Desde inicios del 2022, el Nasdaq casi duplicó su valor -u$s 15 billones- gracias a las imparables Big Tech, gigantes tecnológicos volcados cada vez más al desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Por eso a nadie le extrañó que, con su cargo recién estrenado, Donald Trump anunciara inversiones de u$s 500.000 millones y sentenciara que EE.UU. era el líder global de la IA. ¿Quién iba a cuestionarlo?
Entonces, apareció DeepSeek. Una startup china que el lector promedio en su vida había oído nombrar.
Una tecnológica que al parecer posee una plataforma de IA que se ve tan bien como cualquiera que hoy se encuentra en el mercado, pero a una fracción del precio y un minúsculo consumo de energía.
El mercado sólo reacciona a lo que no anticipa. Con una caída del 3,3%, el Nasdaq borró u$s 1 billón de valor. Pero lo que nadie podía creer era el daño que esta startup le estaba causando a la bestia de todas las bestias: Nvidia.
La volatilidad siempre fue su flanco débil, con lo cual las oscilaciones desquiciadas no son algo nuevo. Ocho de las diez mayores ventas masivas y desapariciones de valor de mercado corresponden a Nvidia.
Pero el lunes perdió 17% -su peor día desde marzo de 2020, en plena pandemia- y su capitalización se encogió u$s 589 millones en un día, algo que nunca había pasado en la historia del mercado.
Y se superó a sí misma. Su anterior récord había sido u$s 279 millones en marzo de 2024. También el precio de su acción se multiplicó por nueve en dos años. Y como es su costumbre, al día siguiente recuperó poco más de la mitad (casi 9%).
Los chinos convulsionan el mercado justo cuando llegan los balances
Pero DeepSeek no sólo apareció. Apareció con el timing más retorcido. Este miércoles es la largada de la temporada de resultados de la Big Tech con Microsoft.
Un cuarto trimestre que los analistas esperan bastante flojo. Los balances de los “Siete Magníficos” mostrarían ganancias interanuales del 22% promedio, el menor incremento en relación al primer trimestre del 2023.
Claro que así y todo estarán un 8% por encima el aumento previsto para las compañías del S&P500, pero es un 51% menos que el salto del primer trimestre y el cuarto consecutivo de resultados menguantes.
Nvidia, como siempre, se hará esperar una eternidad hasta el 26 de febrero.
Pero la bomba DeepSeek será el disparador perfecto, como lo fue el lunes, para vender.
Para quienes sentían que la empresa está sobrevaluada, pensaban que estaban sobreexpuestos en sus carteras, tenían dudas sobre la estrategia de la compañía para seguir generando ganancias o tuvieron que actuar ante sus “stop-loss” (umbral que se fija como tope automático de nivel de pérdidas que se pueden tolerar).
O reconozcámoslo, ante semejante estampida, muchos simplemente corren con la manada.
Washington prohíbe más exportaciones para frenar la competencia
El último modelo IA de DeepSeek está de golpe en top del ranking de ventas de los appstores de Apple y no tiene nada que envidiarle a lo nuevo de OpenAI o Meta. De hecho, era igual o más competitivo.
Y acá está la clave detrás de las ventas masivas del mercado. Porque el que vende es el que se basa en un dato o una duda, un presentimiento.
¿Y si estos cientos de miles de millones que se están invirtiendo en IA nunca terminan generando ganancias lo suficientemente impresionantes como para justificar las valuaciones hiperinfladas de estas acciones?
El grupo de las grandes tecnológicas representa el 30% del S&P 500 por ponderación, más que ningún otro sector en la historia.
Nvidia, intentó relativizar la amenaza que pareció presentarle DeepSeek, a la que llamó un “excelente progreso en IA” que cumple con controles de EE.UU. para la exportación de tecnología.
Mientras que los mejores productos de Nvidia no se pueden vender en China, la compañía se encargó de recalcar que la llamada “inferencia”, la capacidad de un modelo de IA de extrapolar conclusiones a partir de datos nuevos, necesita de todos modos de muchos de sus productos.
No podrá evitar, no obstante, que como principal destinataria de los enormes cifras que se vuelcan a IA, deberá enfrentar inversores más exigentes, que sólo la compensarán si muestra retornos interesantes sobre esa inversión.
Pero DeepSeek dejó un hormiguero de dudas. Ante todo desafió la convicción compartida y políticamente alimentada de que China estaba a años luz de EE.UU. en IA. Definitivamente no es tan así.
Aún cuando es cierto que EE.UU. tomó las medidas necesarias para asegurarse de que los chips de última generación no lleguen a manos de los chinos, los chinos le encontraron la vuelta.
Básicamente, accedieron a la tecnología libre necesaria para construir sus modelos.
En un intento de demorar o entorpecer este progreso, Washington prohibió la exportación de tecnologías de semiconductores avanzados al país y está limitando también las ventas de chip de Nvidia a otras partes del mundo.
Pero la estrategia, como con DeepSeek, puede volverse en contra. Con recursos limitados y restricciones, el resultado puede ser más eficiencia.
El secreto es que no te vean venir.