La tendencia se ha visto favorecida por una mayor demanda de envases individuales como latas y botellitas no retornables, en su mayoría fabricadas en el extranjero y de bajo precio
El mercado de cerveza creció levemente el año pasado en Uruguay, y destacó en especial el avance del producto importado que alcanzó una participación de 48,3% en el total.
En 2024 el consumo de cerveza fue de 98,3 millones de litros, según los datos de volumen físico comercializados en el mercado local y declarado por fabricantes e importadores ante la Dirección General Impositiva (DGI) para la determinación del Impuesto Específico Interno (Imesi).
Con respecto a su origen, los datos de DGI muestran que la cerveza importada avanzó por quinto año consecutivo y dio un fuerte salto respecto a 2023. Entre enero y diciembre 47,5 millones de litros de cerveza llegaron desde el exterior, 16,7% más en la comparación interanual, y un volumen récord para la serie histórica que inicia en 1997.
Por su parte, las unidades de fabricación nacional totalizaron 50,8 millones de litros. Para encontrar un volumen tan bajo de industria uruguaya hay que remontarse hasta el año 2002.
La industria nacional de cerveza enfrenta dificultades ante el fuerte ingreso de marcas importadas a precios bajos y la producción local pierde espacio ante el producto que consiguen grandes mayoristas, por ejemplo en Brasil.
Casi cinco de cada diez litros de cerveza que se consumieron en el país durante 2024 llegaron desde el extranjero. Cinco años atrás esa relación era de tres litros cada diez, y de apenas un litro cada diez en 2014.
El director de ID Retail, Gustavo Rodríguez, dijo a El Observador que se viene dando una serie de circunstancias que hacen que la participación de cervezas importadas crezca en relación a las de fabricación nacional.
Según explicó, en primer lugar se está dando una tendencia de crecimiento del consumo de envases personales (botellitas no retornables y latas). Este tipo de presentaciones son fundamentalmente importadas, mientras la producción nacional es en envases grandes de vidrio retornable.
Por otro lado, apuntó que se están dando tendencias de crecimiento de marcas económicas importadas. Estas marcas al no tener que recuperar el envase tienden a distribuirse con menor complejidad logística y alcanzan comercios de formatos diversos, donde tradicionalmente no se vendía cerveza en forma importante.
Así, cualquier distribuidor, sin disponer de camiones para casilleros puede abastecer de cerveza a comercios pequeños donde la bebida alcohólica no es un rubro principal, señaló Rodríguez.
“Se expande la oferta en puntos de venta, y se intensifica la competencia en envases personales y en segmentos de bajo precio de cervezas importadas tanto de la región como de orígenes de los más diversos”, resumió el experto.
Por otra parte, desde Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) indicaron a El Observador que "en los últimos años la industria cervecera nacional enfrenta problemas de competitividad frente a los productos importados que ha llevado a una migración de demanda hacia las latas importadas de bajo precio".
El mercado “está siendo invadido por latas importadas”, remarcó tiempo atrás en el Parlamento la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (Foeb).
El consumo de agua embotellada fue de 391,8 millones de litros y cayó 20% en la comparación con 2023, año en que la demanda se vio fuertemente impulsada por las dificultades con el agua potable de OSE.
De todas formas, los volúmenes de consumo fueron superiores a 2022 y están muy por encima que hace una década atrás, según los datos de DGI. Una explicación posible pasa por los cambios en los hábitos de consumo de la población a favor de productos más sanos.
En Uruguay hay unas 60 empresas que comercializan agua embotellada. El producto está gravado con 22,5% de IVA y 10,5% de Imesi sobre un precio ficto.
Por otro lado, el año pasado se declararon ante DGI 305,8 millones de litros de bebidas colas y refrescos, 1,6% más que en todo el 2023.
Este rubro se había retraído durante cinco años consecutivos, hasta tocar un piso en 2020 durante el primer año de pandemia con solo 282 millones de litros. El pico de consumo data de 2014 con 338 millones de litros declarados, según la serie histórica de DGI.
