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25 de noviembre 2024 - 5:00hs

El silencio que reinaba en el búnker de Álvaro Delgado contrastaba con las imágenes que habían empezado a circular del Frente Amplio. Eran las 20.15, la ansiedad por conocer los primeros resultados aumentaba pero la cúpula de la izquierda ya festejaba.

Había nervios, tensión y alguna mueca de optimismo en Bulevar Artigas y Chaná. No porque las encuestas los dieran como favoritos sino porque habían mostrado un escenario ajustado que se mantuvo durante toda la veda. Hasta la noche del sábado, los trackings continuaron reflejando una paridad (con leve ventaja para el FA) que hacía presumir una jornada larga.

La ilusión se fue a pique a las 20.30 cuando todas las encuestadoras dieron su primera proyección. La elección no había sido tan pareja. Había presidente electo y era Yamandú Orsi.

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Delgado supo los resultados en el último piso de su comando, reconoció rápidamente la derrota y llamó a Orsi. Lo mismo hizo el presidente Luis Lacalle Pou desde el piso 11 de la Torre Ejecutiva.

Electo y saliente tendrán su primera reunión en la tarde de este lunes. Lacalle Pou dispuso que el martes haya un Consejo de Ministros para “facilitar” la transición.

La confiabilidad de las encuestadoras hizo que poco más de una hora después de conocerse las proyecciones, Delgado subiera al estrado para dar su discurso. Los datos de la Corte Electoral aún no estaban consolidados. Antes había estado reunido con los principales dirigentes y recibido a Andrés Ojeda, Guido Manini Ríos, Pablo Mieres y Eduardo Lust, sus pares de la coalición, que fueron llegando ya conocidos los resultados.

“La democracia es así”, señaló a El Observador la ministra de Salud Pública, Karina Rando, cuando ingresaba al búnker. Ya se había ido el senador Sebastián Da Silva planteando que no quería ser la cara de la derrota. En el estrado, varios militantes blancos lloraban y mantenían caras largas.

La gobernabilidad

Acompañado por su familia y los principales dirigentes de la coalición, Delgado dio uno de los discursos “más difíciles” de su vida. “Hay que respetar por sobre todas las cosas la decisión soberana”, dijo y le envió "un fuerte abrazo" al presidente electo. “Sin complejo de culpa, con tristeza, felicitar a quien ganó”, agregó.

El nacionalista planteó que una cosa era “perder las elecciones” y otra "ser derrotado". “Nosotros no estamos derrotados. Acá hay una coalición republicana que integran cinco partidos que llegó para quedarse", dijo levantando varios aplausos.

Luego, ingresó en el tema que sería central en su discurso: la gobernabilidad. Citando a líderes blancos señaló que Orsi tenía las “llaves” para “empujar, conseguir y habilitar” los acuerdos nacionales porque ninguno de los bloques contaba con mayoría.

El hasta el domingo candidato recordó que su primera aproximación a la política fue el acto en la explanada de 1984 cuando fue liberado el caudillo blanco Wilson Ferreira Aldunate. “Me quedó grabado que dijo que iba a votar todo lo que fuera necesario en lo que estuviéramos de acuerdo, pero también aquellas cosas que no estemos tan de acuerdo pero sean necesarias para que el país avance”.

Durante toda la noche, un sinfín de dirigentes nacionalistas repitieron esa frase de Ferreira Aldunate: "Al país lo que necesite, al gobierno lo que se merezca".

“Pueden contar con nosotros”, resumió y habló de la “gobernabilidad” como el “mensaje” que quería dar. Luego recordó a Javier Barrios Amorín, que solía decir que debían negociar pero no hasta el punto de “no reconocerse a sí mismos” y planteó “buscar la forma de que los acuerdos se concreten”.

En su discurso, Delgado también tuvo palabras para la coalición. Dijo que los dirigentes no eran “dueños” sino la “gente, que la vivió y militó” y que estaban dispuestos a que si el gobierno “necesita una mano" le darán "las dos”.

Por último, el nacionalista le envió un mensaje a los militantes. Con el cielo amagando el chaparrón pidió que cambiaran “resignación por ilusión” y “bronca por esperanza”.

Como todo en la noche, el escenario rápidamente se vació y los dirigentes se quedaron saludando al candidato. El primero fue José Luis Falero, uno de sus más cercanos, quien lo felicitó. Luego siguió Beatriz Argimón que le dijo que había estado muy bien –por el discurso– y por último Martín Lema con quien se fundió en un abrazo. Aunque la jornada terminó temprano, Delgado se quedó más de una hora en la sede para irse sobre las 23 a cenar junto a su equipo y familia. A esa hora comenzaría a llover.

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