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29 de marzo 2025 - 5:00hs

Un escritorio. Micrófonos. Auriculares. Cámaras. Un grupo de conductores sentados conversando, como en un eterno esquema de panel. A esta altura ya es casi un cliché: los canales de streaming ya generaron una mitología propia y se consolidaron como un nuevo formato de medios. En Argentina primero, después en Uruguay.

Como todos los medios de esta época, es híbrido: una mezcla de cosas viejas y cosas nuevas. Tiene algo de radio (personas sentadas frente a un micrófono hablando), tiene algo de televisión (es audiovisual, hay una grilla de programas con horarios fijos), tiene algo de podcast (se puede consumir on demand, se puede dejar de fondo mientras se hace otra cosa, hay programas de nicho), tiene algo de stream en la lógica de plataformas como Twitch (el chat es una herramienta clave de interacción con la audiencia, y se transmite en vivo por plataformas digitales).

También tiene bastante de medio generacional, sobre todo para los sub 40 (y particularmente para los menores de 30), que sienten –y con razón– que los medios tradicionales ya no les hablan a ellos. Tiene algo de fenómeno de moda, de lugar donde los comunicadores, las marcas y los medios “tienen que estar” solo porque es nuevo y “para jóvenes”. Y en el caso uruguayo, tiene algo de efervescencia que eventualmente va a bajar y se va a llevar a algunos puestos.

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El formato no es tan nuevo, ni en Argentina ni acá. De hecho, este mismo medio, El Observador, supo tener un canal de streaming que transmitía en vivo durante ocho horas por YouTube, con caras conocidas de la televisión y la radio uruguayas como conductores, en un momento donde ni las conexiones de internet eran tan potentes, ni el consumo de este tipo de contenido era tan habitual. Tan adelantado fue El Observador TV, que un año y medio después de su inicio, dejó de transmitir, y lo mismo pasó con otras experiencias similares de otros medios locales, todas inspiradas en apuestas de medios extranjeros.

Fue a partir de 2020 que se dio un nuevo impulso a los canales de este estilo, nuevamente desde Argentina. Primero fue Luzu TV el que pegó entre el público más joven, y desde que en 2022 se instaló un “clásico” con el canal Olga, el medio tuvo un despegue muy potente en el país vecino, que se extendió también a este lado del Río de la Plata, donde históricamente se miró tanta (y en algunas épocas, más) televisión argentina como uruguaya. Y esto no es televisión, pero sí retiene algunas lógicas.

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De hecho, este formato de canal que sale en vivo durante una determinada cantidad de horas, con una grilla estable, es un formato rioplatense. Es una lógica que en el resto del mundo no existe, o apenas está probándose.

El video y el contenido audiovisual son los dominadores absolutos de esta época, gracias a la lógica impuesta por las redes sociales, pero mientras que en Europa o Estados Unidos prima el videopodcast y no tanto la transmisión en vivo, en esta parte del mundo se impuso la lógica de “canal”, que el investigador argentino Agustín Espada explica que tiene un doble significado: “son canales porque así se llaman las cuentas de YouTube, pero también por tener grilla y programación con horarios fijos, es una forma de mostrar que se puede hacer más de un programa”.

Espada, investigador del Conicet argentino y de la Universidad Nacional de Quilmes de ese país, además de especialista en estos nuevos medios digitales, explica que los canales de streaming surgen de un “empobrecimiento de la oferta para jóvenes en radio y televisión”, que dejó desatendido a ese segmento. El vacío fue aprovechado por estos canales, que entendieron que no solo había que jugar en el vivo, sino que los contenidos sobreviven durante 24 o 48 horas en las redes sociales (con recortes de los programas) o dejándolos disponibles on demand.

Mientras que en Argentina, además de los canales más masivos, en los últimos años también han emergido otros que según Espada “replican una lógica que se daba en los medios tradicionales, la de canales que aparecen como inversión de personas con negocios e intereses políticos que buscan incidir en la discusión pública y tener influencia, como pasa con Blender, La casa, Carajo y Gelatina”, en Uruguay se va generando también un panorama más amplio y definido en cuanto a la oferta, además de que en 2025 se percibe un incremento en la inversión y la grilla de los canales.

A riesgo de dejar a alguno fuera de esta lista, el escenario en Uruguay en cuanto a canales de streaming actualmente incluye a:

  • Aweno TV, que desde su inicio en 2022 apostó por un esquema de programación y un perfil similar a las experiencias argentinas exitosas, aunque gradualmente comenzó a diversificar ese esquema, apostando a conductores de mayor edad y a programas no solo de entretenimiento, sino también a ciclos de deportes, debates sobre temas de actualidad y entrevistas. Es el canal con más horas en vivo, y este año expandió su grilla.

  • Topic, que se define no como canal de streaming sino como “medio digital”, incluyendo una pata informativa, contenido exclusivo para redes sociales, la realización de eventos especiales y una programación que incluye ciclos sobre política, música, deporte y entretenimiento. Pertenece al Grupo Magnolio.

  • FIPO TV, surgido como Esdrújula TV hace cinco años y rebautizado el año pasado con esta nueva identidad. Su grilla incluye programas de actualidad, deporte, farándula y entretenimiento, entre coproducciones y producciones propias.

  • Undertake media, canal que empezó a emitir en 2024, y tiene como contenido central al programa de farándula y entretenimiento Hacemos lo que podemos. La grilla se complementa con un programa de astrología, otro deportivo que se realiza en coproducción, espacios contratados de entrevistas e información, y preparan el comienzo de un informativo conducido por Humberto de Vargas, que se emitirá también por canales del interior.

  • Dopamina, uno de los dos proyectos surgidos de la división del canal Miedo al éxito. De los canales de streaming locales, fue el que tuvo una mayor presencia durante el ciclo electoral de 2024, por su impronta periodística y política más marcada que la de otras señales, además de sumar cifras destacadas de sus transmisiones en vivo de las jornadas de elecciones. También cuenta con programas de entretenimiento y este año ampliará su programación.

  • Desembarco, la otra mitad de Miedo al éxito. Se define como un medio de izquierda, no partidario, feminista, antifascista, inclusivo y artiguista. Cuenta con tres programas, enfocados respectivamente en política internacional, cultura y actualidad nacional.

  • OLA, el más reciente de estos proyectos, pertenece a Océano FM, y empezó sus emisiones hace apenas algunas semanas. Reúne ciclos de entretenimiento y entrevistas, con algunas figuras asociadas a la etapa anterior de la emisora antes que se convirtiera en una radio musical en 2020, y nuevas incorporaciones.

A estos canales se suma el proyecto de streaming de TV Ciudad, que además de transmitir por YouTube parte de la programación de la señal televisiva, también realiza programas específicos para la emisión por internet. También se cuentan las transmisiones de radios tradicionales (Del Sol FM, El Espectador Deportes, Carve Deportiva, En perspectiva, M24 y Universal), y programas que se emiten por streaming pero no están asociados a canales, como el ciclo periodístico La fórmula, los deportivos Doping Positivo y Tirando paredes, o el programa de entrevistas Pongamos Pienso.

2024: el año del destape del streaming

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Álvaro Pintos, director de Mediarte (estudio donde se realizan distintos programas de streaming), productor ejecutivo de Teledoce y responsable de Post Media, el canal digital de esa señal televisiva, considera que 2024 fue el año del “destape” del streaming en Uruguay.

“Venía insinuándose, pero ahora se nota que hay una inversión mayor, y formas diferentes de encarar el proceso”, consideró Pintos. “Se está consolidando el medio en cuanto a la operativa de los canales y a que hay programaciones estables y más largas, pero ninguno ha tenido un impacto significativo de audiencia todavía”, matizó.

Marcos Casas, responsable de Dopamina, señala que 2025 se perfila como "el año del crecimiento" pero también advierte una "sobreoferta". Percibe que la migración de figuras de la radio y la televisión al medio "es una buena noticia porque valida al medio", pero siente que "se subestima el cómo se hace y no se entienden siempre las lógicas de internet". "El streaming puede ser petróleo pero también un pozo vacío", dice.

Para Pintos, hay una sensación entre las agencias de publicidad y los medios de que “hay que estar ahí”, pero cree que es más por una apuesta a futuro que por una cuestión de números. “No hay impacto de los canales uruguayos en la sociedad como ves en Argentina, donde lo que pasa en Olga o Luzu repercute no solo en los medios tradicionales, que lo levantan, sino en que generan fenómenos. Y esa diferencia no es solo por una cuestión de volumen de mercado”, puntualizó.

De todas formas, destacó que aunque en Uruguay no se han dado fenómenos como esos, apunta que están apareciendo figuras en el streaming uruguayo, que los canales se están consolidando, y que en Uruguay estos procesos suelen llevar más tiempo. “Es bravo pero hay excepciones, hay números buenos en eventos coyunturales como las elecciones. El tema es que son islas, y estos no dejan de ser medios costosos, no tanto como la televisión, pero sí a nivel humano y edilicio”, explicó.

Para ejemplo, lo ocurrido en las elecciones, donde los canales más seguidos en vivo en internet fueron los tradicionales: Canal 12, TV Ciudad y Canal 5, así como las transmisiones de El Observador, Del Sol y M24, con Dopamina como el único “colado” del streaming entre los primeros puestos.

Y si se miran las cifras de las transmisiones diarias en vivo, los medios tradicionales como Del Sol, En Perspectiva y El Espectador suelen tener cifras más altas que los streamings nativos digitales. De todas formas, para los nuevos canales el negocio no pasa solo por ahí.

El vivo no es negocio

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Por estos meses, en Argentina se debate sobre las cifras de espectadores en los vivos, con acusaciones cruzadas sobre el uso de bots para inflar los números en YouTube, en una especie de modernización de la guerra por los ratings de la televisión hace algunos años,. Además, se generó una consolidación del medio con mediciones independientes de audiencia para controlar y regular, una hecha por la Universidad de Buenos Aires y otra por la empresa Data Trip. En cambio, en Uruguay los vivos importan, pero los responsables de los canales explican que el fuerte está en otro lugar: en los recortes que se publican en redes y en el consumo on demand a través de YouTube.

Shay Levert, director de FIPO TV, lo resume fácil: “Los vivos son débiles en Uruguay”. Aunque los canales pueden llegar a acumular millones de impresiones en un mes con los contenidos on demand o en las redes, los vivos tienen cifras irrisorias. Un “éxito” para Uruguay son 200 o 400 personas, y ya un programa que mide 1500 o 2000 personas (como pasa con algunas transmisiones especiales de los canales o como pueden llegar a medir los programas fuertes de las radios que se emiten por YouTube) es un fenómeno. Pero lo normal es que los vivos tengan 20, 40 o 100 personas en un momento dado.

“El vivo no es negocio”, apunta Richard Galeano, responsable de Undertake y conductor de Hacemos lo que podemos. En el caso de su programa, un 67% de los espectadores lo ve entero on demand, una cifra que bajó del 83% al que llegaba hace meses, pero sigue siendo mayoritaria.

Galeano se anima incluso a demostrar sus suspicacias sobre lo que sucede en Argentina, donde los vivos sí tienen potencia. “Los canales de allá eliminan el vivo en cuanto terminan y dejan los programas subidos completos, entonces no sé si rinde tanto allá tampoco”.

En esa misma línea opinó Federico Reboledo, director de Topic. “Argentina tiene figuras más potentes que los streamings de acá, que acarrean más público, además de otra forma de consumo, pero los números de los vivos son relativos en proporción a la población del país. Luzu llega a 200.000 espectadores, que para los 45 millones de habitantes de Argentina es un porcentaje chico. Si lo traspolás a Uruguay, son 200 personas, entonces un stream que anda por ahí es exitoso, aunque parezca poca gente”, explicó.

Reboledo cuenta que el vivo sirve sobre todo porque es de donde sale el alimento para las redes sociales del canal, que es donde se ven las mejores cifras, además de que son la forma de posicionarse y llamar la atención del público, que en base a un recorte que se tope en Instagram, TikTok o Twitter puede ir a mirar un vivo, pero el consumo mayoritario de los programas se da on demand.

Gastón Duffour, responsable de Desembarco, explica que el vivo es "el laboratorio", pero "la batalla está en las redes, que es donde ponés los temas en agenda". Por su parte, Marcos Casas de Dopamina lo resume en que las redes viralizan, y el vivo "fideliza".

Ese tridente – vivo, on demand, redes – es incluso lo que los canales de streaming uruguayos ofrecen a sus auspiciantes, que son el principal medio de sustento para estos medios. En un contexto en el que hay más dinero disponible para campañas en internet y medios digitales, se ofrecen paquetes para esos tres formatos de difusión del contenido, y también otros que incluyen a las redes sociales de los conductores, que en muchos casos son personalidades conocidas que vienen de los medios tradicionales o influencers.

Daniela Corleto, creadora de Aweno y responsable del canal, explica que el proyecto se piensa en base a esas tres patas de generación de contenido, y se busca que de cada programa se generen tres clips para redes, por donde llega el consumo más fuerte del canal, principalmente por Instagram y TikTok.

Corleto, sin embargo, no ha encontrado explicación a las diferencias en el funcionamiento entre los vivos en Argentina y Uruguay y se lo pregunta habitualmente. Quizás tenga que ver con el carácter nacional: los argentinos, habitualmente más pasionales y propensos a futbolizar todo, han llegado al punto de que hay una suerte de hinchada de cada canal, sobre todo de Luzu y Olga. Eso también responde a la nueva lógica de los medios, donde lo que se busca es generar una comunidad, y donde importa más su fidelidad que su cantidad.

Si bien casi todos los canales uruguayos centran su modelo de negocios en la publicidad, Desembarco y Dopamina se manejan con un modelo de suscripciones y donaciones (en el caso del segundo canal, cuya comunidad está bautizada como "blandengues", los aportes se combinan con publicidad tradicional en redes y plataformas de streaming).

El rating, entonces, ya no importa tanto. Agustín Espada afirma que el concepto clave es el de “relevancia”: lo que tiene que lograr un programa es viralizar y hacer circular su contenido, meterse en la conversación. Esa es una construcción de mediano plazo, y en esa lógica no importa tanto cuanta gente esté mirando en vivo o en diferido. “El ejemplo claro es Mi primo es así, el programa que hicieron Yayo Guridi y el personaje Caro Pardíaco en Olga. El programa empezó fuerte en el vivo, pero después bajó porque se hizo un poco repetitivo. Sin embargo, terminó siendo relevante y convirtió a Caro Pardíaco en un llamador comercial, terminó haciendo publicidades para marcas y el personaje entró en la conversación pública”.

Pero mientras que los canales argentinos han logrado la cercanía y la interacción con el público, acá todavía falta.

¿Quiénes miran los canales de streaming?

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Además de las consultas a los referentes de los canales locales, para esta nota se realizó un cuestionario sobre hábitos de consumo de streaming que confirma algunos de estos apuntes y agrega otros:

  • El público mayoritario del streaming está entre los 18 y los 35 años. Esto se condice con lo que señalan los directores de los canales, que ponen el piso en los 16 años y el techo etario en 50.
  • Lo habitual es consumir los programas que interesan, ya sea en fragmentos o completos, sobre todo on demand. YouTube y las redes sociales son los principales puntos de consumo.
  • Se suele dejar a los programas de fondo y se les presta atención de forma esporádica.
  • Los canales argentinos (Olga, Luzu, Blender, Gelatina, Vorterix) fueron mencionados por la mayoría de los que respondieron al cuestionario (dos tercios) como los de consumo más habitual y como los favoritos por encima de los uruguayos.

A medida que se establecen y consolidan, los canales de streaming uruguayos (aunque también se podría decir montevideanos) van entendiendo y refinando a sus públicos objetivo, y se ve una mayor amplitud de oferta entre estas propuestas.

Para Aweno, el público más fuerte es el que va de los 16 a los 40 años. Daniela Corleto detalla que de acuerdo al programa, ese público puede ser más o menos adulto: ciclos como los programas deportivos Warda con estos y La Triple W miden mejor en el segmento de 16 a 25 años, mientras que el ciclo de entrevistas de Jorge Balmelli Al Weso, o el programa matutino W A.M., encabezado por Diego González, Valentina Alvariza y Alexis Manghini (más conocido por su nombre en redes sociales, Santería), atrae a un público de más edad.

En el caso de FIPO, el público de YouTube está sobre todo entre los 25 y los 45 años, mientras que en redes la cifra baja a 18 años. Shay Levert apunta que la intención del canal es generar una “comunidad de interés, no etaria”.

Topic también llega principalmente a un público de menor edad, con una mayoría de espectadores entre los 16 y los 38 años, y con una mayor proporción de mujeres (54% a 46% de hombres), aunque con el público que va de los 38 a los 50 años creciendo.

Dopamina tiene un 60% de audiencia entre los 25 y los 35 años, pero Casas resalta el crecimiento del segmento de edad de más de 60 años, con jubilados que descubren el canal y se interesan por la forma en la que las voces jóvenes encaran el contenido político.

Por su parte, Undertake tiene como objetivo al público mayor de 30, que es también el que más mira el canal. Es, a su vez, un público mayoritariamente masculino, con dos de cada tres espectadores hombres, y con una fuerte cantidad de público del interior así como de uruguayos residentes en el extranjero.

Distinciones aparte, y aunque Uruguay como país de población envejecida sigue teniendo una fuerte tracción de los medios tradicionales, el consumo de canales de streaming es sobre todo un consumo generacional, con voces del mismo rango etario y con códigos compartidos con una audiencia que no encontraba ese eco en otros medios.

En el cuestionario aparecieron como las razones principales por las que estos programas son elegidos:

  • El tratamiento de temas que interesan a la audiencia de esas edades.
  • Los códigos de humor generacional compartidos.
  • La combinación de entretenimiento con información, destacando particularmente que se habla de temas políticos de una forma amigable y menos rígida que en los medios tradicionales.
  • El estilo y la personalidad de los conductores, además del hecho de que son “graciosos”.
  • El ambiente descontracturado de los programas.
  • La compañía que proporcionan, una cualidad heredada de la radio y los podcasts.

"La televisión es un bodrio"

Daniela Corleto, que antes de empezar Aweno trabajó como productora en radio y televisión, señala que de alguna forma había un público huérfano por parte de los medios tradicionales, además de que las nuevas generaciones se plantan ante el mundo de otra forma.

“No solo los medios, sino que también la sociedad antes era mucho más estructurada y no se metía con ciertos temas. Había tabús, por ejemplo, el sexo”, señala. “Y estos medios sacan esas estructuras, entonces son una opción para el público más joven”.

Por su parte, Marcos Casas apunta que esa orfandad se extendía a ciertos temas, como la actualidad nacional. Explica que al momento de empezar el canal en 2023, "notamos que había una necesidad de consumir contenido periodístico de actualidad, porque no es que a los jóvenes no les interesa, sino que las formas de los medios escritos o la televisión les resultan aburridas en comparación a la que hay en otras áreas. Vos podés ver un reel de cocina o escuchar un podcast de literatura, pero con la política no pasaba".

En otra línea, Duffour de Desembarco señala que en los streamings uruguayos "se están repitiendo las caras de siempre en otro formato, entonces no generas nuevos discursos" y destaca que en su canal hay "compañeros afro, trans, migrantes, voces nuevas" y que le dan "espacio a los que no llegan a dar su punto de vista en Fácil desviarse, Desayunos informales o el programa que sea de los medios tradicionales".

De hecho, entre las respuestas (anónimas) del cuestionario aparece un rechazo de plano a los viejos medios por parte de los consultados, sobre todo hacia la televisión.

“Es lo más cercano a televisión que consumo”, expresó uno de ellos.

“Me gusta que se traten temáticas que me interesan en un ambiente distendido y que los profesionales no estén atados a los modos de la televisión que son un bodrio”, agregó otro.

Uno más: “Los medios tradicionales están dirigidos por dinosaurios que creen entender como el espectador consume, pero su óptica ya perdió el sentido”.

“Es otra manera de seguir noticias que no se dan en los medios tradicionales”, fue otra frase en esa línea.

Y la última: “Muchas veces en estos programas las personas que los conducen no tienen tanto nombre y se animan a expresar opiniones que en la tele no se ven”.

Aunque el público ávido de estas voces y formato parece estar ahí, los canales de streaming uruguayos tienen desafíos por delante. Por un lado, el correr de atrás a los canales argentinos no solo por haber empezado después en su mayoría, sino también en la atención del público.

Álvaro Pintos considera que “no hay chance” de competir con el país vecino, “pero hay que impulsar al medio, si no quedás en una chatura de cifras que no existe, con 20 personas mirando un vivo, aunque en los on demand rinde más”.

En esa línea, los canales uruguayos buscan generar contenido autóctono y arraigado en lo local para despegarse de lo que viene del otro lado del Río de la Plata. “No buscamos parecernos a los de allá, y además tratamos de diferenciarnos en lo visual”, dice Shay Levert de FIPO, mientras que Richard Galeano dice que lo que busca Undertake es pensar siempre en “contenido sobre uruguayos por uruguayos”.

Gastón Duffour también manifiesta que la apuesta por lo local tiene que ser potente, no solo para reflejar las preocupaciones de los uruguayos, sino también para mostrar lo que sucede aquí al mundo. "Cuando reproducimos formatos que vienen de afuera la competencia es peor, porque ahora no competís solo con los medios uruguayos, competís con todo el mundo, entonces si me pongo a hacer Luzu, la gente va a ver Luzu".

Lo que queda por delante

El otro desafío a futuro es subsistir en un panorama cada vez más saturado de opciones, sobre todo considerando lo reducido del mercado uruguayo y que el futuro aparenta que vendrá con todavía más opciones para el público. “Se van a venir más canales y la televisión se va a empezar a acercar al streaming”, pronostica Daniela Corleto.

“Se va a llenar de canales, pero no es fácil destacar, hay que salir de la norma de lo que se hace en streaming y televisión para permanecer”, pronostica por su parte Richard Galeano. “Se está industrializando el medio, pero no a todos les va a ir bien, y cuantos más canales haya, más difícil va a ser destacar”.

Cuantos más canales, además, más repartida estará la torta publicitaria, lo que para Álvaro Pintos significa que lo que hay por delante es una “guerra comercial”.

“El desafío es profesionalizar y cosechar lo que están plantando, generando comunidades sólidas. Tienen que generar el hábito del público, la rutina de engancharse con un canal, pero ni es algo que suceda de inmediato ni es barato”, agrega Pintos.

¿Se puede hablar entonces de una burbuja que puede explotar? Agustín Espada prefiere hablar de volcán, porque no hay algo que reventará sin dejar nada atrás, sino que hay una etapa de erupción, y luego quedará un sedimento cuando la lava se enfríe. Aunque él lo dice en referencia a Argentina, donde también se está dando esto de que uno parpadea y en el interín aparecen cuatro canales nuevos, también puede aplicar a Uruguay.

Federico Reboledo, en tanto, señala que es un medio con signos de pregunta, no solo por la puja comercial, por generar audiencia o por generar buen contenido, sino también por la dependencia que genera a los canales con las redes sociales o las plataformas como YouTube, algo que también le pasa a los medios tradicionales que dependen de Google y Meta para que sus contenidos lleguen al público en un contexto donde sobreabundan la información.

“El futuro es bravo porque de alguna forma trabajás para ellos y son tus dueños”, considera el director de Topic. “¿Qué pasa si mañana YouTube bloquea las transmisiones en vivo, o las limita a 45 minutos? En la televisión y en la radio las reglas son más claras, acá los proyectos están en manos de plataformas que pueden cambiar la jugada en cualquier momento”.

De todas maneras, más allá de la incertidumbre, el streaming parece haber llegado para quedarse, y para atender a un público huérfano y aportar nuevas voces. Nuevos lugares para decir y hacer. Habrá que ver que les depara el futuro.

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