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27 de febrero 2025 - 5:00hs

Un niño mira a la murga como en un trance debajo de un sombrero de copa alta. Da pequeños saltos y mueve las manos en gestos grandilocuentes con estampa de director de un coro murguero. Es el último tablado de la noche para Queso Magro y ahí está el pequeño murguista, imaginando ser uno más. “Es hermoso ver que hay un niño o una niña ahí abajo, porque fuiste vos y ahora te toca estar de este lado”, dice Sebastián Viera al recordar una infancia mirando a los murguistas con la misma ilusión.

Queso Magro se convierte, quizás, en el fuego inicial de algún carnaval del futuro.

“La muga llega a todas partes. Cantás en un escenario céntrico pero después vas a cantar a escenarios más periféricos y la magia está en todos lados. Eso es increíble y es algo que siento que nunca va a terminar. Podrá cambiar el Carnaval, la forma de cómo se mire un espectáculo, los jurados, la televisación, muchas cosas; pero me parece que esa esencia es es intocable y eso es hermoso. Es lo que hace que Carnaval sea único en el mundo".

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Una murga en llamas

La esquina de Cádiz y República de Corea tiene este año un sonido diferente. En la entrada del lugar se suceden una serie de fotos de figuras históricas del candombe como un memorial popular: Julio “Pirulo” Albin, Julio Sosa “Kanela”, Raúl “Zulú” Chicocciopo. Sin embargo, es una murga la que calienta la garganta para iniciar el peregrinar de Carnaval.

“Somos la primera y única murga del Lagarto. Llegamos pa' quedarnos”, dice uno de los murgueros. "Si será particular Queso Magro que sale de una pulpería", dice otro.

Los trajes de lentejuelas cuelgan de las rejas y un espejo devuelve en su reflejo los trazos de pintura sobre la cara de los artistas. Ese ritual de transformación carnavalera. En la esquina, el ómnibus espera para iniciar el recorrido y un pequeño cartel luminoso los anuncia: La quesoneta.

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Daniel “Toto” Zieleniec, uno de los letristas de la murga, compara la creación del espectáculo al armado de un puzzle que se termina de completar en diciembre o enero, después de unir ideas sueltas, versos concretos y juegos de palabras. Después, también, de descartar algunos más. “En este caso, este año, la idea de Prendidos Fuego salió bastante temprano, entonces eso nos fue guiando un poquito por dónde ir buscando distintos lugares”.

Prendido Fuego es el nombre del espectáculo de Queso Magro este 2025, una propuesta que trae a la murga con un espectáculo basado en el humor y el ingenio de un colectivo que trabaja desde la originalidad. “La idea es jugar un poco con el término de estar con todo, a full, on fire”. Una temática que parece pertinente especialmente en un Carnaval que juega con la resaca electoral, después de un año en el que la actualidad social y política, materia prima de los murguistas, se convirtió en un campo fértil para los letristas.

Hay que tener un poco de instinto o de poder leer un poco la situación social para ver si es algo que va a perdurar o no perdurar. A veces son cosas que ocurren muy temprano en el año, pero que siguen igual. Es un arma de doble filo, porque también existe la posibilidad que muchos conjuntos lo tomen. Buscamos siempre ser originales, ser creativos, y cuando elegimos un tema que se toque de una forma diferente que creamos que pueda ser interesante”.

Componentes | El coro: Nicolás Ambrosio, Ignacio Salgado, Nicolás Hugo, Rodrigo “Capu” Moyano, Santiago With, Virginia Rodríguez, Alejandro Martínez, Tatiana Kornecki , Diego Waisrub, Daniel Zieleniec, Nelson Fernández, Pablo Cereijo, Mathías Méndez, Sebastián Viera. La batería: Maol Villalba en el bombo, Mauricio Ramos con redoblante, Gastón Enríquez en los platillos. Director escénico: Pablo Vidal.

“¡Velódormo, allá vamos!”, se escucha la voz de una niña entre las filas de asientos de la quesoneta. “Velas, Cavani, Salud”, repiten los tramos del espectáculo que llevarán esta noche al escenario.

Mientras la comparsa debutante Herencia Ancestral baja del escenario los murguistas cantan la presentación y la despedida. Un niño cruza los brazos y mira de cerquita los platillos del redoblante como en una clase particular de introducción a la murga. Los utileros preparan los trajes y los atuendos de velas quedan tendidos en el suelo y parecerían ser las víctimas del derretimiento universal del calor de febrero.

“A ver cómo suena esa baaaata”, la voz de Alejandro Camino anuncia la llegada de la murga con el clásico saludo del tablado de Parque Batlle. “No saben qué pedazo de murga que tenemos. ¡Qué bien que está la murga! Buenas noches, bienvenida, Queso Magro”, anuncia cuando los artistas van subiendo la escalera hacia el escenario.

“Las cosas a veces salen por pequeños detalles”, dice Zieleniec a El Observador. Los disparadores de los chistes, los cuplés y los espectáculos a veces son pequeños momentos de inspiración, un detalle que podría pasar desapercibido o un juego de palabras que no pueden sacarse de la cabeza, a los que les sigue un prolongado trabajo de construcción murguera.

“Es un trabajo de confianza. Es como una reunión de cinco notables, que no saben nada en realidad, que tienen que estar de acuerdo con lo que está escrito allí. De alguna forma eso genera cierta garantía de calidad, porque si hay uno que se pone con que ‘no, esto no está bueno’ o ‘esto no funciona’ o ‘es desubicado decir esto’, porque también hay que tener cierta responsabilidad porque los textos que hacemos después se los escuchan muchas personas. Nos escuchamos, hay que ser abierto, y de alguna manera pasa por el filtro de lo colectivo que eso le da un ok”, dice el letrista, que comparte la tarea con Diego Waisrub, Nicolás Hugo, Mathías Iguini y Pablo Vidal.

El texto se va modificando permanentemente hasta llegar a un resultado que conforme a la murga como colectivo: “Que sea creativo, que no caiga en lugares comunes, que sea divertido y que a su vez diga cosas”.

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Queso Margo, el humor en Carnaval y la relación con la gente

El escenario del Velódormo Municipal queda a oscuras. Virginia Rodríguez actúa pero nadie la ve: es la operadora de acento caribeño que atiende en la central telefónica de UTE al reclamo de la murga. Al mismo tiempo otros cambian de ropa rápidamente y los ultileros se mueven entre ellos, sacando prendas, cerrando cierres, llevando cascos.

Cuando vuelven a subir se forman en un coro de velas que están dispuestas a quemarlo todo en el salpicón. "¡Bien las velas, bien!", aplaude una pareja sentada en el pasto del tablado y uno a uno se paran a aplaudir uno de los momentos más fuertes de la murga.

La línea general del espectáculo, que aparte está bastante sostenido durante casi 40 minutos, es el humor. Pero ese humor a su vez pasa por distintos matices, a veces es más irónico, a veces es más crudo, a veces es más inocente, entonces ahí le encontramos distintos matices al humor que no puede ser siempre de la misma manera para que funcione y también tiene otros momentos que son más reflexivos”, elabora el letrista sobre el ritmo del libreto.

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Este año Queso Magro le dedica un cuplé al diputado de Identidad Soberana, Gustavo Salle, al futbolista Edinson Cavani y a las dificultades del sistema de salud que termina con una amputación que pudo haber sido evitada a tiempo. Una despedida al sol y una presentación repletas de momentos de humor en uno de los libretos más fuertes de este Carnaval.

El cuplé de la salud siento que es de los cuplés que hemos hecho en Queso Magro, no sé si me animo a decirlo rotundamente, pero el que más éxito ha tenido a nivel universal, en todos los tablados. En un tablado comercial, en un tablado popular lejano de Montevideo. En todos funciona porque la gente se siente muy identificada y captan la ironía”, señala Zieleniec.

“A la gente le tocan los temas que estamos presentando este año, además de sentirse identificados se ríen y festejan el humor y la ironía que les traemos con cada tema, así que estamos felices”, dice Tatiana Kornecki a El Observador.

“Me preguntás y me erizo”, dice la murguista, cuando se le consulta sobre la canción final que interpreta junto a Santiago With. “Cantarla con Santi es un placer porque es tremendo cantante y un desafío para mí también sostener la canción con él y el “Capu” en la guitarra acompañando. Es un belleza, porque es un laburo entre amigos y nos encontramos muy bien. Tenemos una energía re linda para trabajar. Estamos felices porque además es un momento de clima precioso que la gente súper respeta y la devolución es hermosa”.

También soy yo sin encenderme siempre y sin estar tapando mi dolor, que se quedó escondido entre las llamas.

“Nos declaramos fans de queso magro”, el cartel que sobresalía entre el público del tablado ahora está sobre un asiento del ómnibus. Los murguistas saludan a quienes se acercan a felicitarlos, a palmearles la espalda o a pedirles una foto antes de volver a la quesoneta, que continúa el trayecto de la noche hacia el Monumental de la Costa.

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En el camino, Santiago Iccardi, un antiguo utilero de la murga que los acompaña esta noche, les dedica una payada con la guitarra apretada contra el pecho. Le quiero regalar esta payada a una murga que está hecha como el pan, es una murga a-miga.

“En cada uno de los barrios a los que vamos, en cada uno de los tablados, el público está recibiendo re lindo cada uno de los cuplés, la presenta, la retirada, viene siendo una muy linda recepción. Me parece que eso es lo más lindo, lo más importante de Carnaval: el vínculo, la comunicación con el público, que nos reciban con tanta alegría y que disfruten con nosotros el espectáculo", sostiene Virginia Rodríguez.

Los componentes de la murga comparten la satisfacción y la devolución del público en cada barrio. "Nos pasó el pasado con el espectáculo que había como un ida y vuelta muy lindo con la gente, y creo que este año eso se va ahondando y está divino. La gente te apoya, se suma a la película que estás planteando", considera Viera.

Estamos prendidos fuego. Estamos copados con lo que estamos haciendo. El proceso fue re lindo, el grupo es hermoso, es muy linda la energía que tenemos entre nosotros, somos amigos. Además están los hijos nuestros en la vuelta y todo ese apoyo de la familia y de la amistad que tenemos entre nosotros también nos hace prendernos fuego”, dice Kornecki.

Rodrigo “Capu” Moyano comparte la satisfacción de poder vivir el Carnaval junto a su familia, así como lo vivió en algún momento con quienes lo acercaron a él a la fiesta de Momo. Los artistas recorren los tablados con sus hijos e hijas en una transmisión cultural que se repite en cada febrero. "Es una pasión. Me encanta ir a ensayar, me encanta venir a actuar a los tablados, compartir esto con el grupo y con el público. Es un sacrificio pero es lo más lindo que me pudo haber pasado", dice.

Ya en el último talado de la noche, Moyano resume con humor el año de Queso Magro antes de subir a actuar: “Es un espectáculo digno de su nombre, enciende en todos lados, la gente queda on fire y nosotros al final quedamos hechos ceniza”.

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Queso Magro Carnaval murga

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