Los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) son armas de largo alcance diseñadas para lanzar ojivas, incluso nucleares, a miles de kilómetros. Tras ser disparados al espacio, reingresan a la atmósfera para impactar en sus objetivos con una precisión devastadora.
Con un alcance mínimo de 5.500 kilómetros y capacidad para superar los 9.000 kilómetros, los ICBM pueden ser lanzados desde silos subterráneos o vehículos móviles, y funcionan con combustible líquido o sólido. Este último es más peligroso por su rapidez de despliegue.
La Unión Soviética desarrolló el primer ICBM en 1957, seguida por Estados Unidos en 1959. Desde entonces, estas armas han evolucionado para transportar múltiples ojivas independientes (MIRVs), capaces de atacar varios objetivos simultáneamente.
Aunque otros misiles balísticos tienen alcances menores, como los de corto o mediano alcance, los ICBM representan una amenaza global debido a su alcance, velocidad y capacidad destructiva. En el actual panorama geopolítico, siguen siendo una de las mayores preocupaciones internacionales.