El canciller alemán, Olaf Scholz, se encamina a las elecciones legislativas del domingo con el riesgo de sepultar su carrera política, tras un gobierno dominado por la guerra en Ucrania, una economía en caída --afectada por el aumento de precios de la energía--, y problemas de competitividad en la deteriorada industria local.
El dirigente socialdemócrata de 66 años, de perfil moderado y austero, intenta en los últimos días de campaña remontar su liderazgo, pero los sondeos lo ubican en tercer puesto, detrás del conservador Friedrich Merz y la ultraderechista Alice Weidel, en un país sumido en una crisis con crecientes demandas de endurecimiento migratorio y la búsqueda de un posicionamiento ante el nuevo tablero geopolítico que impone el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En noviembre pasado, la coalición liderada por Scholz se rompió con la salida del Partido Liberal, lo que derivó en elecciones anticipadas, y su candidatura fue cuestionada incluso dentro del propio Partido Socialdemócrata (SPD) con un sector que prefería como opción al ministro de Defensa, Boris Pistorius.
La guerra en Ucrania y el aumento del gasto en Defensa
Exabogado laboralista que promete mejoras en los salarios, las pensiones y las prestaciones sociales tuvo como protagonista desde el inicio de su mandato a la guerra en Ucrania, que golpeó a la economía que encadenó dos años de recesión.
Además, el nuevo escenario europeo tras la invasión rusa, lo obligó a dar un giro en la política de Defensa con un aumento del gasto en 100.000 millones de euros. Siempre sostuvo el compromiso de ayudar a Kiev y defiende mantener a Europa en las negociaciones de paz, a pesar de las intenciones de Trump de marginarla.
La primera economía europea y la tercera del mundo afronta en los últimos años un deterioro de su industria, especialmente la de vehículos por la competencia china, que ahora se asoma a un escenario de mayor incertidumbre con la promesa de aranceles de Trump.
Scholz siempre apostó a su estilo moderado, metódico y de político profesional que parece no adaptarse a los tiempos que corren, con el ascenso de la ultraderecha como telón de fondo de estas elecciones.
Fue secretario general del SPD, ministro de Trabajo, alcalde-gobernador de Hamburgo, ministro de Finanzas y vicecanciller y finalmente canciller desde 2001, aunque todo indica su mandato cerrará las dos décadas de gobierno centrista, dominadas por Angela Merkel.
En estas elecciones no parece que el actual canciller pueda recuperar posiciones en las encuestas, como hizo en las generales de 2021, cuando el SPD estuvo en tercer puesto largo tiempo en los sondeos pero remontó y ganó por poco más de un punto al bloque conservador.
Un líder moderado, pragmático y apegado a la estabilidad
Hasta su elección, Scholz fue vicencanciller y ministro de Finanzas del Gobierno de gran coalición de Merkel, aunque en los últimos años tuvo diferencias con parte del SPD, que marcó distancias con esa alianza. Además, en el pasado fue un defensor de las reformas del Estado social de la era del canciller Gerhard Schröder, frente a las que parte de la formación procuraba distanciarse.
Pese a que el actual canciller no pudo asumir la jefatura del partido, fue el elegido para las elecciones de 2021 incluso por quienes defendían la pureza ideológica del SPD porque entendieron que necesitaban a alguien que fuera visto como pragmático y que tuviera experiencia en el Gobierno.
Tras su triunfo apretado, logró un acuerdo con Los Verdes y los liberales del FDP que le permitió gobernar hasta noviembre pasado.
Ahora Scholz puede quedar en tercer lugar en las legislativas, fuera de un eventual gobierno conservador con apoyo de la SPD, y los liberales tal vez ni siquiera ingresen al Parlamento. Solo los ecologistas se mantienen en las encuestas a un nivel similar al de 2021 cuando lograron su mejor resultado histórico.
FUENTE: Con información de agencias