quien falló frente al arco, pero, ¿fue exclusiva responsabilidad del extremo izquierdo el gol fallado o una cadena de malas decisiones que frustraron el triunfo de Peñarol?
Transcurría el minuto 62 cuando Ignacio Sosa rechazó próximo a la medialuna, de cabeza y con precisión, un envío al área que realizó Olimpia:
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El volante le entregó la pelota a Leo Fernández, quien inició el contragolpe perfecto, cuatro jugadores de Peñarol contra dos (enseguida quedaron cuatro contra uno) de Olimpia, para llegar al gol:
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El 10 acompañó el balón y con un movimiento perfecto dejó por el camino al primer defensa que se le cruzó, antes de la mitad de la cancha, para ampliar la superioridad numérica y el equipo quedaba armado en un claro cuatro contra uno con Diego García, quien corría junto a Leo Fernández, unos metros detrás venía Maxi Silvera y abierto por izquierda corría Jaime Báez:
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Hasta allí era el escenario perfecto para que la jugada terminara en gol:
Pero, ¿qué ocurre? García y Báez realizan los movimientos adecuados, uno para la derecha y el otro para la izquierda, para que el contragolpe termine con la pelota en el fondo de la red.
Sin embargo, se plantea el primer error de los futbolistas de Peñarol: Maxi Silvera se transforma en el segundo defensa de Olimpia en el desarrollo de esa jugada. ¿Por qué? En lugar de correr hacia afuera y ampliar la cancha, el delantero de Peñarol llevó a su equipo a una trampa, comprometió el juego de sus compañeros y, de forma inmediata, bloqueó la primera situación de pase (a Diego García, aunque el 10 estaba perfilado para asistir a Báez) y planteó la primera distorsión al avance:
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Simultáneamente a la mala decisión de Silvera, se agrega el segundo error de los futbolistas, a los 62:14, Leo Fernández debió lanzar en carrera a Báez, porque quedaba en inmejorable posición para resolver la jugada con tiempo y espacio para definir.
Unos metros metros después, la resolución de la jugada sería terrible y queda representado en la siguiente imagen:
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1) Báez se cerró, desaceleró y perdió velocidad en su carrera y el defensor se acercaría a la posición del aurinegro;
2) Leo Fernández no estaba perfilado para entregar el balón a Diego García en la derecha,
3) Leo Fernández tampoco tenía posibilidad de rematar al arco porque por un lado tenía a Silvera obstruyendo su línea de tiro y, por otro, el 10 no se había perfilado para resolver de esa forma. Tampoco era una opción válida en un contragolpe de cuatro contra uno.
Acto final: cuando el 10 le entregó el balón a Báez, el extremo definió de la forma más incómoda, desalineado y comprometido:
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Peñarol falló su mejor situación de gol, tanto o similar al penal que desperdició Leo Fernández, porque una serie de errores en la que a Maxi Silvera le caben las mayores responsabilidades.
Seis minutos después, Aguirre decide correctamente la salida de Silvera.
¿Cuál es la responsabilidad del entrenador en el contragolpe que fallaron los futbolistas de Peñarol cuando son los jugadores, quienes entrenan y ensayan una y mil veces estas jugadas de definición?
Ahora Peñarol tendrá que definir su clasificación a octavos de final en una situación incómoda y, si no clasifica, esta jugada será recordada como la piedra en el zapato de Peñarol de Aguirre en la Copa Libertadores 2025.