Ahora con 51 años, y gracias a su interpretación del ficticio arquitecto húngaro Lászlo Tóth, Brody concreta su retorno a los primeros planos de Hollywood luego de pasar algunos años en el relativo ostracismo y que llegara a tener que tomarse un descanso de la actuación para reflexionar sobre el futuro de su carrera profesional.
Adrien Brody: la joven promesa que nunca terminó de concretar su estrellato
Brody nació en Nueva York, dentro de una familia con inquietudes artísticas y humanísticas: su padre, Elliot, fue profesor de Historia y desarrolló también una carrera como pintor, mientras que su madre es la fotógrafa de prensa húngara Sylvia Plachy.
Adrien Brody empezó a actuar de adolescente, y desde joven empezó a edificar una carrera en el cine cada vez más sólida, participando en películas como Summer of Sam, de Spike Lee, y La delgada línea roja, de Terrence Malick.
Su salto definitivo fue en 2002, con El Pianista, la película de Roman Polanski sobre el músico polaco Wadysaw Szpilman, sobreviviente del Holocausto. Según contó Brody en un perfil que le hizo la revista Vulture, el papel implicó una transformación física y un proceso de inmersión que le dejó secuelas por un largo tiempo y desarmó su vida.
El actor perdió 14 kilos para encarnar a Szpilman, y llegó a pesar apenas 58 kilos. "La transformación física fue necesaria para la narración, pero además me abrió espiritualmente a una profundidad del entendimiento del vacío y del hambre de una forma que nunca había conocido", contó.
De todas formas, y a pesar de que el sacrificio le valió el reconocimiento y convertirse en el ganador del Oscar a Mejor actor más joven, con 29 años, también le dejó insomnio, ataques de pánico y un trastorno de estrés postraumático que se sumó a un trastorno alimenticio que padeció durante un año.
El Oscar lo perfiló como uno de los actores protagónicos de Hollywood, pero su carrera nunca terminó de consolidarse. A lo largo de las dos décadas posteriores a su triunfo en los premios de la Academia, Brody probó con películas de acción (King Kong, Depredadores), con cineastas de renombre (Woody Allen, Dario Argento), filmó películas en China, Bulgaria y Rusia, y fue parte de series como Peaky Blinders y Succession.
La única constante en esos años fue su trabajo con el cineasta Wes Anderson, con el que se estrenó en 2007 en Viaje a Darjeeling y desde entonces repitió en otras cuatro de sus producciones.
En el perfil de Vulture, Brody reflexionó sobre los vaivenes de su carrera y sobre la presión constante que Hollywood ejerce sobre sus estrellas para tenerlas en su buena consideración. "Estás en una lista o no estás", dijo el actor. "Si tenés la suerte de hacer principalmente películas que hacen dinero, estás arriba en la lista. Y si hacés trabajos maravillosos, artísticos, más de vanguardia, estás abajo. Para estar en la lista de primeras figuras tenés que generar ingresos, y eso se conecta con mi preocupación de que esa erosión en los valores pueda generarme una erosión permanente en un nivel mucho más profundo. No se limita solo a '¿hice una película de mierda?'".
El regreso con El brutalista
Embed - El Brutalista | Tráiler Oficial (Universal Pictures) HD
Esa suerte dispar con su trabajo en el cine hizo que Brody se tomara un descanso de la actuación en 2018, y se dedicara a la pintura. En 2021 volvió a las pantallas, y con El Brutalista tuvo su primer papel sobresaliente después de ese regreso.
Para esta película que lo trajo de nuevo al Oscar, Brody se puso a las órdenes del director Brady Corbet para encarnar a un personaje que tiene conexiones con su trabajo en El Pianista. Esta vez, un arquitecto húngaro que sobrevive a los campos de concentración, se refugia en Estados Unidos y empieza a hacer allí una de sus obras cumbres, un trabajo que le demandará años y sacrificios de todo tipo.
Para Brody además hay en este personaje una conexión familiar, ya que Tóth es un húngaro de Budapest, como su madre, que perdió a casi toda la familia de su rama materna - judía, mientras que la paterna era católica - durante el Holocausto.
El actor contó que con este papel entendió que aquel sufrimiento autoimpuesto para El pianista no era necesario, por su propia experiencia con aquel papel y por la conexión familiar. Con eso, conjuró a un personaje que conduce la extensa película (tres horas y media) que lo devolvió a los primeros planos. Y al Oscar.
Oscar 2025: nominados a Mejor Actor
El actor estadounidense competía en su categoría con:
- Timothée Chalamet, Un completo desconocido
- Colman Domingo, Las vidas de Sing Sing
- Ralph Fiennes, Cónclave
- Sebastian Stan, El aprendiz