En 48 horas de negociaciones rabiosas, los líderes del G20 lograron un documento de consenso. Lula logró imponer su agenda y Milei terminó por adherir, pero dejando sentadas sus profundas diferencias con el brasileño y la arquitectura multilateral. Se dobla pero no se rompe, y Argentina tampoco abandona el Tratado de París. Acercamiento a China, a la espera del alineamiento con Trump.