Lo importante del plan
- El programa de reestructuración voluntaria de deudas tuvo como objetivo que más de 800 mil personas pudieran cancelar o pactar nuevas financiaciones para préstamos o créditos no cancelados.
- Fue impulsado por los integrantes de la industria financiera, con la articulación del Banco Central (BCU) y el Ministerio de Economía (MEF).
- Los usuarios que ingresaron al plan con el compromiso de aceptar las condiciones previstas podrán salir de la categoría 5 del BCU (deudores irrecuperables) y recuperar su calidad crediticia.
- Este viernes, al cierre del programa se efecutaron 272.000 cancelaciones y reestructuraciones de deudas.
El contexto
¿Quiénes pudieron acceder?
prinicipios de julio, la Asociación de Bancos Privados (ABPU) y la Asociación Nacional de Empresas Administradoras de Crédito (Aneac) presentaron el plan para que deudores incobrables pudieran cancelar o comenzar a reestructuras préstamos impagos. El jueves 11 de ese mes ya quedó disponible.
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Foto: Ines Guimaraens
En ese momento, la cartera de morosos en el sistema financiero era de 865.119 personas. El plan fue dirigido a aquellos que tuvieran una deuda menor a $ 100.000 en cada una de las insituciones adheridas. Debían estar registradas en la Central de Riesgos Crediticios del BCU al 30 de abril de 2022 y haber permanecido en la misma situación hasta mayo de este año. El tope de deuda por persona fue de $ 200.000 y para accceder al plan el deudor debía tener un ingreso mensual menor a $ 100.000.
Además se incluyó una opción para deudores con un saldo de capital menor a $ 5.000 en cada institución. En este caso, las empresas y bancos aceptaron renunciar al cobro del préstamo impago sin que eso conllevara ningún trámite para el deudor. Con esta propuesta se estimó que se condonarían 110 mil cientes del sistema financiero con créditos pendientes menores a esa cifra.
¿Cuáles fueron las instituciones que participaron?
Las bancos que participaron del programa fueron BBVA, Banco República, Heritage, HSBC, Banco Itaú, Banco Santander y Scotia.
Las financieras fueron Anda, Cash, Credisol, Creditel, Crédito de la Casa, Crédito Naranja, Crédito Uruguayo, Crédito Valor, Crediton, Fucac Verde, OCA, Pronto, República Microfinanzas, Volvé, Acac, Nativa y En la Mano.
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El ahorro en pesos en Uruguay está prácticamente acotado a las AFAP.
Inés Guimaraens
También formaron parte las empresas especializadas en cobranza de carteras morosas Mercurius, Fabraler y Viemventura y la administradora de créditos Credi Yí.
El programa abarcó operaciones de crédito concedidas por bancos y financieras a personas físicas o adeudos derivados de antiguas relaciones comerciales. Quedaron excluidas operaciones de crédito de financiamiento de automotores, transacciones de crédito con garantía hipotecaria, prendarias o con fianza personal y saldos de garantía de alquiler.
Las deudas por hasta $ 100.000 se pudieron refinanciar hasta en 48 cuotas, sin ninguna actualización de capital, sin intereses, multas ni recargos.
Quedó establecido que el plazo para abonar la primera cuota sea el 31 de diciembre próximo. Con esa posibilidad se buscó que el deudor pueda contar con el pago del aguinaldo para afrontar los primeros pagos.
¿Cuántas deudas se cancelaron?
Al comienzo de esta semana el BCU había anunciado que se habían registrado 251.021 cancelaciones y reestructuras de deudas pertenecientes a 190.662 personas en el sistema financiero.
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Foto: Diego Battiste
Este viernes, la ABPU informó que de las 865.119 personas habilitadas para acceder a la refinanciación de préstamos o créditos hubo más de 200.000 que realizaron 272.000 preacuerdos y remisiones de deudas. Es decir, la cuarta parte del universo de deudores optó por inscribirse en el programa.
Opiniones sobre el plan
La secretaria ejecutiva de la ABPU, Bárbara Mainzer, dijo a El Observador que el programa superó todas las expectativas de la gremial bancaria. “El nivel de adhesión muestra la vocación y la voluntad de los uruguayos por pagar y reconocer además que las condiciones planteadas son excepcionales”.
Mainzer ya había descartado que hubiera una extensión en el plazo para inscribirse en el plan o la posibilidad de realizar una nueva edición.
En ese sentido complementó que si eso ocurriera se correría “un riesgo moral altísimo” ya que si este tipo de programas se repiten “no funcionarían porque la gente reincide”.