Un fantasma recorre el mundo. Esa la frase con la que Karl Marx presentó al comunismo en el planeta hace casi dos siglos y es la misma frase con la que se podría presentar a Javier Milei, el presidente de un país autodestructivo, con todas las condiciones para ser una potencia económica y que, sin embargo, es inexplicablemente pobre. Ese país es la Argentina.
Por eso, Javier Milei sorprende al mundo. Están su cabellera exótica, sus insultos fáciles y su estilo adolescente en las redes sociales.
Pero la gran sorpresa que atraviesa nuestras fronteras es que un dirigente de un país que despierta perplejidad económica, por su historia de fracasos, recorra las ciudades más prósperas del mundo explicando cómo se solucionan los problemas económicos.
Lo hizo en el Foro Económico de Davos, en Suiza, cuando aún no había transcurrido un mes de su gobierno. Y lo hizo en Roma, con Giorgia Meloni; en Madrid con Pedro Sánchez; en Austin con Elon Musk y en Palm Beach con Donald Trump.
Y ahora, que cumple un año de gobierno, Milei exhibe un presente de inflación a la baja, dólar controlado, equilibrio fiscal, todo como parte de un plan de ajuste presupuestario feroz y sin antecedentes.
Si Javier Milei logra salir victorioso en las elecciones legislativas de 2025, y todas las encuestas vaticinan que tiene grandes chances de hacerlo, liderará un fenómeno que se estudiará en los libros de economía y también en los de historia: la puesta en marcha de un ajuste de gastos que la Argentina jamás quiso encarar, pero con creciente perspectiva electoral.
¿Javier Milei tiene mayoría en el Congreso? No.
Cuenta con apenas 6 senadores propios y menos de 40 diputados para aprobar las leyes que necesita. Sin embargo, logró aprobar la Ley Bases, que es el esqueleto legal con el que gobernó este año.
¿Javier Milei tiene aliados políticos confiables? No.
Con su mejor aliado, que es el PRO de Mauricio Macri, tiene una relación de amor-odio con peleas permanentes y desconfianzas. Hoy nadie puede aventurar que vayan en listas compartidas de candidatos para las elecciones legislativas de 2025.
¿Javier Milei devaluó el peso para ordenar la economía? No.
Mantuvo el tipo de cambio sin ceder a las presiones de los exportadores industriales y agropecuarios, que le reclamaron (y le reclaman) una devaluación que vuelva más competitivos sus productos. Milei se negó y les exige que bajen los precios. Los califica de delincuentes y no fue el encuentro anual de la Unión Industrial Argentina. “Somos libertarios; pero no libertontos”, explica su estrategia en la intimidad.
¿Javier Milei consensuó con los piqueteros para terminar con los cortes de calles y rutas? No.
Al contrario de lo que hizo el gobierno de Mauricio Macri en 2015-2019, Milei cortó el financiamiento estatal de los gerentes de la pobreza (los Pérsico, los Grabois, los Bellibonis) y los cortes se terminaron como por arte de magia. Sin plata, no hay activismo piquetero. Los beneficiarios de los planes sociales cobran en forma directa. Era tan simple como eso.
¿Javier Milei mantuvo los símbolos culturales del kirchnerismo? No.
El Gobierno le cambió el nombre al Centro Cultural Kirchner por el de Domingo Faustino Sarmiento. Retiró el busto de Néstor Kirchner del Senado y eliminó el ministerio de la Mujer, elevados a la categoría de deidades nacionales por Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Este último, quien fomentó el manejo monárquico de las vacunas durante la pandemia y se autodenominaba “primer presidente feminista”, terminó siendo denunciado por violencia de género por su propia esposa.
Porqué la sociedad apoya a Javier Milei
Hay varias y excelentes razones para cuestionar el predominio de Javier Milei sobre sus adversarios.
En términos políticos, camina por la cornisa de algunos límites institucionales: la postulación del polémico juez Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia y la demora del proyecto de ficha limpia para conseguir el apoyo de Cristina Kirchner son las dos decisiones más cuestionadas de un paquete aún más amplio.
En términos económicos, la necesidad de que vuelva el crecimiento, de que haya una mejora perceptible del ingreso, del regreso de la obra de infraestructura y de la normalización total cambiaria con la eliminación del cepo son las prioridades de una economía que es sin dudas su mayor fortaleza.
Pero la buena imagen de Javier Milei y la opinión positiva sobre su gobierno de un año se sostiene en su credibilidad, su liderazgo político y su capacidad para definir la agenda mediática.
Así lo confirman los focus groups y sondeos de la investigación cualitativa del primer año del gobierno que ha llevado adelante el consultor Sebastián Halperin.
En esos pilares se sostiene lo que Halperin define como “la tolerancia social” que Javier Milei consiguió en estos doce meses de gestión.
En cuanto a la imagen positiva de Javier Milei como presidente, el director de Opina Argentina, Facundo Nejamkis, ubica al Presidente al frente de todos los dirigentes argentinos con el 53% de aceptación y una tendencia a la suba que se recuperó a partir de septiembre y se consolidó en octubre y noviembre.
La consistencia del fenómeno Javier Milei se confirma cuando se advierte quienes le siguen en el ranking de imagen positiva.
Detrás del Presidente, aparecen en la encuesta de Opina Argentina la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (51% de aceptación); la vicepresidenta Victoria Villarruel (49%) y el dato sorprendente del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, en el cuarto lugar con el 47% de imagen positiva, lo que pone de manifiesto el papel preponderante que va logrando este funcionario que fue parte del equipo de Mauricio Macri.
Es ese mix de mejoras económicas, de liderazgo político y de ausencias de dirigentes renovadores en la oposición el que sostiene la imagen de Javier Milei en los mismos niveles que tenía cuando asumió su gestión, hace exactamente un año.
Cuando en los focus groups se consulta a los argentinos sobre cuánto les afecta el tremendo ajuste de gastos puesto en marcha por Javier Milei surgen dos respuestas mayoritarias: “Había que hacerlo”, responden casi todos, y luego “está haciendo lo que dijo que iba a hacer”.
Allí están las claves de porqué un presidente que tomó medidas económicas que empobrecen momentáneamente a los argentinos mantiene el respaldo mayoritario.
Muchos son los que creen que esa situación va a mejorar, y rápido. Han sufrido decepciones con el resto de los dirigentes políticos y esperan que el sufrimiento de estos tiempos se convierta muy pronto en bonanza.
Si esa perspectiva de un futuro mejor se mantiene en los meses que vienen, Javier Milei y su gobierno se encaminarán a una victoria clara en las elecciones legislativas que marcarán un antes y un después para estas cuatro décadas de democracia y de derrumbe económico que ningún presidente ha podido solucionar.