El Banco Mundial estima que Uruguay y la región seguirán siendo competitivos a nivel global en sectores tradicionales como el agro y la producción de alimentos. También destaca que a nivel local se apueste a la generación de proyectos de energías renovables. Sin embargo, identifica que uno de los problemas de América Latina es la falta de capital humano para afrontar los desafíos que impone una era de negocios vinculada a la tecnología y la innovación.
Entre 2010 y 2018 la economía regional creció 2,2% en promedio anual y las proyecciones actuales están apenas por encima, en 2,5%.
El documento Recuperando el siglo perdido de crecimiento explica que todavía persisten retrasos en la región que se observan en la adopción y el uso incompleto de las tecnologías adaptadas. Añade que mientras los “milagros asiáticos” las tomaron en cuenta la región no lo hizo.
“El problema del capital humano sigue siendo clave”, dijo este martes el economista jefe para América Latina del Banco Mundial, William Maloney.
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William Maloney, economista jefe para la región del Banco Mundial
Banco Mundial
La visión es que el bajo crecimiento de la región no es un fenómeno reciente ni de la última década. A principios del siglo pasado, Uruguay, Argentina y Chile eran países superestrellas en términos de alfabetización, pero con el paso de las décadas los registros positivos fueron bajando sensiblemente. “Si bien se mantienen por encima de muchos países de la región, no es suficiente para tener una economía dinámica para generar nuevos empresarios capaces o científicos de talla mundial”, indicó.
El documento señala que la región necesita abordar “enérgicamente” sus déficits en todo el espectro de capital humano, para alinearlos con las necesidades del sector privado emergente. Pero la escasez de habilidades básicas de lectura y matemáticas a nivel primario y secundario impide el crecimiento de las empresas existentes y también implica una reserva reducida de talentos a los que recurrir para generar científicos y empresarios de alta calidad.
Una de cada cuatro empresas de América Latina no puede expandirse por la falta de mano de obra calificada y para el organismo internacional esa es una de las razones que explican el bajo crecimiento. Es decir, las compañías no aprovechan todas las oportunidades de negocios disponibles por esa carencia de conocimiento. “Seguimos dejando dinero sobre la mesa”, mencionó Maloney.
El problema educativo
“Nuestras universidades en América Latina son de las más bajas en el mundo en términos de interacción con el sector privado”, dijo Maloney.
El informe expone que la región sigue estando rezagada frente a países comparables en matemáticas básicas y habilidades de escritura, pensamiento crítico y resolución de problemas. El porcentaje de niños entre 10 y 14 años que puede entender un texto es, en promedio, de 41%. Es aproximadamente la mitad que en Asia y Europa del Este. Eso también se extiende a la educación superior.
El BM explica que aunque el acceso es relativamente alto solamente la mitad de los estudiantes llegan a graduarse. La proporción de graduados en ciencias en los países de América Latina es de 2%, la más baja de todas las regiones.
El documento señala que la escasez de programas de ciclo corto del tipo “junior college” implica una escasez de trabajadores técnicos. Complementa que los programas de capacitación de los trabajadores deben diseñarse con incentivos para garantizar la calidad con las necesidades básicas de la industria. Además, la educación superior necesita desarrollar habilidades técnicas y gerenciales más sólidas.
Oportunidades y desafíos para Uruguay
Pese a las restricciones que genera esa falta de capital humano, Maloney destacó algunos sectores donde la región y Uruguay pueden seguir siendo competitivos. “Los sectores tradicionales van a seguir siendo importantes. En comida, en el agropecuario. Hay que tener mucha innovación es eso”, dijo.
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Son 150 las empresas ganaderas monitoreadas por el Instituto Plan Agropecuario
El experto destacó el sistema de trazabilidad que tiene la industria ganadera hace décadas y añadió que podría tomarse como un ejemplo para la región.
También resaltó la apuesta a la búsqueda de nuevas fuentes de energías renovables. “Hay que tener cuidado porque no somos los únicos con sol y viento. Sin embargo, estamos apostando. Tenemos que apostar, aprender y si funciona hacer una escalada”, afirmó. Recordó que más del 90% de la energía que genera Uruguay es renovable, por encima del 50% que en promedio tiene la región.
“En teoría, si todo fuera igual, eso podría ser una ventaja. El problema es que en muchas otras cosas no somos competitivos”, expuso. “Hay que tener el primer nivel de capacidad de la fuerza de trabajo. No estamos hablando de innovación, no estamos hablando de cosas exóticas. Es tener gente capaz para que las empresas se puedan expandir”, concluyó.