Las personas con dislexia podrían tener más probabilidades de contar con un mal sentido del ritmo musical.
Así lo señaló un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y del Instituto Max Planck de Psicolingüística, publicado el 21 de noviembre en la revista Nature.
El análisis tuvo como objetivo probar las predicciones teóricas sobre los fundamentos biológicos de las correlaciones fenotípicas previamente documentadas entre ambos rasgos.
"Mostramos correlaciones genéticas sólidas entre el ritmo musical, la dislexia y una serie de rasgos relacionados con la lectura y el lenguaje, lo que proporciona evidencia genética para la hipótesis de riesgo de ritmo atípico (ARRH)", señalaron los investigadores en el apartado descriptivo.
La explicación estaría dada por la propia arquitectura genética y neuronal compartida entre el ritmo y los aspectos del lenguaje relacionados con la lectura. "Resultados de este tipo podrían contribuir, junto con información sobre otros factores de riesgo, a mejorar el diagnóstico de la propensión de los individuos, para permitir un apoyo educativo especial", amplió el texto.
Las estadísticas resumidas de sincronización se obtuvieron de 23andMe Inc., una empresa de genética para clientes. Todos los participantes dieron su consentimiento informado de acuerdo con el protocolo. La estimación de correlaciones entre el ritmo y la asimetría del plano temporal y entre el ritmo y la conectividad funcional en estado de reposo del lenguaje, en tanto, se logró mediante la utilización de un enfoque propuesto en 2021 en el estudio "Herencia compartida de la forma del cerebro y el rostro humanos" aplicable a estadísticas multivariadas sin signo.
Lupa sobre la dislexia en España
Se estima que la Dificultad Específica de Aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico afecta a 4,6 millones de españoles, entre ellos 800.000 niños, según Plataforma Dislexia, una iniciativa de colaboración nacional dedicada a lograr un marco legal, inclusivo y adecuado para las personas que transitan el trastorno.
Al ahondar en los desafios más recurrentes en quienes padecen dislexia, sobresale el fracaso escolar devenido de la propia alteración: 6 de cada 10 niños. Estos también suelen ser excluidos de convocatoria de becas destinados a escolares con necesidades específicas de apoyo.