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10 de febrero 2025 - 5:00hs

Para el presidente de la Cámara de Industrias (CIU), Leonardo García, es indispensable que se trabaje en la elaboración de políticas para que el sector logre recuperar competitividad perdida. Desde su visión, el ejemplo de la multinacional Yazaki -que decidió cerrar sus operaciones en Uruguay por aspectos productivos y sindicales- aplica para el resto de la industria. De hecho, indicó que otros grupos empresariales están en un proceso de retiro del país. Además, marcó la necesidad de establecer relaciones laborales más modernas con los sindicatos para evitar una conflictividad permanente.

A continuación, un resumen de la entrevista que García realizó con El Observador.

Días atrás mencionó que la industria podría tener “varias Yazaki”. ¿En qué sectores visualiza esa posibilidad la CIU?

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Venimos diciendo hace tiempo que el sector industrial tiene problemas de competitividad. El 50% de lo que produce es exportación. Entonces se necesita ser competitivo. En la región y en el mundo. Estamos con problemas que vienen en aumento y no escuchás que se vea una preocupación y que haya un enfoque en trabajar para ver cómo mejoramos la competitividad. Si perdés poder de competencia, perdés mercados. Y eso se tiene que corregir.

Tenemos varias industrias y sectores con muchas preocupaciones. Si no se corrige la competitividad, entiendo que va a suceder lo que ya sucedió con Yazaki. Si al comunicado de la empresa -con las causas del cierre- le borramos el nombre y le ponemos el de las últimas industrias que se fueron del país o que cerraron, le cabe perfecto. Y si a ese comunicado le ponemos el nombre de “industria nacional”, también le cabe perfecto. Ese comunicado es bien concreto y refleja un poco cuál es la problemática del sector industrial.

Hay otros grupos que están en una retirada de Uruguay o bajando la producción a nivel local. Tenemos certeza de que está pasando. No queremos eso. Pero todo se explica por una cuestión de competitividad. Porque acá no fue una empresa que no vende, que perdió un cliente o que quebró y tiene que cerrar. No hablamos de esos casos. Hablamos de empresas a las que les cuesta mucho más producir en Uruguay, que se les está complicando. A su vez, si se le suma que cada vez hay más regulaciones, producir en Uruguay es cada vez más complejo y más costoso. En vez de estar discutiendo cómo mejorar y cómo hacer más fácil y más rentable la producción, vemos que el camino va hacia complejizar más, hacerla más costosa, menos competitiva.

20250203 Entrevista a Leonardo García, nuevo presidente de la Cámara de Industrias, CIU.

¿Cuáles son los factores que más inciden en esa falta de competitividad? Sectores exportadores, por ejemplo, mencionan que el tipo de cambio es uno de ellos.

El tipo de cambio es una variable. Pero no es solamente eso. La competitividad es tener regulaciones acordes a lo que exige la producción en la actualidad. Si cada vez hay más, si se agregan nuevos impuestos, eso genera pérdida de competitividad. Los tiempos y los costos que lleva conseguir la habilitación de un producto en el Ministerio de Salud Pública (MSP), ya sea alimentos cosméticos, afectan. También trámites burocráticos innecesarios. Son varios factores. Obviamente, el atraso cambiario también pesa. Si vas sumando, todos estos factores deterioran la posibilidad que tiene una industria nacional para competir con otros países.

La energía es muy importante. Uruguay hizo una inversión muy grande en un cambio de su matriz energética. Hoy no hay dependencia ni necesidad de importar energía. Creemos que es momento de trasladar ese costo de energía a los sectores industriales. ¿Cómo se puede estar pagando la energía más cara de la región? Ese es un aspecto para estudiar, para analizar.

¿Desde su visión puede cambiar el escenario para los industriales con un nuevo gobierno de Frente Amplio?

La CIU no tiene problemas con distintos cambios de gobierno ni de partido político. Lo que interesa son las políticas industriales y vamos a acompañar las que sean favorables. A priori tratamos de apoyar a cualquier gobierno que impulse acciones que tiendan a favorecer y a mejorar las condiciones de la industria nacional, ya sea el gobierno o el sistema legislativo.

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Cámara de Industrias

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¿En qué situación se encuentran las empresas que se dedican al mercado interno en la competencia con productos extranjeros?

Ahí es clave que haya una política país, que cada vez que exista una regulación se entienda que de alguna forma hay que potenciar lo que se fabrica localmente. Vuelvo al Ministerio de Salud Pública. Si para certificar un producto hay un costo que es el mismo que para uno importado; el mismo para una multinacional que para un emprendedor que está sacando por primera vez un producto, entonces no hay una política que tienda a fomentar a la micro, pequeña empresa industrial nacional. Lo mismo pasa en el tema de las compras públicas. Si al que tiene que decidir una orden de compra para el Estado le da lo mismo que lo haga alguien desde una oficina con un producto importado o alguien que emplea muchos puestos de trabajo, entonces ahí hay otro problema. En cambio, si se entiende como política de desarrollo del país que las compras públicas deben ser motor de desarrollo de la industria nacional, ahí ya cambia la jugada.

Hay que tener un concepto general, porque muchas veces los pliegos se elaboran de tal forma que no permiten participar. Ya la definición del pliego es importante. Si se hace una licitación de uniformes de trabajo y se pide una entrega dentro de 30 días de 100.000 uniformes, no hay una industria textil fuerte que pueda abastecer en ese tiempo. Ahora, si se hacen compras paulatinas, si se permite que varias empresas puedan cotizar, gran parte de la industria textil se puede volver a dinamizar como lo fue años atrás. Entonces lo importante es tener una política nacional, a nivel general. Si eso queda claro es mucho más sencillo. Da previsibilidad, las empresas o los emprendedores se animan a invertir, a ampliar su planta, a tomar más gente. Se animan a hacer inversiones más arriesgadas porque saben que van a tener una venta.

¿Por qué cuesta tanto aplicar políticas de ese tipo? Porque de cosas como esa se viene hablando desde hace décadas.

Es mucho más contradictorio todavía, porque cuando hablás individualmente, todos están a favor de esto. El tema es sentarse realmente a trabajar y darle una prioridad. Pero quizás el país pasa a veces por determinadas urgencias y se aboca más a trabajar en eso. Entonces no hay tiempo para tomar medidas, con una mirada a mediano y largo plazo, que repercutan en el desarrollo de la industria, en mejores puestos de trabajo y en mejor capacidad de Uruguay. Pero en algún momento hay que hacerlo. Si se hubieran empezado a implementar medidas, muchas industrias no hubieran cerrado. Después, cuando tenés esa base de producción, empiezan a existir posibilidades para que se pueda exportar. Pero si no tenés ese sustento del mercado local, muchas veces ni siquiera llegás a ver otras posibilidades. Hay empresas que te dicen: si pierdo esta licitación son seis meses de mi trabajo. Hay sectores en los que el negocio se vuelve inviable si pierden esa venta. A eso va a apuntar mi gestión en la Cámara de Industrias en los próximos años. En hacer foco en eso. Yo me hago esa autocrítica. ¿Cómo no hemos logrado que el sistema político y la sociedad en su conjunto pueda visualizar la importancia que tiene la industria nacional?

Capaz en momentos críticos sí se valoró. En la pandemia, que no había productos importados o que no entraban de afuera, la industria se puso el país al hombro y no hubo desabastecimiento de nada. Y se lograron dinamizar sectores que de repente no estaban bien. Eso demuestra que cuando se dinamiza algo y hay posibilidades de venta, el sector privado reacciona rápidamente, invierte y abastece el mercado local. Yo estoy orgulloso de ser industrial, y a mis compañeros de la Cámara de Industrias les pasa lo mismo. El tema es que perdimos, de una u otra forma, la capacidad de trasladar eso al resto de la sociedad.

20250203 Entrevista a Leonardo García, nuevo presidente de la Cámara de Industrias, CIU.

¿Por qué piensa que el industrial tiene o generó una mala imagen?

No pasa por mala imagen, no hay mala imagen. Cuando analizás la industria nacional, es el mismo empresario el que compra, el que vende, el que atiende a los clientes, el que viaja. Tiene que actualizarse, ver qué pasa dentro de su planta, por qué salió mal una producción, por qué se rompió una máquina. Eso le pasa a una mediana empresa, a una pequeña o a un emprendedor. Cuando los emprendedores me escriben sobre su situación, les pasa lo mismo que a mí en mi empresa. Somos una empresa familiar con varios haciendo varias tareas. Entonces, muchas veces nos saca tiempo para poder hacer ese tipo de acciones, de pensar más en cómo transmitimos la importancia de nuestra industria a la sociedad.

¿Cómo observa, en la experiencia de su empresa y desde la cámara, la relación de la industria con los sindicatos? Yazaki, por ejemplo, se refirió a los paros constantes.

Arranqué diciéndote: si agarrás el comunicado de Yazaki y le borrás el nombre y le ponés industria nacional, le cabe perfectamente. Es otro desafío que tiene la Cámara de Industrias. Cómo logramos una relación con el sector sindical mucho más madura, que no sea de una conflictividad permanente, por cualquier tema, ya no sólo por temas salariales. Por lo de Yazaki hubo un paro general en la industria. Entiendo la gravedad de lo que pasó y cómo impacta esa pérdida de puestos de trabajo. ¿Esa medida de fuerza para todo el sector industrial ayuda o perjudica? ¿Avanzamos o retrocedemos? Me pregunto y no tengo la respuesta. Creo que es un gran desafío que tenemos todos los actores que intervenimos en esto, tanto del sector empresarial como del sector sindical, para ver cómo logramos relaciones mucho más maduras. La conflictividad permanente en los sectores desalientan las inversiones, los negocios. No ayuda a los trabajadores, que pierden un montón de jornales. Tenemos cosas en común para potenciar, pero la conflictividad no nos deja.

Cómo puede ser que yo tenga una industria fabricando acá, que genera un montón de puestos de trabajo bien pagos, mucho más que si no fuera industrial, con un montón de beneficios y tenga conflictividad permanente. Si soy importador, trabajo en un depósito con muchísima menos gente, sueldos más bajos y sin ningún tipo de conflicto. Entonces, si se pone en esa disyuntiva al empresario, ¿por qué creés que va a optar? ¿Ser industrial o importador? Está bien, está en todo su derecho de elegir y me parece bárbaro. La discusión es qué país queremos ser. Si queremos ser uno productor o uno que solamente importe. Pero nadie me saca de la cabeza algo: no existe un país desarrollado que no tenga una industria desarrollada. Si de eso estoy convencido y creo que la conflictividad laboral es una de las trabas para ese desarrollo, cómo no me voy a sentar a trabajar, a dialogar las veces que sea necesario con el PIT-CNT en busca de esto.

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