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12 de abril 2025 - 5:00hs

Del lado de la espera la tensión se acumula en un rincón sucio y atiborrado de un hospital, los ánimos se agitan, el tiempo pasa y el dolor se amontona en el cuerpo. Del otro lado el tiempo tiene otro calibre, todo pasa a una velocidad estremecedora entre dosis de epinefrina, bisturís y desfibriladores. La puerta de emergencia del hospital de Pittsburgh es el escenario de una de las series más atrapantes del momento.

The Pitt, la nueva serie de Max, se estrenó el 10 de enero. Cada capítulo se fue sumando al catálogo de la plataforma semana a semana y este viernes se completó la primera temporada: 15 episodios de una hora, como una cápsula televisiva en el botiquín.

Una pastilla que se limita a la guardia de un médico que vuelve a trabajar en el aniversario de la muerte de su mentor en plena pandemia de Covid-19. Cada episodio relata una hora de trabajo en "tiempo real". Una jornada, un lugar, un grupo de profesionales de la salud: médicos, enfermeros, estudiantes, residentes, asistentes sociales y funcionarios se guían bajo sus propias normas éticas y profesionales para tratar de mantenerlos a todos con vida mientras esquivan las sombras del estrés post traumático y el síndrome de burnout.

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“Hacemos esto porque es el trabajo que nos da de comer, pesadillas, úlceras y tendencias suicidas”, dice Michael “Robby” Rabinovich, el jefe de guardia del Pittsburgh Trauma Medical Hospital, interpretado por Noah Wyle.

Es, a fin de cuentas, un drama médico. Puede ser uno más pero es, quizás, uno de los mejores exponentes del género en mucho tiempo. The Pitt recuerda a la buena televisión de antes. Sin grandes pretensiones cinematográficas, pero con un guion que sostiene la acción en total tensión.

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Los días dorados de los dramas médicos parecen haber quedado atrás. ER fue uno de los programas que marcó un antes y un después en el género. Creada por Michael Crichton en base a sus memorias como un joven estudiante de medicina, la serie que lanzó a George Clooney a la fama se estrenó en 1994 y logró mantenerse al aire durante 15 temporadas mostrando la vida de médicos y enfermeras en una sala de urgencias.

Desde entonces las series de televisión ambientadas en hospitales han sido un proyecto en constante desarrollo, a juzgar por las que se repiten en algún horario muerto en la grilla de la TV abierta. Desde finales de los 90 se han sucedido historias en los hospitales, con resultados muy diferentes, pero las que han sobresalido fueron aquellas que hicieron énfasis en el desarrollo de sus personajes, desde la telenovelesca Grey’s Anatomy hasta los casos imposibles pero resueltos por el ingenio inigualable del turbado Dr. House.

Ahora, The Pitt revitaliza el género. La idea nació durante la pandemia de coronavirus a la luz de los efectos que la crisis sanitaria tuvo sobre los trabajadores de la salud y fue creada tres exfuncionarios de ER: R. Scott Gemmill, John Wells, y su protagonista, Noah Wyle.

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El giro cronológico de la serie es lo que le da nueva vida a aquello que ya conocemos, sin quitarle esa sensación de familiaridad que irónicamente puede generar ver la sangrienta agonía del otro en pantalla. En una entrevista con la revista Rolling Stone, Wyle expresó que decidieron limitar la temporada a un turno de 15 horas con el objetivo de plantearse un desafío que los distinguiera de lo que hicieron en el pasado.

"Esa es la parte que nunca habíamos captado realmente: cuando están ahí durante 12 horas de pie, siendo llamados de un lado a otro por quién sabe qué cosa. Nunca saben qué va a entrar por esa puerta. ¿Qué clase de horror van a presenciar en los próximos 10 minutos? Al hacerlo en un solo turno, creo que atrapas al público de inmediato, y ellos no pueden irse a casa hasta que nuestros doctores y enfermeros también lo hagan", expresó en la entrevista.

Esta vez nada sucede fuera del hospital. Todo –eso que pasa entre la vida y la muerte– sucede entre las cortinas de una sala de emergencias y el purgatorio de una sala de espera llena de desesperación. Por fuera queda, mayormente, el melodrama de las relaciones románticas o mentes extraordinarias. El centro de The Pitt está, después de todo, en los pacientes que entran por esa puerta de emergencia como una sucesión de golpes de adrenalina que alimentan los arcos de los personajes.

Personajes que si bien pueden caer dentro de los estereotipos hospitalarios del residente que llegó desde un pequeño pueblo o la hija de la exitosa cirujana, no son héroes absolutos ni brillantes luminarias. Cada uno carga además con su complejidad, sus traumas y sus miedos. The Pitt cuenta con un elenco que incluye también a Tracey Ifeachor, Patrick Marron Ball, Supriya Ganesh, Fiona Dourif, Taylor Dearden, Isa Briones, Gerran Howell, Shabana Azeez y Katherine LaNasa.

Noah Wyle ya no es John Carter, el joven médico que fue en ER. Ahora se presenta como el experimentado y carismático jefe que lidera el equipo médico. Sin embargo, algo permanece: “En 1994, las urgencias eran el principal recurso sanitario para la mayor parte de estadounidenses, 22 millones no tenían seguro médico, eso fue parte de lo que dio popularidad y relevancia a la serie. Y aquí estamos, 30 años después, hablando de exactamente los mismos problemas, solo que un poquito peor”, dijo Wyle en un encuentro con periodistas que recogió el diario El País de Madrid.

La frustración vinculada al funcionamiento del sistema de salud es palpable a lo largo de las 15 horas en las que se extiende el turno. La asistencia, los tiempos de atención, la falta de camas y de personal, y las presiones constantes de la directora del hospital para mejorar sus métricas la posicionan más cerca del lado de la denuncia social que sus predecesoras. Una crítica sobre las dificultades en el acceso a la salud, así como a algunas de las problemáticas más acuciantes de los Estados Unidos como el consumo de fentanilo, los tiroteos masivos, el acceso a la interrupción del embarazo, la situación de las personas sin hogar o el tratamiento de la salud mental.

Lo que recetó el doctor

En la puerta de emergencia del Hospital de Clínicas sobrevolaba un tema de conversación: ¿Viste The Pitt? “Está llevado a un extremo. Trabajo en una puerta bastante movida y si bien pasa, y hay días que es así, generalmente tenés algún segundo de paz”, dice la doctora Agustina González, una médica de emergencia que califica a la serie como “la más verosímil” de las que ha visto, y han sido varias. “Te engancha”, dice.

Oscar Noboa es Grado 5 de Nefrología, pero la serie lo llevó a aquellos años de trabajo en las puertas de emergencia del Hospital de Clínicas y el Hospital Maciel. “Una cosa que miramos los médicos siempre de estas cosas es cuán parecida a la realidad es y cómo se cuentan los casos clínicos. Parece bastante real, sin duda, y bastante parecido a lo que se vive en una emergencia. Lo viví durante mucha parte de mi etapa más joven y es muy parecido, sobre todo la situación de saturación en algunos hospitales”, señala.

Noboa explica que en el primer episodio de la serie se presenta un caso nefrológico, que si bien está “bastante bien presentado” entiende que tiene “algunos errores", que "podría haber sido mejor”. “Pero pasa en todas las series, nos pasó con ER y también con doctor House”, matiza.

“Los casos son casos que ves en una puerta de emergencia”, dice el pediatra Eduardo Regueira. “Decís che, esto no puede pasar en una hora porque te morís. Pero en cuanto a los procedimientos tiene un realismo médico que para los que lo hemos vivido en puerta es tremendo. Te das cuenta que hay un equipo médico-quirúrgico asesorando”, comenta.

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Según un informe de The New York Times, los casos clínicos de The Pitt fueron guionados por Joe Sachs, otro exER y quien supo ser un médico de urgencias antes de empezar a producir programas de televisión.

Además la serie cuenta con un equipo de asesores médicos que guían los procedimientos, explican qué tratamiento debe administrarse y cómo enfrentar la situación. Los consultores comparten notas sobre las actuaciones y coreografían parte de la acción. Además, varios de los actores secundarios que aparecen en la serie son enfermeros fuera de la pantalla.

“Hay mucho trabajo de preparación, mucho más de lo que yo esperaba”, dijo Elizabeth Ferreira, médica de urgencias en Los Ángeles, quien trabaja como consultora en la serie en la nota de The New York Times. “¿Qué suministros se necesitan? ¿Qué prótesis hay que hacer? ¿Hay desnudos? ¿Qué debe aparecer en las pantallas de los monitores? Hay muchos matices para llevar los casos a buen puerto”, explicó la asesora.

Regueira destaca además que la serie pinta cómo los trabajadores de la salud quedaron "rotos" después de la pandemia, "sobre todo en esos países donde tenían que sacar número para el respirador". "Te das cuenta que los tipos están rotos y la gente está rota también", dice.

A medida que los episodios se suceden, las horas de guardia se acumulan y los trabajadores van modificando su forma de abordar a los pacientes. “Es un poco lo que nos pasa a todos”, señala González. “Es tremenda crítica el sistema, en el que la gente está 36 horas de guardia. No atendés a un paciente igual cuando arrancaste la guardia que cuando llevas 36 horas de corrido; ya no pensás lo mismo, ya no tratas a la gente igual. Es una buena crítica”.

“La guardia de 24 horas tiene mucho de esto, es muy problemática porque te vas cansando mucho. En Uruguay, por suerte, ahora las guardias son más de 12 horas, pero te vas cansando. Los compañeros, dependiendo de sus roles, tienen una mirada muy diferente”, dice el nefrólogo.

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Pero, ¿por qué sentimos una fascinación por las series médicas? Algunos profesionales arriesgan una hipótesis vinculada al interés sobre la profesión y el gusto por la adrenalina que genera la situación de emergencia.

“La gente tiene un morbo con nuestro trabajo, porque pasan cosas que en otros laburos no pasan. Las guardias son grandes generadoras de anécdotas y no sé por qué a la gente le atrae tanto pero es una realidad que la gente se engancha. Con la medicina es como que a la gente le genera curiosidad”, opina González.

“A los médicos nos fascinan, a pesar de que uno diría que no debería. Pero a la gente también, porque hay un interés en saber de esto. Es una cosa que atrapa la situación de gravedad y de urgencia”, señala Noboa.

Para Regueira The Pitt no es “una más de médicos”. “De las series médicas, es una locura. Me encantó porque te pasa por arriba”, expresa y destaca especialmente el octavo capítulo de la serie por su cercanía a la experiencia en la emergencia pediátrica. "Te atraviesa, por lo realista de la situación en el manejo de la situación clínica".

El trabajo de los profesionales de la salud (y las consecuencias emocionales que conlleva) genera un interés que se ha sostenido al menos tres décadas en la televisión, así como lo que podría suceder del otro lado de la puerta de la emergencia del hospital. Cualquiera ha estado ahí sentado, en una silla plástica pegada a la siguiente, con su dolencia personal en medio de una sala llena de dolencias ajenas. Sin saber qué puede estar pasando más allá de la puerta de vidrio.

The Pitt se convierte ahora en una forma de revitalizar un género desgastado. Una pastilla de televisión con una contraindicación: su consumo prolongado puede generar un comportamiento adictivo, y la segunda temporada llegará a la plataforma recién en 2026.

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