7 de febrero 2025 - 11:47hs

El Ayuntamiento de Barcelona, en colaboración con la entidad del Tercer Sector Hàbitat3, anunció la compra de la Casa Orsola, un edificio convertido en símbolo de la lucha contra la especulación inmobiliaria en la ciudad.

La operación, que se llevará a cabo mediante una fórmula social colaborativa, fue sido calificada como una “victoria” por el Sindicato de Inquilinos, mientras que sectores de la oposición, como Vox, cuestionaron duramente la medida.

¿Qué significa la compra de la Casa Orsola?

La Casa Orsola, ubicada en el Eixample de Barcelona, fue durante los últimos años un emblema de la resistencia vecinal contra la gentrificación y la especulación inmobiliaria.

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La propiedad del edificio estaba en manos de un fondo de inversión que había intentado desalojar a sus inquilinos para reformar el inmueble y aumentar su rentabilidad. Sin embargo, la organización de los vecinos y el respaldo del Sindicato de Inquilinos lograron frenar los desalojos y presionar para que el edificio pasara a formar parte del parque de vivienda social de la ciudad.

Con la compra del inmueble, el Ayuntamiento y Hàbitat3 garantizan la permanencia de los inquilinos y refuerzan su estrategia para hacer frente a la crisis habitacional en Barcelona, donde los precios de alquiler han experimentado un aumento significativo en los últimos años.

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Un modelo de compra social colaborativa

El acuerdo entre el Ayuntamiento de Barcelona y Hàbitat3 se llevó adelante bajo un modelo de compra social colaborativa, una estrategia que busca proteger a los inquilinos vulnerables y evitar que el mercado inmobiliario desplace a residentes de larga duración en favor de la especulación.

Según informo el consistorio, los detalles específicos de la operación serán explicados por el alcalde Jaume Collboni y la presidenta de Hàbitat3, Carme Trilla, en una comparecencia programada para hoy a las 11:00 horas.

Reacciones divididas: “una victoria” para los inquilinos, críticas de la oposición

El Sindicato de Inquilinos ha celebrado la compra del edificio como una “victoria”, destacando que la organización vecinal y la presión social han sido claves para lograr este resultado. “Este caso demuestra que cuando los vecinos hacen ruido y se plantan, se puede ganar”, afirmó Carme Arcarazo, portavoz del sindicato, en declaraciones a TV3.

Sin embargo, la medida no ha estado exenta de críticas. Desde Vox, el portavoz en el Parlament de Cataluña, Joan Garriga, cuestionó el uso de dinero público para esta adquisición, asegurando que “así no se gobierna” y criticando que el Ayuntamiento destine recursos a comprar propiedades en lugar de fomentar el mercado libre de vivienda.

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La Sagrada Familia y distintas partes de la ciudad de Barcelona.

La Sagrada Familia y distintas partes de la ciudad de Barcelona.

Por su parte, el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que lidera el gobierno municipal, ha defendido la iniciativa como una herramienta para garantizar el acceso a la vivienda en la ciudad y evitar la expulsión de vecinos de sus barrios.

El Alcalde de Barcelona celebra la compra de Casa Orsola

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, destacó por su parte la compra de la Casa Orsola en el marco de una rueda de prensa realizada en el Ayuntamiento. "La propiedad aceptó vender la Casa Orsola por 9,2 millones de euros, un 30% por debajo del valor de mercado que hay en el Eixample. Se suspenderán los desahucios previstos", expresó.

El debate sobre la vivienda en Barcelona

La compra de la Casa Orsola se enmarca en un contexto de fuerte debate sobre la vivienda en Barcelona, una de las ciudades con los precios de alquiler más altos de España. En los últimos años, el consistorio ha impulsado políticas como:

Reserva del 30% en obra nueva para vivienda protegida, una normativa que obliga a que el 30% de las nuevas promociones inmobiliarias se destinen a vivienda asequible.

Compra de edificios para ampliar el parque público de vivienda.

Limitación de pisos turísticos y medidas contra la especulación inmobiliaria.

No obstante, estas políticas han generado fricciones con el sector inmobiliario y la oposición, que advierte sobre posibles efectos negativos en la inversión y el desarrollo urbanístico.

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