21 de marzo 2025 - 0:21hs

El empresario sonreía mientras pinchaba una croqueta en un restaurante con la vista más hermosa de la Puerta de Alcalá. Se trataba de un hombre bien importante, de esos que visitan con frecuencia al Rey Felipe VI en La Zarzuela. Siempre manejo buena información. Y ese día decidió compartirla.

- En cualquier momento, Telefónica va a vender la empresa de Argentina. Eso le pidió Pedro Sánchez a Marc Murtra, y también le pidió que se la venda a alguien que le pueda hacer frente a Javier Milei. ¿Hay alguien así en vuestra Patria?

El desayuno final de Alvarez-Pállete

El diálogo fue hace apenas un mes y el pronóstico se cumplió.

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El lunes 25 de febrero, Telefónica anunció en Madrid la venta de su filial argentina por 1.189 millones de euros a Telecom, la joya corporativa del Grupo Clarín, la compañía de medios tradicionales y telecomunicación que conduce Héctor Magnetto.

Marc Murtra es ahora el flamante presidente de Telefónica de España, y se convirtió en el CEO de la empresa más estratégica del país luego de reemplazar a José María Alvarez-Pallete.

Todo sucedió en aquel fin de semana previo al inicio del Foro de Davos.

Alvarez-Pallete iba a ser uno de los empresarios estrella de la comitiva que acompañaba al presidente Pedro Sánchez a las nieves de Davos. Pero el viernes 17 de enero, bien entrada la noche, recibió un llamado muy sugestivo.

Tenía que presentarse el sábado temprano en el Palacio de la Moncloa. Dicen que Alvarez-.Pallete supo exactamente lo que era el principio del fin.

El resto de la historia es bastante conocida. Sánchez lo recibió con un café sin azúcar y con la noticia de que en un rato iba a dejar de ser el presidente de la compañía que acababa de cumplir 100 años.

Le avisó al menos que su reemplazante iba a ser Marc Murtra, hasta ese día presidente de Indra, y un histórico integrante del Partido Socialista catalán además de ser el dueño de inmejorables vínculos con el Socialismo gobernante. Con Pedro Sánchez, bah.

Para Alvarez-Pallete no hubo Foro Económico de Davos, ni nieve ni esquí, ni charlas con el resto de los empresarios que manejan los negocios del planeta.

De todos modos, se quedó con una indemnización de unos 35 millones de euros que le servirá de consuelo. Para matizar aquello de que todo verdor perecerá.

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Marc Murtra, presidente de Telefónica

Marc Murtra, presidente de Telefónica

La venta al comprador menos pensado

Horas después de aquel fragor, Murtra se puso manos a la obra y el primer objetivo de su gestión fue acelerar un proyecto que Telefónica venía trabajando desde 2019.

Desprenderse de algunas de sus filiales en Sudamérica, pero sobre todo de la que operaba en Argentina, donde el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner despertaba temores e incertidumbre.

En esos años, Telefónica había avanzado en su proyecto de retirarse de Argentina, pero la llegada de Javier Milei a la presidencia a fines de 2023 le había puesto un impasse a la decisión.

El proceso de apertura económica que representaba Milei y la revitalización del mercado tecnológico podían ser un atractivo suficiente para rever los planes y quedarse en el país adolescente.

Claro que el reemplazo de Alvarez-Pallete por Marc Murtra cambió rotundamente los planes.

Pedro Sánchez no quería que Telefónica se recuperara en la Argentina de Javier Milei y dio la señal para acelerar la venta. “Es irreversible: Telefónica Argentina se vende a alguno de los grupos que están dando vueltas”, es la frase que sus amigos le oyeron decir al Rey Felipe.

Y estaban dando vueltas varios grupos empresarios importantes. El del mexicano Carlos Slim, dueño de la competidora Claro. El de Eduardo Eurnekian, el zar de los aeropuertos en Argentina y en varios otros países.

Estaba el grupo francés Iliad y también la familia Werthein. Y apostaban otros empresarios de los medios en Argentina como Marcelo Fígoli (Newsweek/Radio Rivadavia) y los del Grupo Olmos, vinculados al gremio metalúrgico y dueños de Crónica TV.

Pero quien consiguió hacer una oferta inmejorable y quedarse con Telefónica fue, finalmente, otro de los empresarios mediáticos importantes de la Argentina: el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto.

En un tiempo complicado para todos los medios tradicionales por el auge de las redes sociales, la potencia de Telecom, con su facturación vigente y su apuesta al mercado de los avances tecnológicos, sigue posicionando al Grupo Clarin como una gran referente en el complejo universo mediático.

Eso lo tiene perfectamente claro Javier Milei, amigo personal de Elon Musk, el dueño de Tesla, Space X y Twitter, pero, sobre todo, el dueño de Starlink, la proveedora de internet satelital que siempre intentó competir con Telecom y con Telefónica en Argentina, aunque hasta ahora lo hizo solo en niveles marginales del interior del país adonde la conectividad es escasa.

La primera reacción de Milei a la compra de Telefónica Argentina por parte de Telecom Clarín fue iniciar una investigación para comprobar si el grupo mediático, al quedarse con cerca del 70% del mercado, incurre en un monopolio de una industria tan estratégica como la provisión de internet.

El comunicado de la Oficina del Presidente tuvo un tono discursivo amenazante y hay quienes imaginan una batalla política entre el Presidente y el grupo mediático, parecida a la que mantuvo durante varios años con Cristina Kirchner. En el grupo argentino descartan que un conflicto semejante pueda repetirse.

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Alberto Núñez Feijóo

Alberto Núñez Feijóo

El plan europeo de Pedro Sánchez

Como intentaron hacerlo (y no pudieron) los Kirchner en Argentina, ahora es Pedro Sánchez el que busca reconstruir su poder mermado en España utilizando como espadas las empresas en las que el Estado es un accionista determinante en el escenario político.

Además de Telefónica, el gobierno de Sánchez conserva poder de decisión en Renfe (la empresa española de Ferrocarriles) y en Correos de España.

Entre las tres, suman una pauta de publicidad para los medios de 150 millones de euros anuales, un monto estratégico que el sanchismo ha sabido utilizar para darle soporte mediático a sus iniciativas.

Además, el gobierno de Pedro Sánchez controla como nadie lo ha hecho las líneas editoriales de la televisión y la radio estatal, a lo que suma el acompañamiento de algunos medios que van desde el perfil socialista moderado hasta los de la izquierda más extrema. Así logra hacer jugar a su favor la orientación de la discusión política.

Las cosas han llegado a un extremo tal que, esta misma semana, el líder del Partido Popular (Alberto Núñez Feijóo) ha denunciado en el Congreso de los Diputados que Sánchez extorsiona a los medios de comunicación a través supuestamente del accionar de Telefónica.

Y como argumento reveló un encuentro que en febrero mantuvieron en París el ministro sanchista de Transformacionales Digital, Oscar López, y Arnaud de Puyfontaine, el presidente de Vivendi, accionista del poderoso grupo de medios Prisa, dueños del diario El País y de la Cadena Ser, entre otros.

No es una información lanzada al azar. En unos pocos días, el ministro digital López y el presidente de Telefónica, el catalán Marc Murtra, deberán ir a dar las explicaciones del caso en el Congreso, convocados por los partidos que más se oponen a Sánchez.

La batalla tiene un parecido con aquella que ya sucedió y podría volver a suceder en la Argentina.

Los argentinos que llegan a España y observan el escenario político y económico, aun salvando las distancias que hay de uno a otro país, reconocen un paralelismo inevitable entre una y otra situación. “Nosotros venimos del futuro”, es la frase preferida que muchos ensayan para compararlas.

Equilibrista eximio del poder, Pedro Sánchez lleva seis años en el gobierno de España urdiendo acuerdos, y después rompiéndolos, con Pablo Iglesias e Irene Montero (de Podemos); con los catalanes separatistas de Carlés Puigdemont y con los vascos pro ETA del partido EH Bildu.

Ni las denuncias por corrupción contra algunos de sus ministros ni la investigación por tráfico de influencias contra su esposa (Begoña Gómez) han podido detenerlo. Y eso que le han generado enfrentamientos, como el que tuvo (y tiene todavía) con el argentino Javier Milei.

Ahora, Sánchez intenta sostenerse en el poder centenario y tecnológico de Telefónica, a la que busca potenciar en una fusión con Indra, la empresa de defensa española que hasta hace un mes presidía su amigo Marc Murtra.

Toda Europa está pendiente del desenlace de la guerra en Ucrania, y fortaleciendo sus presupuestos de defensa y de tecnología por el temor a un nuevo conflicto bélico. En ese escenario quiere posicionarse Sánchez.

Mientras sus adversarios internos no puedan derrotarlo, cualquier sueño es posible para Pedro en un mundo dominado por la incertidumbre.

Con Donald Trump y Elon Musk como los nuevos enemigos de Europa, Sánchez apuesta a ser ese líder socialdemócrata que se les ponga enfrente y defienda un modelo que no abjure del maltratado estado de bienestar.

Nadie sabe si tiene el talento suficiente para lograrlo.

Lo que sí es cierto, es que en Europa no parece haber competidores tan entrenados como para que alguno de ellos le impida fantasear con sus ilusiones.

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