Nos son puerros, ni cebollas, ni cebolletas, son calçots. Y su originalidad y su breve aparición en invierno, hace de esta hortaliza el ingrediente de una tradición que se convirtió en una de las más populares fiestas catalanas.
Los calçots se comen con la mano y acompañados de unas salsas especiales, así que, los comensales, deben calzarse los clásicos baberos indispensables para disfrutar de una maravillosa calçotada.
Durante las primeras décadas del siglo XX, las calçotadas comenzaron a popularizarse en los días festivos de muchas familias catalanas. No obstante, su expansión se consolidó a mediados del siglo XX gracias a la "Peña Artística de la Olla", un grupo que organizaba calçotadas en las que participaban personalidades del mundo artístico y cultural de Barcelona. Así, esta tradición se arraigó aún más y se extendió por toda Cataluña.
La curiosa historia los calçots
Los calçots tienen su origen en la localidad de Valls, en la provincia de Tarragona, durante el siglo XIX. La leyenda atribuye su descubrimiento a un agricultor llamado Xat de Benaiges, quien, al observar el crecimiento de ciertas cebollas de manera peculiar, decidió cubrirlas con tierra para protegerlas del sol. Esta técnica de cultivo permitió que los brotes crecieran tiernos y blancos, dando lugar a los calçots.
El nombre "calçot" proviene precisamente de esta técnica de cultivo, en la que se va amontonando tierra sobre los brotes para alargarlos y hacerlos más tiernos. Esta forma de plantación ha sido transmitida de generación en generación, convirtiendo a los calçots en un ingrediente esencial de la cocina catalana.
La tradición de las calçotadas
La tradición de los calçots está estrechamente ligada a las calçotadas, eventos populares que tienen lugar principalmente entre enero y marzo. Las calçotadas son más que una simple comida; son una celebración social en la que amigos, familiares y comunidades enteras se reúnen para compartir un festín al aire libre.
En una calçotada típica, los calçots se asan sobre brasas hasta que la capa exterior queda carbonizada. Luego, se envuelven en papel de periódico para que el calor los termine de cocinar y ablandar. Para comerlos, se pelan con las manos y se sumergen en una salsa especial llamada "salvitxada" o "romesco". La experiencia gastronómica se complementa con carnes a la parrilla, como cordero y butifarra, acompañadas de pan con tomate y vino tinto.
¿Cómo se preparan los calçots?
La preparación de los calçots sigue un ritual específico que realza su sabor y textura:
- Corte y limpieza: Se recortan las hojas verdes y las raíces para dejarlos en un tamaño uniforme.
- Asado: Se colocan sobre parrillas a fuego vivo hasta que la parte exterior quede completamente negra.
- Reposo: Se envuelven en papel de periódico para que conserven el calor y terminen de cocinarse con su propio vapor.
- Presentación: Se sirven en tejas de barro caliente para mantener la temperatura.
- Consumo: Se pelan con las manos y se mojan en la tradicional salsa salvitxada.
Dónde disfrutar de una buena calçotada
Para vivir la experiencia de una calçotada auténtica, hay varias regiones en Cataluña donde se pueden encontrar excelentes opciones:
- Valls: Considerada la cuna de los calçots, en enero se celebra la Fiesta de la Calçotada, donde se organizan concursos de comer calçots y actividades festivas.
- Tarragona: Muchas masías y restaurantes de esta provincia ofrecen calçotadas tradicionales.
- Sitges: Ciudad costera con una amplia oferta gastronómica que incluye menús de calçotada en temporada.
- Barcelona: La capital catalana ofrece numerosas opciones para disfrutar de esta tradición en restaurantes especializados.
- Montserrat: La montaña de Montserrat brinda un entorno natural espectacular para degustar calçots en masías y restaurantes locales.
Más allá de los calçots: el menú de una calçotada
Una calçotada no se limita solo a los calçots; la experiencia culinaria completa incluye:
- Carne a la brasa: Cordero, butifarra y costillas cocinadas al fuego de las brasas.
- Pan con tomate (pa amb tomàquet): Pan untado con tomate maduro y ajo, acompañado de aceite de oliva y sal.
- Guarniciones: Patatas asadas, alcachofas y ensaladas frescas.
- Postres tradicionales: Crema catalana o coca de crema.
- Vinos y cavas locales: Para maridar la comida, se sirven vinos del Penedés y cava catalán.
La calçotada es mucho más que una comida: es una celebración que une gastronomía, tradición y la alegría de compartir momentos con los afectos. Ya sea en un restaurante, en una masía o en una reunión entre amigos, degustar calçots en Cataluña es una experiencia inolvidable.