El muy buen desempeño de las represas, junto con el crecimiento de la producción de energía a partir de biomasa, sobresale en 2024, un año en que la generación de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables fue récord en Uruguay.
Represas hidroeléctricas con mejor año desde 2019
Los datos oficiales muestran que entre enero y diciembre el aporte de las represas totalizó 7.179 gigavatios hora (GWh), y se duplicó en la comparación interanual con crecimiento de 109%.
Esta fuente de energía se recuperó, tras la fuerte caída registrada en 2023 durante la sequía histórica que afectó al país y a la región. Además, tuvo su mejor año desde 2019, una tendencia que se había comenzado a observar ya desde el verano del año pasado y que se confirmó en los meses siguientes.
El aporte de Salto Grande creció 90% respecto a 2023, y el de las represas del Río Negro (Rincón de Baygorria, Rincón del Bonete, Palmar) lo hizo 145%, según datos de UTE procesados por El Observador.
En conjunto, las represas de Salto Grande y Río Negro cubrieron el 50% de la demanda total de energía eléctrica, y aumentaron su participación casi en 20 puntos respecto a 2023.
La segunda fuente de generación fue la energía eólica con un total de 4.728 GWh, una cantidad similar a 2023, y participación de 33% en el total. El año pasado hubo aportes de 40 granjas eólicas, la mayoría de propiedad privada y que venden la energía a la empresa pública.
Entre las cifras de 2024, destaca la biomasa que alcanzó los 1.823 GWh y creció 60% interanual. Esta fuente de energía explicó el 13% de la generación y alcanzó niveles máximos en su historia.
Aquí, se destaca el ingreso de la planta de celulosa de UPM 2, que vende sus excedentes al sistema interconectado nacional, y que explicó casi la mitad de lo producido. El resto correspondió a la planta de Montes de Plata, a UPM Fray Bentos, y a otros 9 generadores de mucho menor porte.
Energía térmica en mínimos históricos
La respuesta del parque hidráulico en niveles casi óptimos, el recurso eólico, y en menor medida biomasa y solar, determinaron también que la utilización de energía térmica tuviera una participación casi nula (apenas 0,93%) con apenas 133 GWh. La producción de esta fuente fue la más baja al menos desde 2004.
La generación con combustibles fósiles fue hasta inicios de la década pasada una de las principales fuentes de abastecimiento de energía de Uruguay, en un sistema que estaba expuesto a la variabilidad del recurso hídrico y a inestabilidad de los costos de abastecimiento.
Luego fue perdiendo participación a medida que fueron escalando las energías renovables no convencionales como eólica y solar, y hubo buena respuesta de la producción hidráulica.
Las cifras oficiales muestran que entre 2015 y 2024 el peso de la generación térmica en la matriz total fue de apenas 6%, y de casi 9% en el último quinquenio.
En el último tiempo las centrales térmicas se han utilizado mayormente como respaldo en épocas de sequía, como la de principios de 2023. Y en ocasiones puntuales también se han encendido para vender energía a países vecinos como Argentina y Brasil.
