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26 de noviembre 2024 - 5:00hs

En redes sociales. En actos. En jingles. En campañas. En listas. Cada vez más personalidades de la cultura e incluso figuras mediáticas participan de diferentes iniciativas en las campañas electorales alrededor del mundo.

Todavía Estados Unidos no había elegido un presidente, este 2024, cuando varias figuras de la cultura y del entretenimiento empezaron a apoyar a los dos candidatos del momento: Kamala Harris y Donald Trump.

Artistas como Charli XCX, Taylor Swift, George Clooney, Harrison Ford y Beyoncé apoyaron públicamente a Harris, pero aún así la candidata demócrata no llegó a la cantidad de votos del Colegio Electoral americano para convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos.

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LeBron James, Bruce Springsteen, Oprah, Lizzo, J-Lo, Eminem, Arnold Schwarzenegger también apoyaron a Harris. Sin embargo, fue Donald Trump quien logró ganar en votos en los llamados “swing states”, o “estados clave” que definieron la elección.

Quizá, haya sido la prueba de que el apoyo del mundo cultural a un candidato o a un partido político no necesariamente se traduce en votos. Aunque un estudio reciente de Harvard sobre el tema concluye que sí tienen un impacto en promover el compromiso cívico general.

En el estudio Celebridades que fortalecen nuestra cultura democrática se confirma que el sitio web vote.gov (el sitio web donde los americanos pueden registrarse para votar) recibió 405.999 visitas en las 24 horas posteriores a que Taylor Swift compartiera su enlace con sus seguidores.

Pero, en ese informe, también se concluye que es difícil cuantificar si un aumento en la participación de votantes se traduce en resultados positivos para el candidato respaldado.

Y Uruguay no es una excepción.

Uruguay, cultura y política

Puede que en Uruguay no haya un Arnold Schwarzenegger, Ruben Blades o Gilberto Gil, personajes que cultivaron su popularidad en pantallas y radios para luego volcarla a su caudal político. Pero son varios los artistas buscan –en ocasiones desde hace décadas– espacios de participación en los que reforzar el apoyo a determinado partido, convocar multitudes a los actos con su música o atraer la atención de la opinión pública solamente con su presencia.

La pregunta para algunos es desde qué lugar formar parte de esa instancia cívica que llamamos democracia.

En los últimos meses hemos visto a Natalia Oreiro comentar en redes con corazones rojos, blancos y azules (haciendo alusión al Frente Amplio), a Martín Quiroga repartir listas con las caras y los nombres de algunos ídolos de la música tropical o a Enzo Vogrincic publicar una selfie con los colores de la coalición de izquierda antes de apersonarse en el acto en el que Yamandú Orsi esperaba convertirse en el futuro presidente en octubre.

También vimos a Sergio Puglia pasar a integrar el Partido Nacional, leímos a Ignacio Álvarez apoyar un gobierno de coalición y vimos a Diego Delgrossi pasar activamente a las filas electorales del Partido Colorado.

Pero, ¿cuáles son las repercusiones –deseadas o colaterales– del pronunciamiento de las figuras-famosos en el juego político? ¿Y cuál puede ser el saldo para los artistas?

El politólogo y director de la encuestadora Factum, Eduardo Bottinelli, separa las aguas. En diálogo con El Observador, hace una discreción sobre la forma de participación de las figuras en el panorama político. En un “primer nivel”, por ejemplo, el analista ubica a aquellos artistas que se presentan en los escenarios de actos de sectores o partidos políticos.

“Tiene que ver con su presencia más que con figurar políticamente y eso tiende a reforzar dentro de las militancias. No generan, en general, demasiada tracción desde afuera porque son eventos relativamente cerrados. Pueden arrimar gente en algún barrio pero no necesariamente se traduce en votos. [En esos casos] la gente no va al acto político, sino que va al evento cultural”, sostiene.

Pisa el escenario como lo hace cada vez que lidera una cuerda de tambores. Baila un candombe de pasos ágiles y caderas sueltas mientras una bandera la envuelve, la acaricia y la acompaña. Jessy López –quien para ese entonces es, además de vedette y comunicadora, candidata a diputada por la lista 906 del Frente Amplio– sube al escenario junto a Ruben Rada, el Lobo Núñez y Facundo Balta agitando la bandera del partido en una noche de militancia en el Parque Batlle. "¡Vamos a volver!", les gritan desde abajo.

Luego está lo que Bottinelli llama un “segundo nivel” de participación, en el que los artistas figuran en listas pero no necesariamente participan de forma activa. “Hay varios casos que figuran en listas, en general en los últimos lugares o más al medio, pero es una cuestión más de declarar el apoyo a un sector político que no se traduce o no se refleja en una actividad de militancia activa o de figurar en niveles importantes, sino simplemente en un apoyo que tampoco tiende a ser un traccionador de votos en sí mismo”, explica.

Minutos antes, Rada recordaba: “Para mí es un honor representar a esta gente amiga mía del Frente Amplio desde hace muchísimos años. Soy de los primeros de aquella época. Estuve en la lista, a punto de ser presidente”, había dicho con humor Ruben Rada antes de Quién va a cantar. Y es que la primera vez que los uruguayos votaron en elecciones internas, posteriores a la reforma electoral en abril de 1999, la lista 77 incorporó a Rada junto a Gustavo Nocetti como candidatos al Órgano Deliberativo Nacional.

En setiembre, poco después de cantar en La Palma, durante la marcha a caballo a Masoller en homenaje al caudillo Aparicio Saravia, la cantante Miriam Britos fue presentada como aspirante a la diputación de Artigas por el Partido Nacional como suplente de Emiliano Soravilla. “Soy inexperiente en la política, pero todo se aprende. Cuando las cosas en la vida se hacen desde un lugar bonito, con conciencia, con respeto, se conquistan", dijo entonces.

Los nombres que resuenan en las listas de los partidos atraviesan generaciones y áreas de influencia. Desde Eduardo Larbanois y Mario Carrero a Sergio Puglia, de Mario Saralegui a Leonardo Pacella o de Gabriela Iribarren a Adela Dubra.

Bottinelli considera entonces que el “tercer nivel” está vinculado a aquellos casos en los que “hay una figuración relevante desde el punto de vista político partidario”. En este sentido señala el caso de Blanca Rodríguez o María Inés Obaldía en el Frente Amplio, así como el de Laura Raffo vinculado al Partido Nacional, quienes se incorporan completamente a la actividad política. “Generan otro tipo de efectos. Ahí depende mucho del lugar que ocupan, del rol que desarrollan, y de cómo es recibido por la ciudadanía”.

Hace 20 días la veían en la pantalla de la televisión anunciando su retiro después de 34 años como conductora del informativo de Canal 10. Ahora recorre calles, plazas y comités, micrófono en mano. Blanca Rodríguez, la informativista de Subrayado pasó a ocupar el primer lugar de la lista del MPP al Senado y será una de las senadoras del sector en el próximo Parlamento Nacional. La gente la reconoce, la aplaude, le pide fotos. La ven de cerca, sin pantallas ni guiones.

La recorrida política, señala Bottinelli, se puede traducir en una sensación de cercanía con esa figura que hasta entonces parecía lejana.

¿Se ve en las urnas?

No necesariamente se traduce en votos”, explica Botinelli sobre la presencia de figuras del espectáculo o de la cultura. Lo que sí visualizó, por ejemplo, en el caso de Blanca Rodríguez incorporándose a la lista 609 (MPP) del Frente Amplio como senadora es que “sobre todo en las recorridas en el interior, había gente que votaba blanco, colorado, Cabildo Abierto, Partido Independiente, que se acercaba a Blanca Rodríguez para la foto y lo que fuera, pero que eso no se traduce en un voto al Frente Amplio”.

Entonces, resulta en que la figura de esa persona es atrayente, pero no necesariamente logra que alguien se cambie de partido. Lo que sí sucede, plantea Bottinelli, es que hay un movimiento intrapartidario. Es decir, es más probable que los votantes se muevan de listas dentro del propio partido.

Bottinelli señala que, a diferencia de lo que suele suceder, en el caso de Blanca Rodríguez sí hubo un “reflejo importante” en la redistribución interna de los sectores. “Nosotros visualizábamos, en los estudios que hacemos habitualmente, más o menos cuál es el apoyo que podía tener cada sector dentro del Frente Amplio y la incorporación de Blanca Rodríguez generó un movimiento interno que llevó apoyo del Frente Amplio hacia la 609. Ya tenía una base muy sólida y muy fuerte de varios años, pero la incorporación de Blanca Rodríguez generó un un corrimiento mayor que afectó a otros sectores”.

La socióloga Mariana Pomiés, directora de la encuestadora Cifra, considera que la expresión pública de una figura sí puede tener su peso en algunas personas aunque no asegura que sea “definitorio”. “Las figuras reconocidas de distintos ámbitos tienen su peso en las decisiones de las personas, por algo se utilizan mucho en la comunicación publicitaria. Son referentes, las marcas los manejan como generadores de afecto, de cercanía o de preferencia. Un peso tienen, no veo por qué no lo tendrían para el voto si lo tienen para otras decisiones que tomamos los ciudadanos como consumidores”, sostiene.

La analista señala que dependerá de quién sea el referente que exprese su apoyo a un candidato o un partido y por qué es una voz valorada por la población. “Hay públicos que son más influenciables que otros. Dentro de lo que tiene que ver con el comportamiento electoral, las tendencias de voto es un área donde es más difícil para los votantes reconocer ese tipo de influencia porque se asocia a un comportamiento más racional o más evaluado que el comportamiento de compra. Que no necesariamente tiene que ser así”, dice.

Bottinelli señala que, incluso en el caso en que el apoyo de un artista no se traduzca en el escrutinio, siempre despierta cierto interés en los votantes.

Para la socióloga la participación de figuras culturales puede reforzar el voto de los convencidos o, en algunos casos, "atraer a alguno muy lejos de la política que pueda llegar a definir su voto" por la admiración que pueda tener hacia el artista. "Es difícil en Uruguay. En otros países eso se usa hace más tiempo pero no quiere decir que no llegue", comenta.

¿Qué impacto puede tener sobre los artistas?

En 2019 el cantante Lucas Sugo recibió una ola de comentarios y críticas por su participación en actos vinculados al Partido Nacional. Entonces debió salir a aclarar su postura y circuló una lista de personalidades vinculadas al mundo de la cultura y el espectáculo que declararon su apoyo a la candidatura de Luis Lacalle Pou, que incluía a figuras como Ruperto Long, Diego Fischer o Álvaro Ahunchain.

Meses atrás, durante el lanzamiento de la candidatura de Álvaro Delgado en el Palacio Peñarol, Sugo se dejó llevar por un recuerdo. “Quizás muchos saben que yo no exteriorizo sentires y maneras de pensar, y no los entrelazo con mi carrera. Es una decisión que tomé y practico desde siempre. Pero debo confesar que algo me tocó cuando estaba entrando, y me retrotrajo a una época muy especial de mi infancia con mi abuelo. Él siempre cantaba esta canción”, dijo emocionado antes de comenzar a cantar Como un jazmín del país.

Dijo el muchacho a la moza / Desde el comienzo te vi / En el sueño, en la vigilia / Como un jazmín del país / Perfume de la alta noche / Pequeña flor constelada / En el patio con aljibe / Y en mi corazón, guardada.

La canción, escrita por Washington Benavides, está labrada en el cancionero nacionalista y continúa así: Yo me voy con Aparicio, / sé que otra divisa labran / tus manos, y llevarán / los varones de esta casa. / Yo me voy con Aparicio / Pero mírame a la cara / Que lo que voy a decirte / Se dice una vez y basta / Sólo una cosa podría / Detenerme, una palabra / Di que me quede y me quedo / Jazmín del país, muchacha / Ella lo miró a los ojos, / pero no le dijo nada, / y nada dijo después, / cuando cayó con Saravia.

“Con lo que acabo de hacer quedó muy alevoso (...) pero hay cosas que vienen por el lado de la cultura nacional y los vínculos familiares. De verdad no quiero mezclar las cosas. El arte por un lado. Cuando la patria necesite va a haber un compromiso de los artistas y ahí vamos a estar. Pero ojalá no necesite nunca más”, aclaró el artista después del aplauso de los dirigentes y los militantes que se envolvían en banderas esa tarde de marzo.

“Pero siempre respetando a todos los artistas que adoptan su forma de proceder y utilizan el arte para flamear banderas ideológicas, siempre el respeto a ese tipo de artistas también, loable es su valor. Uno lo encara por otro lado”, continuó Sugo antes devolver a cantar bajo un aplauso cerrado. Desde entonces, el cantautor de Tacuarembó ha subido al escenario en los actos de cierre de campaña del candidato nacionalista.

Bottinelli considera que Uruguay no tiene todavía una idea de cancelación. “Es difícil que haya boicot a artistas por apoyar un partido. Y eso es algo que termina siendo sano para las dos partes porque en definitiva no necesariamente va a ser castigado por participar en un acto”, sostuvo.

“Estamos en un momento donde no sucede, como en otros países, un boicot a un artista en función de su posicionamiento político. Eso favorece que todavía puede haber manifestaciones políticas de artistas y también manifestaciones artísticas de políticos si se quiere, no dejar de ir a determinados lugares porque un artista haya tomado posición política”.

En tanto Pomiés, si bien no llega a hablar de cancelación sí se refiere a un posible efecto contrario para los artistas. “Yo creo que en Uruguay, dado el respeto que tiene la política, aquellos que lo expresan saben que corren el riesgo de generar cierta aversión por esa expresión. Lo hacen como un compromiso”.

“Si uno tiene un vínculo o una preferencia por alguno de esos personajes y esos personajes expresan su preferencia por un partido político por lo menos genera una mirada más benévola, si el partido es el que me gusta porque a veces tiene el efecto contrario. Si no es el que me gusta también puede generar rechazo y que alguien diga 'no me gusta más, desde que me enteré de que vota fulano, ya no lo escucho con el mismo cariño'".

Para Pomiés entonces el pronunciamiento del artista le puede restar no necesariamente al voto, sino a la preferencia por el personaje. “Yo creo que no es inocuo, que no necesariamente genera comportamientos hacia un mismo lado y no siempre terminan siendo un beneficio para el que lo expresa”.

¿La cultura a la izquierda?

La noche del debate presidencial hubo música en Estudio 9. Jorge Nasser y Mario Carrero estuvieron entre los selectos 20 invitados del candidato frenteamplista en una noche en la que se pretendía comprar ideas y propuestas de cara a las elecciones. Orsi fue el único que dedicó 20 segundos de su exposición a mencionar una intención cultura. Dijo, por ejemplo, que pretendía “potenciar” las fiestas populares y la “generación de cultura en los territorios”, poniendo énfasis en la descentralización con la que, al menos en papel, acuerdan los candidatos, y apoyar “a quienes generan arte” en “cada uno de los rincones” del país.

Lo que son decenas de personas en las listas del Frente Amplio –principalmente agrupados en el Partido Comunista, el Partido Socialista, La Amplia, el Espacio Celeste y el MPP– se reducen considerablemente en las listas que apoyan al Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto o el Partido Independiente.

“En general lo que suele pasar es que los artistas suelen asociarse a aquellos grupos que tienen ciertas políticas culturales o de cercanía con esos ámbitos de actividad. En este caso, por ejemplo, vemos que muchas figuras apoyan en este caso a la izquierda en Uruguay”, evalúa Pomiés.

También señala que eso es parte "del imaginario" pero "no necesariamente es así". "De hecho tenemos un actor de teatro que siempre dijo que era colorado, no fue novedad, pero entró a la política. Que es Diego Delgrossi", agrega.

Para Eduardo Bottinelli esa tendencia de la pronunciación de algunos artistas hacia la izquierda no es reciente. “Hay toda una cultura que está más próxima a la ideología más izquierda, centro izquierda, que se ha ido reproduciendo. De hecho, hay casos particulares en términos culturales, en que lo extraño es la expresión no de izquierda. Diría que en los últimos años han salido más y han sido más rupturistas, si se quiere".

“Es un tema de formación desde el punto de vista cultural, hay entornos que van reproduciendo unas lógicas vinculadas a la izquierda y que se van fortaleciendo mutuamente. De un lado el foco en lo cultural puesto arriba de la mesa desde la izquierda y a la vez la cultura de una forma también reproduciendo esas mismas posiciones”, sostiene Bottinelli.

El analista señala además un debate que se puso sobre la mesa en este gobierno. "Hubo exposiciones explícitas del oficialismo actual en esa línea, en la línea de que hay una especie de batalla cultural enfocada en esto. Bueno, si se pone arriba de la mesa es porque existía".

En este sentido, el cocinero y comunicador Sergio Puglia –quien figuró en estas elecciones en la lista De Centro– se incorporó en 2023 a la estructura del Partido Nacional como presidente de la Comisión de Cultura. En aquel momento, en entrevista con El Observador consideró que en los últimos años los partidos históricos han "escuchado pasiva y claramente que la cultura es de izquierda o no es cultura”.

“Hay una construcción de parte de los partidos filosóficamente de izquierda que se arroga el derecho a ser los constructores, que ellos son los que tienen la posibilidad, la sensibilidad y la llegada a la gente. Ese relato no es de ahora. Los partidos históricos han mirado para el costado, se han dedicado a otras cosas y dejaron que ese relato se construyera, permea y se filtra con un montón de acciones. Esa permeabilización en el discurso va haciendo tambalear las identidades", declaró en ese momento.

En mayo, Jaime Roos hizo diez shows en el Sodre. Durante la primera presentación estaban en el auditorio el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y la vicepresidente, Beatriz Argimón. Entonces, el cantante le dedicó un momento al presidente: "Gracias por romper la tradición presidencial de no venir a verme".

En setiembre, Yamandú Orsi y Carolina Cosse fueron al Auditorio Nacional del Sodre para presenciar el espectáculo de Mocchi, uno de los artistas que participan, con varios otros, del jingle del Frente Amplio. En medio del concierto, atravesó la platea y le agradeció al “presidente” por estar presente en el show.

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