Cuando llegan los resultados de Nvidia el mercado se detiene. El fabricante de microchips para Inteligencia Artificial se ganó ese vértigo pausado y denso de anticipación: triplicó su valor este año (u$s 140,15) y trepó casi 800% desde fines de 2022, es responsable de un cuarto de las ganancias del S&P 500 en lo que va del 2024 (23%) y acaba de desplazar de Apple como la empresa de mayor capitalización de EE.UU. Y del mundo.
El miércoles presentará sus resultados del tercer trimestre pero lo que todos ya se están preguntando es cómo impactará el negocio de Nvidia la beligerante política comercial de Donald Trump.
Cuando la primera ronda de tarifas se anunció en 2018, las acciones de la tecnológica se hundieron 31%. Pero Nvidia todavía no era Nvidia. Ni el fenómeno de la Inteligencia Artificial estaba tan consolidado.
Los resultados de su principal proveedor de chips, Taiwan Semiconductor Manufacturing, prueban que la demanda de quienes están transformando este campo sigue pujante y convencida.
La pérdida de mercado en China por sanciones oficiales
Un buen ejemplo que inclina a pensar que no será tan fácil frenar el avance de Nvidia es lo que pasó en China.
La compañía ya tuvo que lidiar con las restricciones gubernamentales al comercio que redujeron su exposición a ese mercado crítico.
Los ingresos provenientes de China cayeron del 25% al 12% en el último trimestre. Eso no impidió que Nvidia se convirtiera en uno de los principales motores del crecimiento de las ganancias corporativas del S&P 500.
Por otro lado, buena parte de los clientes de Nvidia son domésticos. Microsoft, Alphabet, Amazon y Meta conforman la demanda en EE.UU. e invierten sumas siderales. Sólo en el tercer trimestre, volcaron u$s 59.000 millones y se comprometieron a desembolsar aún más el año que viene.
Claro que tampoco hay que subestimar el efecto de una guerra comercial que establezca una tarifa universal más allá de China. Hay todavía un 57% del ingreso de Nvidia que proviene del extranjero y se verá afectado.
Pero el desarrollo de la Inteligencia Artificial es la exploración de una nueva tecnología que no dará marcha atrás. Según Bloomberg Intelligence, la inversión podría llegar a u$s 200.000 millones en 2025. Gran parte de esa cifra está llamada a terminar en manos de Nvidia.
Sus ejecutivos reconocen que la demanda para su nuevo chip Blackwell, luego de las demoras que sufrieron para su entrega, está muy por encima de la oferta.
La empresa generaría un ingreso de unos u$s 6.000 millones en el trimestre por esta nueva generación de chips.
Un salto del 80% en las ganancias que ya no deslumbra
En cuanto al tercer trimestre, la expectativa es que el ingreso neto alcance los u$s 18.400 millones, con un salto de la ganancia del 80% a u$s 33.000 millones. Pero en el extremo del espectro algunos estiman que podría alcanzar los u$s 38.000 millones.
En sus proyecciones, los analistas no parecen contemplar el “factor Trump” como algo disruptivo, aunque sí ven una desaceleración en los resultados. Para este año fiscal, esperan que Nvidia más que duplique su beneficio y para el siguiente, que aumente otro 44%, según Bloomberg.
Por otro lado, cuando se acostumbra al mercado a números tan impresionantes, después es difícil seguir deslumbrando.
Las “sorpresas” de Nvidia -el margen por el que supera las estimaciones de los analistas-, se vienen achicando. En el último trimestre, los resultados estuvieron apenas 6% por encima de lo que se esperaba.
Pero lo cierto es que Nvidia y las grandes tecnológicas, “Los Siete Magníficos”, cargan con casi todo el peso. Se prevé que este grupo presente un aumento de las ganancias en torno al 30% en el tercer trimestre contra el 4,3% del resto de las 493 compañías que integran el índice.
Nvidia pasó a Apple en capitalización bursátil el 5 de noviembre cuando llegó a u$s 3,43 billones, siempre a un suspiro una de otra, porque el valor de Apple era de u$s 3,38 billones. Nvidia había dejado atrás a Microsoft el mes anterior.
Nvidia, en realidad, ya había sido la compañía más valiosa del mundo. Fue en junio. Pero duró sólo un día. No podía quedar así.